Decía Thatcher en 1987: “There is no such thing as society. There are individual men and women”. Con la desintegración del bloque soviético, la materialización de los intereses individuales prevaleció por encima de la lucha contra los problemas compartidos. Así, la esfera social se limita al individuo: cada persona se convierte en responsable de sí misma, y las decisiones sobre cada una de ellas empiezan y acaban en el individuo.
Al mismo tiempo, en las décadas de los 70 y 80 se sitúa acontece una revolución cultural por la que ciertas prácticas, hasta entonces prohibidas legal y socialmente, se empezaron a normalizar y aceptar (la homosexualidad, los divorcios, la sexualidad de la mujer, etc.). La sexualidad adquirió una gran centralidad, y ese viraje en los valores y reglas sexuales y morales caracterizaron aquellos años como una para “época de liberación sexual”. Es en esas década, asimismo, cuando aparece el lema my body, my choice (mi cuerpo, mi decisión), el cual establece la materialización de los derechos de las mujeres como derechos autónomos e ilimitados de los individuos.
A pesar de presentarse como herramienta para el empoderamiento y camino hacia la materialización de derechos individuales, esa última idea de “mi cuerpo, mi decisión” se presenta como defensa de una falsa liberación sexual. Así, para empezar, se establece la individualidad por encima de la sociedad, sin tener en cuenta las consecuencias que esos derechos individuales pudieran tener sobre el resto de mujeres trabajadoras. Además, eso mismo se ha convertido en la base de la cultura hegemónica, homogeneizando la diversidad que esa voluntad individual tendría que tener en su base e incorporándola a la lógica del mercado. En ese sentido, la sociedad capitalista se ha apropiado de los cambios sociales y culturales de la época, adaptándolos a sus propios intereses, en la medida en que son instrumentales para el aumento de beneficios y la perpetuación de la opresión de las mujeres.
La consecuencia directa de todo ese planteamiento ha sido la legitimación de esa sexualización oprimente. De hecho, en la sociedad hipersexualizada en la que vivimos esa falsa idea de liberación sexual ha servido para reforzar la imagen de objeto sexual de las mujeres.
Es en las décadas de los 70 y los 80 cuando aparece el lema "my body, my choice" (mi cuerpo, mi elección), el cual establece la materialización de los derechos de las mujeres como derechos autónomos e ilimitados de los individuos
¿Qué vemos en las redes sociales?
En 2024 por lo menos 5.000 millones de personas tenían redes sociales (más del 60% de toda la población). Estos recursos digitales son de fácil acceso y están ampliamente disponibles. Además, en el ámbito digital, en Facebook, Instagram, TikTok o X, observamos una tendencia hacia contenidos visuales, teniendo cada vez más importancia las fotos y los vídeos. Por ello, la industria sexual también ha adaptado su estructura y oferta, adaptándose a estas nuevas tecnologías y formas de difusión: uso de vídeos más cortos, etc. Es por ello que los espacios que en origen no eran pornográficos o no se crearon expresamente con ese fin se han llenado de contenido sexual o pornográfico. Uno de los espacios más relevantes en ese sentido es la plataforma OnlyFans (OF).
Respecto a las redes sociales, es complicado saber cuál es el porcentaje de contenido pornográfico frente al total del contenido publicado. La única manera de hacer una estimación sería analizar el contenido que las redes eliminan propiamente por esa razón. Recodemos que las imágenes y los vídeos de naturaleza sexual están prohibidos en esas aplicaciones y que el trabajo de los moderadores es eliminar ese tipo de contenido.
Los espacios que en origen no eran pornográficos o no se crearon expresamente con ese fin se han llenado de contenido sexual o pornográfico
En Facebook, el 33,30% de las publicaciones intervenidas en el primer trimestre de 2023 lo fueron por “desnudez y actividad sexual de mayores de edad”. En Instagram el porcentaje de ese contenido es menor, exactamente del 20,81%. En el caso de TikTok, la mayoría del contenido eliminados (30,6%) lo fueron por cuestiones relacionadas con la protección de menores, lo cual engloba, entre otros, la desnudez y actividad sexual de menores (16,89%), el grooming (0,85%) o la explotación sexual de menores (0,7%). En cuanto a mayores de edad, el 14,7% son de contenido sexual, siendo entre ellos el 9,18% actividades sexuales y 5,51% explotación sexual.
