En el ámbito de la física, se le denomina desfasado a la relación entre dos fenómenos que oscilan con la misma frecuencia pero en una fase diferente. Cuando no se trata de términos físicos, se le llama desfasado a la falta de relación de reciprocidad entre dos objetos; por ejemplo, un vestido está desfasado si no sigue la moda de la época. Según la organización estudiantil Ikama (acrónimo de Ikasleria Martxan), el curso que acaba de comenzar está desfasado respecto al momento en el que vivimos, entiendo. Sin embargo, en mi opinión, el curso que acaba de comenzar es plenamente actual, y las afirmaciones de Ikama tienen más de expresión de voluntad que de análisis; más de lo que les gustaría que de lo que es. Intentaré explicarlo en las próximas líneas, así como que el no tener en cuenta la función estructural de la educación influye en la práctica política y para terminar, me centraré en el aterrizaje de Ikama.
La relación entre la educación y las relaciones productivas dominantes en la sociedad cada época debe ser el punto de partida de todo análisis realizado con perspectiva estratégica. En tiempos de crisis capitalista, esta relación no se rompe, sino que es más visible que nunca, ya que la crisis conlleva la adaptación de todos los ámbitos de la sociedad a un nuevo ciclo de acumulación. Así, no es de extrañar que la composición del trabajo cambie en busca de ámbitos productivos que permitan crear y reproducir valor. Este cambio que se da en la composición del trabajo requerirá, necesariamente, una adaptación en la cualificación de la fuerza de trabajo, con el fin de que haya en el mercado trabajadores que puedan cubrir estos nuevos puestos de trabajo.
Y es ahí donde la educación entra en la ecuación. La educación es un campo idóneo para la intervención de los estados con el fin de contribuir en la inauguración de ese nuevo ciclo. No solo porque permite introducir cambios en las características de cualificación de la fuerza de trabajo (por ejemplo, mediante el desarrollo de determinadas competencias por parte del alumnado debido a los cambios en los programas de estudios y currículum), también porque teniendo en cuenta la edad del alumnado en general, es una época muy propicia para alterar su modelo de vida y sus costumbres. Analizar la naturaleza de esta intervención es un ejercicio interesante, ya que a menudo no se percibe a simple vista. Son respuestas a problemas coyunturales, presentados en apariencia de una necesidad natural. La burguesía, como clase, es capaz de profundizar a través de ellas en su dominación de clase.
Hay que entender los cambios en educación introducidos al inicio del curso en el contexto de la crisis capitalista, y vamos a fijarnos en dos elementos principales: la digitalización y la agudización del control social. Ambas innovaciones se han planteado como respuesta obligatoria a dos problemas que han surgido en el ámbito educativo. Ciertamente, es necesario que los estudios sigan adelante a pesar de que la calidad de la educación varíe, y a pesar de que sea de forma telemática, así como que se respeten las medidas sanitarias, aunque eso conlleve la vulneración de los derechos políticos delos estudiantes proletarios.
Ambas soluciones, presentadas como neutrales ante los dos problemas mencionados, le resultan útiles a la burguesía. Por un lado, con la digitalización de la educación, el alumnado, entre otras cosas, desarrollará competencias digitales y tecnológicas que deberá tener la fuerza de trabajo en un nuevo ciclo de acumulación, para que posteriormente se especialicen. Por otro lado, en la crisis capitalista y ante la proletarización generalizada que esta podría suponer, será necesario educar a las nuevas generaciones de trabajadores en la sumisión más estricta.
Estas dos medidas mencionadas, por tanto, conforman el eje de la ofensiva burguesa actual en la educación. Es decir, a través de ellas, la dominación en la educación se profundiza y se adapta a la coyuntura actual, y por lo tanto, se trata de medidas de plena actualidad.
