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En este espacio he hablado hace poco de la infravaloración que sufrimos las mujeres comunistas como sujetos políticos. Y mira por dónde, justo ha coincidido con que Iñaki Soto, director de Gara, ha salido a ratificar ese hecho (y otros). Por alusiones: Soto ha intervenido en el programa Faktoria. Podríamos hablar de la incapacidad que ha demostrado para entender las ideas políticas más básicas que emanan de una perspectiva de clase, o de su falta de voluntad para intentar comprender de forma sincera la labor del Movimiento Socialista. Pero es especialmente denunciable el paternalismo que ha ejercido contra el trabajo del Movimiento Socialista y, en concreto, contra Itaia.

Soto ha intentado dar clases magistrales. Dice que, al reivindicar la construcción del socialismo como vía política de liberación, "no miramos a la historia" y que "la historia del futuro" nos demostrará que él tiene razón. O que las miembros del Movimiento Socialista "ni siquiera trabajamos", porque en muchos casos tampoco tenemos "edad para trabajar"; y que por tanto, directamente, no somos "trabajadoras". Quizá ha olvidado que el propio Marx decía que la condición de obrera no se limita a disponer de un trabajo asalariado. Pero no voy a entrar en eso.

En definitiva, Soto ha vuelto a hacer propaganda basura contra el proyecto político comunista al estilo de los referentes más reaccionarios; y a las militantes comunistas, especialmente a las mujeres comunistas, nos ha infantilizado por completo, siguiendo las posiciones más machistas y paternalistas. Se ha referido a la posibilidad de una "crítica de clase" pero, al mismo tiempo, ha tratado de ridiculizar a las militantes y a un movimiento que intenta construir un trabajo político consecuente con dichas críticas. Apreciamos tus lecciones, señor Soto, pero si algo ha demostrado la historia a la que te refieres es, como recordó Itaia el 8 de Marzo, que el camino hacia la liberación de las mujeres trabajadoras, desde luego, no vendrá de la mano de partidos institucionales como el que tú representas ni del marco de comprensión en el que se basan.

Hay algunas cuestiones en las que estoy de acuerdo con Soto: "las palabras deben tener un significado" y "las cosas necesitan un cambio; necesitan realismo". Hablemos, entonces, de cambio y de realismo: para hacer frente al sistema que condena a millones de mujeres trabajadoras a la miseria en todo el mundo, la única opción real es hacer análisis de clase rigurosos, ser consecuentes con esos análisis y organizar potentes instrumentos de lucha; y, en esto, es imprescindible también la independencia ideológica de clase, como nos han recordado las últimas declaraciones de Soto. No hay duda de lo difíciles que son estas tareas y los retos que tenemos delante, pero no sucumbamos en discursos tan derrotistas como el suyo. Con determinación, sigamos manteniendo y poniendo las bases que harán posible la revolución socialista. "La historia responderá" a cada uno.

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