Estos porcentajes solo ofrecen información superficial; por una parte, porque solo se refieren al contenido moderado y porque la mayoría de los contenidos escapan de ese control. Y, por otra parte, porque a la hora de interpretar esos porcentajes también se debe tener en cuenta la cantidad de imágenes subidas a redes. Es más, debemos entender que las redes sociales también son empresas. Mientras no se pongan en duda sus beneficios, están dispuestas a aceptar cualquier contenido. En ese sentido, es muy esclarecedor lo expresado por Arturo Béjar (exingeniero de META) en el programa “Redes sociales: La fábrica del terror”. En palabras suyas, a pesar de que el propio Mark Zuckenberg es conocedor de la tasa de suicidios de menores y las consecuencias de las redes, este ha renunciado a tomar ninguna medida.
Sin embargo, aparte de ese contenido sexual explícito, las redes también tienen un gran impacto en esa psicología de masas que refuerza la imagen de la mujer como objeto sexual, sobre todo en lo que se refiere al canon estético . De hecho, las redes son un medio extraordinario para incidir en la cultura de la sociedad y la publicidad perfecta para grandes industrias. Así, se han expandido inadvertidamente varios trends (tendencias) entre la juventud, entre los que cabe mencionar ejemplos como “solo soy una chica” o “body count” (número de personas con las que has tenido relaciones sexuales), los cuales solo refuerzan los roles de género.
Al mismo tiempo, también es publicidad para las industrias que se enriquecen a costa de las inseguridades de las mujeres. Entre ellas podemos mencionar, por ejemplo, las industrias de cosméticos, de operaciones estéticas y médico-estéticas, y dietéticas. A pesar de que su presencia no sea evidente, aparecen de forma implícita en muchos vídeos y son parte, de alguna manera, del estilo de vida que según las redes debería tener la juventud.
Aparte de contener contenido sexual explícito, las redes también tienen un gran impacto en esa psicología de masas que refuerza la imagen de la mujer como objeto sexual, sobre todo en lo que se refiere al canon estético
En primer lugar, es importante mencionar el cuidado de la piel. De hecho por encima de la gran presencia que ha tenido el maquillaje hasta ahora, el cuidado de la piel es líder en la industria cosmética hoy en día. Concretamente, los cuidados de la piel tienen una cuota de mercado del 42% en el sector de la belleza. En las redes son comunes las llamadas rutinas de cuidado facial, diferentes para mañana y noche, claro; y poco a poco los baños de todo el mundo se han llenado de productos para la piel. Además, en los últimos meses han empezado a predominar las máquinas de luz LED para la cara, ya sean de lujo, ya sean compradas en Shein. Aunque hasta ahora la cosmética solo se asociase con la belleza, cada vez se escucha más el argumento de la salud (la crema solar es dueña y señora en esas rutinas), y también se vende como vía para hacerle frente al envejecimiento (ingredientes como el retinol y la vitamina C están en boca de todas las personas).
También vinculado al envejecimiento nos aparece el tema de la medicina estética. Según los datos del 2023 del SEME (Sociedad Española de Medicina Estética), el 20% de las personas jóvenes de entre 16 y 25 años se ha realizado algún tratamiento estético. Los tratamientos más comunes son el bótox y el ácido hialurónico, pero también hay una versión más saludable, y muchas personas optan por inyectarse vitaminas o plasma.
Y las personas que quieren cambios más drásticos recurren a operaciones estéticas. La mayoría de las que se hacen en el Estado (85%) se realizan a mujeres. Entre ellas destacan operaciones de aumento de pecho, liposucción y elevación de pecho, siguiendo el canon vigente en cada época. Por otro lado, la pornografía también ha incidido en este ámbito, y se han extendido prácticas como la vaginoplastia y blanqueamiento de ano.