Volviendo al principio, el hecho de que Ikama considere el nuevo curso desfasado, más allá de ser una mera anécdota, me parece que revela una comprensión de la función estructural de la educación. Demuestra la incapacidad de entender la relación entre las medidas tomadas en el nuevo curso y la dinámica económica causada por la crisis capitalista. Y ello conlleva profundas implicaciones políticas. En la educación, la citada disociación está, precisamente, en la base del proyecto político de la clase media.
El programa político de la clase media consiste en profundizar en el estado de bienestar, y tanto en el ámbito educativo, como en el resto, todo movimiento político y social, toda actuación política y militante surgida en esa dirección, se hace capitalizando y para que sea capitalizada por una vanguardia exterior burocrática. La energía generada se utiliza para reforzar la propuesta del ámbito institucional, mediante las elecciones y en forma de voto, generalmente. A falta de propuestas organizativas para alcanzar los objetivos establecidos, la meta es que la fuerza de la reivindicación sea capitalizada por los partidos institucionales mediante reformas.
Cuando hablo sobre la clase media, como bien haexplicó Manex Gurrutxaga en otro artículo de Gedar Langile Kazeta, me refiero al bloque político que tiene como objetivo profundizar en el estado de bienestar dentro de la democracia burguesa y que está formado por la aristocracia obrera y la pequeña burguesía. Esa alianza es producto de determinadas condiciones históricas: debido al desarrollo capitalista en el centro imperialista, y a la explotación extrema de la fuerza de trabajo en los países periféricos, surgió la posibilidad de hacer ciertas concesiones por parte de la burguesía al proletariado, habiendo alcanzado la burguesía una determinada dimensión de la acumulación de capital. Además, gracias a la lucha del movimiento obrero, la clase obrera consiguió arrebatar a la burguesía cuotas de ganancia, logró mejoras y a menudo hegemonizó culturalmente muchas de esas victorias.
Una vez estallada la crisis capitalista, al agotarse las condiciones históricas que sustentan este bloque político, el desmantelamiento del estado de bienestar es inevitable. Hoy en día, su programa consiste en combatir desesperadamente la descomposición de la clase media y volver a las condiciones económicas y sociales de antes.
Al recordar las formas organizativas predecesoras de Ikama (Ikasleok Zorrotz, Ernai y Gora Ikasleon Borroka), al leer el documento Izpia presentado por Ikama y al observar las acciones de estas primeras semanas, parece que la nueva organización Ikama nace para comenzar a vertebrar el frente educativo en el sector representado por la Izquierda Abertzale Oficialista (IAO) dentro del citado proyecto político en Euskal Herria. Algunos, contra toda evidencia, han querido presentar esta nueva organización como reacción a la extinción del movimiento estudiantil en Euskal Herria, y así, Ikama vendría a cubrir un posible vacío dejado por Ikasle Abertzaleak. Sin embargo, en mi opinión y como bien se señala en el editorial del 13 de septiembre de Gedar Langile Kazeta, «si Ikama ha llenado un hueco, ha sido precisamente el dejado por IA en la estructuración política de IAO y, asimismo, de difusión del programa político de IAO en los centros educativos».
Dicen que la olla se prueba cuando se pone al fuego. En la huelgadel 15 de septiembre de la CAV y en la manifestación del 24 de septiembre enNafarroa, miles de estudiantes trabajadores reivindicamos el control obrero sobre la educación en las movilizaciones convocadas por Ikasle Abertzaleak y apoyadas por UIB (Unión de Fuerzas de la Universidad). No parece que ahí haya ningún hueco; menos aún uno que lo haya cubierto la manifestación convocada por Ikama y Ernai junto a los sindicatos.
Quizá Ikama sea capaz de cubrir ese hueco más adelante, sumando fuerzas con los sectores españolistas que trabajan también en defensa de los intereses de la clase media. Por un lado, el hecho de que Ikama ni si quiera haya mencionado el Gudari Eguna de este año y haya eliminado toda vinculación con el ciclo de lucha anterior, y por otro lado, el acuerdo que realizó EH Bildu con el Sindicato de Estudiantes en víspera de las elecciones, pueden ser indicios de que ya hayan empezado a trabajar en esa dirección.