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Decía Pedrosa con orgullo que con este histórico acuerdo se han puesto en el centro las necesidades del alumnado. Durante los últimos días, hemos sabido que ha encontrado una curiosa manera de conseguirlo: parece ser que, en lugar de contratar más docentes para cubrir las horas lectivas que nos han reducido, habrá que reorganizar las horas de los centros. En la mayoría de casos, deberán quitar de los recursos destinados a mejorar la atención al alumnado: desdobles, segundo docente en el aula, proyectos para fortalecer la capacidad lingüística, etcétera.

La verdad es que ya deberíamos estar acostumbradas. En Educación se repite como un mantra "las necesidades del alumnado, en el centro", mientras se hace lo contrario. ¿Acaso nos hemos parado a pensar qué es lo que necesitan nuestros alumnos y alumnas?

Nuestro alumnado pertenece a una generación nacida en plena crisis, la mayoría no puede ni soñar con unas condiciones de vida de calidad. Sus referencias son influencers que les enseñan el estilo de vida que nunca tendrán y les dicen que son responsables del modo de vida que llevarán. Y en las horas en las que están viendo eso, llega a sus ojos todo tipo de violencia: imágenes en directo de un genocidio, una violación grupal. Nuestro alumnado esta creciendo y educándose en una época donde empresas de desocupación expulsan a familias de sus casas y una banda de payasos señala a las personas migrantes en nombre de la falta de seguridad.

Pues no, nuestro alumnado no necesita estar rodeado de pantallas también en los institutos. Ni que la escuela fomente el emprendimiento empresarial. Los alumnos no necesitan tener que pedir permiso para ir al baño. No necesitan que se llame a la Policía cuando, quienes denuncian los problemas del sistema educativo, hacen propaganda política. Tampoco necesitan que se pongan cámaras con la excusa de la seguridad en las escuelas. Lo que necesita esta generación no es escarmiento. Ni tampoco purpurina sostenible para hacer más amable la cruda realidad. De todo lo que hacemos en las escuelas es poco, demasiado poco, lo que el alumnado obrero necesita.

Si algo necesitan los alumnos y alumnas de clase trabajadora es un proceso educativo que les de herramientas para analizar de manera crítica la realidad y les ayude a poder tomar el control de sus vidas. Y no la charlatanería de quienes toman decisiones en sentido contrario. Hay que tener la cara de cemento para decir eso mientras, lejos de poner en el centro las necesidades del alumnado, imponen medidas que hacen imposible atender al alumnado.

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