Según los datos del 2023 del SEME, el 20% de las personas jóvenes de entre 16 y 25 años se ha realizado algún tratamiento estético
Por último, a pesar de que hasta ahora haya estado de moda un cuerpo más curvy, hoy en día se está imponiendo la delgadez. Por lo tanto, las redes también promueven esa delgadez extrema, dejando de lado la salud. Antes se podían encontrar ejercicios de glúteo en cualquier lado. Ahora, se están difundiendo tipos de movimientos para adelgazar cada parte del cuerpo y trucos para adelgazar sin esfuerzo (spoiler: no comer). Además, de repente las redes se han llenado de deportistas: sean personas que pasan todo el día haciendo deporte y hacen dos maratones al mes, sean personas que están haciendo su cambio físico. También se pueden encontrar otras tendencias extremas: por ejemplo, enseñar cómo esconder un trastorno alimentario (por ejemplo, la bulimia), y que cada persona comparta sus experiencias y trucos. Arturo Béjar dice en esa entrevista que uno de cada siete menores se siente mal consigo mismo después de estar en Instagram.
Una nueva investigación confirma la estrecha relación de los trastornos alimentarios con las redes sociales: cuanto más se utilicen las redes sociales, más posibilidades hay de desarrollar un trastorno alimentario
Es por ello que los casos de trastornos alimenticios (anorexia, bulimia…) están aumentando. Hoy en día, el 70% de las mujeres jóvenes (de entre 12 y 24 años) se identifican con uno de esos trastornos. En algunas ciudades están abriendo unidades de salud especiales para tratar estos casos; por ejemplo, en Álava, donde desde 2019 se han duplicado los casos. Una nueva investigación confirma la estrecha relación de estos trastornos con las redes sociales: cuanto más se utilicen las redes sociales, más posibilidades hay de desarrollar un trastorno alimentario. De hecho, estar en constante exposición a cuerpos que cumplen el canon nos hace compararnos y no estar a gusto con nuestro cuerpo. Además, esas enfermedades empiezan cada vez antes: la edad media ha bajado de 14 a 12 años.
Los llamados influencers tienen un rol importante en todo esto, ya que materializan todo lo explicado hasta ahora. Son parte del día a día de los consumidores, la gente los tiene como ejemplos a seguir o como cercanos, y se toma en cuenta lo que ellos hagan. Aun así, tenemos que tener en cuenta que no son más que marketing humano para vender los productos de las empresas y que constantemente sacan tajada individual mediante sus imágenes sexualizadas. Además, establecen un ideal que nadie puede alcanzar: viajes, vidas perfectas, cuerpos esbeltos…
Todo eso es especialmente peligroso en el caso de las menores. De hecho, a pesar de que las redes sociales establezcan una edad mínima para ser usadas (por ejemplo, en Facebook, Instagram o TikTok es de 13 años), no hay suficiente control y cualquiera puede crearse un perfil. En TikTok, por ejemplo, en el primer trimestre de 2023 se eliminaron 16 millones de cuentas, debido a que pertenecían a menores de 13 años. El 41% de sus usuarios tienen entre 16 y 24 años. Para la juventud, el acceso es fácil, y empiezan a normalizar lo que ven a una edad cada vez más temprana (recordemos también que la edad de exposición a la pornografía ha bajado a los 8 años).
Además, estas redes (X, TikTok, Instagram, Reddit…) son puente a otro tipo de plataformas, pues en ellas se normalizan espacios digitales (como Onlyfans) que llevan la sexualización al extremo. No es casualidad que de vez en cuando en la “lupa” aparezcan esas conversaciones que se hacen en Callao: “¿Cuántos años tienes? 17. ¿Cuánto dinero tienes? 200.000 euros. ¿De dónde has conseguido tanto dinero? De la página azul”. No dicen el nombre, pero es clara publicidad de OnlyFans.
