En recuerdo de la huelga iniciada el 8 de marzo de 1908 por 129 mujeres costureras en la fábrica de Sirtwood Cotton (todas asesinadas), la militante comunista Clara Zetkin presentó en 1910 la propuesta de declarar ese día como Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras. Fue en la Conferencia Internacional de la Mujer Trabajadora. Con ello, de la mano de las muchas luchas que estaba librando el movimiento obrero (y en concreto las mujeres trabajadoras), le dieron centralidad a una reivindicación: querían hacer frente a una prohibición que negaba a las mujeres como sujeto político; la prohibición de votar. Ligada a la lucha por el socialismo, se fijó así una fecha para reivindicar los derechos políticos de las mujeres, y fue por iniciativa de las mujeres comunistas. Es contrario a la justicia que, 115 años después, se intente quitar al 8 de Marzo el sentido político que tenía originalmente.
Todavía hoy son sistemáticas y estructurales las trabas adicionales que tenemos las mujeres trabajadoras para luchar por nuestras condiciones de vida, así como los mecanismos para apartarnos de la vida política. Esto tiene un sinfín de caras: la negación total de derechos políticos en los sectores laborales feminizados o estar encaminadas frecuentemente a sectores que dificultan la organización política; el arrinconamiento y aislamiento en el hogar y en el cuidado de nuestras allegadas; el menosprecio social...
Por si fuera poco, las mujeres militantes que hemos decidido posicionarnos por el socialismo nos encontramos también con algunos obstáculos extra: que figuras diversas cuestionen y menosprecien el valor de nuestra elección política, reproduciendo las tendencias sociales más misóginas. "Las novias de los comunistas", cuántas veces nos habrán llamado así en algunos sectores, como si las mujeres comunistas no tuviéramos la capacidad de tener ideas políticas por nuestra cuenta, de reflexionar, de desarrollarnos y de hacer una elección política. O que, incluso en el entorno más cercano, se nos vea y nos autoreproduzcamos muchas veces como miembros que necesitan ayuda, la aceptación de alguien o un empujón. Aunque parezca mentira, la lucha por visibilizarnos y ser reconocidas como sujetos políticos plenamente capaces sigue teniendo más aspectos de lo que creemos.
Es hermoso recordar las entrañas históricas del 8 de Marzo. Y será hermoso, un año más, salir a la calle y extender entre las mujeres trabajadoras un claro llamamiento a la lucha: contra el machismo, contra el auge reaccionario y fascista, contra el sistema capitalista que nos mantiene subyugadas a las mujeres trabajadoras, por un nuevo modelo de sociedad para acabar con todas las opresiones. Es lo que reivindicaremos mañana en las movilizaciones organizadas por la Organización Socialista de Mujeres Itaia. ¡Las mujeres trabajadoras, en primera línea!