En el Estado español el 96% de quienes participaron en la encuesta conoce la plataforma OnlyFans, y el 87% ha admitido utilizarla. Además, el 7% ha declarado que ha creado contenido para esa web. Según la Federación de Mujeres Jóvenes, el Estado español es el quinto estado con más creadores de contenido
OnlyFans: no es oro todo lo que reluce
OnlyFans es una plataforma que, en comparación con las anteriores plataformas, se distingue por estar compuesta casi exclusivamente de contenido pornográfico. Esa ha sido su mayor innovación. Esta página web creada en el año 2016 funciona mediante micromecenazgos: los creadores suben sus materiales y, a cambio, sus seguidores o fans hacen un pago mensual. En origen, se diseñó para otros usos; por ejemplo, para producción artística. Sin embargo, ha tenido políticas muy laxas respecto a la difusión de contenido sexual, y hoy en día se ha convertido en una de las principales plataformas de la industria sexual, especializándose en ese ámbito. A pesar de que en la plataforma se puede encontrar también otro tipo de contenido, la mayoría de su contenido es sexual. Está claro que la empresa ha apostado por esa industria; así lo demuestra que Leonid Radvisky, creador de una empresa de streaming de pornografía ha comprado el 75% de esta en 2018.
Es remarcable la relevancia que tomó la plataforma en la época del Covid: pasó de tener 29 millones de usuarios en 2019, a 120 millones en 2020. Hoy por hoy, cuenta con 304 millones de usuarios y más de 3 millones de creadores. Por otro lado, la plataforma recibe en torno a 302 millones de visitas al mes. Está claro que en nuestra sociedad también ha tenido una difusión considerable. Según una investigación realizada por la empresa ESET, en el Estado español el 96% de quienes participaron en la encuesta conoce la plataforma, y el 87% ha admitido utilizarla. Además, el 7% ha declarado que ha creado contenido para esa web. Según la Federación de Mujeres Jóvenes, el Estado español es el quinto estado con más creadores de contenido, de los cuales el 97% son mujeres .
OnlyFans gana el doble que el gigante del porno Aylo (empresa dueña de PorHub, RedTube, YouPorn y Xtube)
Detrás de ese crecimiento podría haber múltiples razones. Para empezar, debemos entender que cada vez más interacciones sociales ocurren en el ámbito digital, y, claro, el sexo no será excepción. Además, el contexto económico, cultural y social que vivimos lo ha posibilitado. Tenemos vidas cada vez más precarias, en época de crisis el sistema de ayudas públicas también se está debilitando, y se difunden falsos mensajes de que allí se puede conseguir una cantidad de dinero notable de manera sencilla.
Respecto al perfil de usuario, el 69% son hombres de entre 35 y 44 años. Según una investigación de EEUU, la mayoría están casados, son blancos y de clase media-alta. En el caso quienes crean contenido, el 97% son mujeres (esa misma investigación de EEUU concluyó que tienen entren 20 y 39 años). La plataforma atrae sobre todo a mujeres jóvenes y menores de edad, debido a que ofrece la posibilidad de conseguir dinero de forma fácil y rápida.
A pesar de que OnlyFans se haya dado a conocer como vía fácil para obtener beneficios, hay una brecha considerable entre unas cuentas y otras. Las grandes cuentas pueden ganar hasta 100.000 dólares mensuales, pero las cuentas promedio ganan en torno a 150 dólares de media (es una estimación, pues no es fácil conocer los datos reales). Así, se observa una gran concentración de los beneficios: las cuentas de mayor nivel, el 10%, consiguen el 70% del negocio anual, mientras que la mayoría de cuentas gana muy poco. Dicho de otra manera, hay unas pocas personas que tienen muchos fans y, por lo tanto, muchas personas que tienen muy pocos fans. Además, esa no es una información que difundan por redes.
Aun así, las personas que crean el contenido se benefician del 80% de esa remuneración, ya que la empresa recibe el 20% restante. Cabe mencionar que a medida que empiezas a ganar dinero, la empresa hace un seguimiento para valorar cómo explotar mejor tu cuenta (y, por ende, cómo explotarte mejor a ti), para así mejorar sus beneficios a costa de las personas que crean contenido. En 2024, los ingresos de la empresa han sido de 6.300 millones de dólares. Una curiosidad: OnlyFans gana el doble que el gigante del porno Aylo (empresa dueña de PorHub, RedTube, YouPorn y Xtube).
Se puede decir que la página azul es la forma innovadora de esas plataformas pornográficas y, de momento, ese carácter novedoso hace posible eludir las redes y cadenas de mando arraigadas en la pornografía tradicional. Por eso lo han vendido como espacio seguro, ya que, de alguna manera, eres tú quien se explota a sí misma y, teóricamente, quien puede poner límites. Eso dice, por ejemplo, la exactriz porno, Mia Khalifa, la cual abandonó la pornografía tradicional debido a un contrato abusivo y defiende su cuenta de OF como camino hacia el empoderamiento. Aun así, también han empezado a aparecer agencias de management mafiosas en la plataforma. Además, lo de la libre elección tampoco es verdad, ya que según una investigación de EEUU, el 30% de las personas que crean contenido en OnlyFans se sienten presionadas por parte de la plataforma, ya que reciben amenazas por correo, diciéndoles que si no crean contenido, les cerrarán la cuenta. A esa presión hay que añadirle la demanda de los usuarios de que se suba material personalizado continuamente. Hay que tener en cuenta que los usuarios quieren nuevo contenido constantemente (no quieren ver siempre lo mismo), lo que conlleva que se vayan difuminando esos supuestos límites establecidos. A su vez, al no tener contacto directo, quienes crean contenido no perciben ningún peligro grave, y los usuarios no sienten ninguna culpa. Todo eso facilita la aceptación de estos formatos.
Según una investigación de EEUU, el 30% de las personas que crean contenido en OnlyFans se sienten presionadas por parte de la plataforma, ya que reciben amenazas por correo, diciéndoles que si no crean contenido, les cerrarán la cuenta. A esa presión hay que añadirle la demanda de los usuarios de que se suba material personalizado continuamente
No se puede creer, además, que trasladar la violencia del ámbito físico al digital no tenga las mismas consecuencias terribles. La mencionada investigación de EEUU indica, asimismo, que un 34% de los participantes sufre consecuencias físicas y psicológicas: ansiedad, depresión, baja autoestima, miedo, vergüenza… Como ya se ha dicho, esta es una plataforma nueva, pero, si tenemos en cuenta cómo ha afectado la pornografía tradicional a las mujeres que se han dedicado a ello, constatamos que muchas de ellas no han tenido una buena vida al salir de dicha industria. Recordemos que de noviembre del 2017 a enero del 2018 (en tres meses) por lo menos cinco exactrices se suicidaron o murieron por sobredosis. Muchas siguen recibiendo amenazas de violación y muerte, y no han encontrado otro trabajo y/o no tienen oportunidad de tener relaciones sociales “normales”. Sufren una deshumanización total. Las consecuencias a corto plazo ya son evidentes hoy en día, pero están por ver los problemas que generará a las personas creadoras de contenido sexual en tanto que perdure la huella digital.
Para acabar, no se puede dejar sin mencionar la participación de las personas menores en esta plataforma. Según Save the Children, en el Estado español siete de cada diez consumen estos contenidos sexuales. La cadena BBC también lo afirma de forma clara: OF no cuenta con un control eficaz que evite que las personas menores de edad puedan crear una cuenta. Así, son muchas las personas menores (de 12, 13, 15… años) que se crean cuentas bajo una identificación falsa y han vendido sus imágenes. Pero, además, también aparecen en las cuentas de adultos. Ese contenido es a veces subido por las personas menores, pero otras veces se ha publicado en contra de su voluntad (a través de amenazas, porque les han sustraído las imágenes, o por lo que sea). Es más, también han aparecido casos de explotación sexual y trata de menores, al encontrarse vídeos de personas menores desaparecidas.
En el caso de las mujeres, la cultura de la hipersexualización promueve la autosexualización como vía para conseguir la aceptación social. Por lo tanto, bajo el pretexto de la libertad sexual, se normaliza y acepta esa imagen de las mujeres como objeto sexual
Una rueda sin fin
Está claro que la mercantilización de la sexualización de las mujeres tiene consecuencias psicológicas, físicas y sociales graves. Al fin y al cabo, las plataformas digitales se han introducido en nuestro día a día, y, de alguna manera, también creamos nuestra identidad mediante ellas. En el caso de los y las adolescentes, esto es especialmente sangrante, ya que afectan a su desarrollo psicológico, y la identidad digital está tomando cada vez mayor importancia. En la actualidad nos relacionamos mediante ella, aprendemos mediante ella, proyectamos nuestra vida mediante ella y, claro, expresamos nuestra sexualidad mediante ella.
Así, en el caso de las mujeres, la cultura de la hipersexualización promueve la autosexualización como vía para conseguir la aceptación social. Por lo tanto, bajo el pretexto de la libertad sexual, se normaliza y acepta esa imagen de las mujeres como objeto sexual. Según una investigación de Valencia, cuatro de cada diez personas creen que el contenido sexual compartido por plataformas digitales es aceptable. Al mismo tiempo, esa autosexualización permite enriquecerse a empresas y personas concretas.
Es decir, vivimos en un contexto en el cual se da un empeoramiento de las condiciones laborales, los precios aumentan y hay una imperante inestabilidad laboral, contexto que se ve aún más agravado en el caso de las mujeres trabajadoras. Así pues, el Capital debe seguir garantizando sus ganancias y, por tanto, abre nuevas vías de producción y/o refuerza los mercados que le son rentables. Para ello, utiliza y refuerza la psicología de masas, es decir, que las mujeres sean sujetos de segundo grado y que estén así socializadas. Todo esto, en vez de llevarnos a una liberación sexual real, ahonda en la opresión de las mujeres trabajadoras.
Venden la cosificación que culturalmente viven las mujeres como empoderamiento por medio de utilizar dicha cosificación para su provecho. Al contrario, lo que sucede es que se la mujer queda totalmente deshumanizada, y que los mercados usan su cuerpo para su propio beneficio económico
Previamente se ha explicado qué influencia tienen en esa psicología de masas diferentes plataformas y cómo se perpetúa ese imaginario de objeto sexual. Pero, además, detrás de ello existen claros intereses económicos. En primer lugar, influencers y creadores de contenido pueden ganar miles de euros a cambio de una sola publicación (se cree que María Pombo, por ejemplo, puede ganar 7.500€), y más aún si son campañas largas. En segundo lugar, las ganancias de las empresas que son objeto de publicidad también son enormes (las empresas que son líderes en cosmética, por ejemplo, están batiendo récords de ingresos de año en año). Por último, las redes sociales como otras plataformas también están obteniendo ganancias de todo ese contenido que se publica ahí.
La idea de liberación sexual explicada al principio tiene mucha relación con todo esto. De hecho, como se ha visto, esta pretendida liberación solo sirve para reforzar las estructuras de poder en vigor y, de alguna manera, presenta la falsa ilusión de poder elegir libremente. Se les dice a las mujeres que tienen un capital erótico que se puede explotar, y que si quieren se pueden enriquecer mediante él, y, al mismo tiempo, se crean subjetividades que lo aceptarán. Al fin y al cabo, nos venden que la cosificación que culturalmente viven las mujeres se traduce en empoderamiento si se utiliza para su propio provecho. Al contrario, lo que sucede es que se la mujer queda totalmente deshumanizada, y que los mercados usan su cuerpo para su propio beneficio económico.
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