ACTUALIDAD EDITORIAL IKUSPUNTUA CIENCIA OBRERA COLABORACIONES AGENDA GEDAR TB ARTEKA

(Traducción)


Hoy por hoy es evidente que, aunque a la patria se la considere única, sus significados son numerosos. La patria podía adquirir tantos sentidos como agentes, organizaciones y partidos que se han pronunciado en el Aberri Eguna, incluso podría ser lo que uno mismo siente si no hubiera un consenso más amplio. Hay, sin embargo, una comprensión general de la patria, compartida, y aunque poco precisa, propia de toda interpretación. Quien habla de la patria dice algo de sus orígenes, tiene una historia en su recuerdo o el euskera en labios, defendió la casa materna y creó enemigos su identidad, es tradicionalista, proletaria o ilegal. Es decir: una u otra definición de patria, quizá todas, suelen tener elementos comunes entre los que los más frecuentes son la lengua, el origen histórico, el territorio y la estructura socioeconómica. A grandes rasgos todos consideramos igual o parecido a la patria, sin embargo, no coincidimos en el detalle. Por eso no hemos podido unirnos en el día de hoy.


Cada uno por su lado celebra y reivindica el Aberri Eguna, porque no todos los vascos tenemos el mismo propósito: vivimos diferente el pueblo, sus riquezas y miserias, y le deseamos una suerte diferente para que pierda unas cosas y traiga otras nuevas. Por consiguiente, si habláramos de una sola patria, la cosa está dividida, pues muchos de los que la componemos estamos enfrentados. Si nos alejamos de la abstracción, notaremos, por ejemplo, una oposición directa entre múltiples proyectos nacionales, al menos más real en el día a día. Porque hay una Euzkadi, y Euskadi también, hay una Euskal Herria sin adjetivo y un Pueblo Trabajador Vasco, o el motivo puro: la clase trabajadora vasca. Todas son, en cierto modo, el reconocimiento de ciertos rasgos identitarios (de la nación existente) y la declaración de intenciones de una futura comunidad o Estado (del posible desarrollo de la nación). Así pues, todos son proyectos nacionales que tienen en cuenta elementos parecidos, pero los fines de estas voluntades no tienen nada que ver entre sí. Los proyectos nacionales pueden ser, además, antagónicos: el proyecto nacional de EAJ-PNV, actualmente vigente, es posible en el Estado burgués español (y sólo es posible en ese estado), mientras que el proyecto nacional de los comunistas vascos supone una ruptura con los Estados español y francés. Uno u otro será en el futuro, y uno u otro no será patria de todos.


Por tanto, los comunistas debemos desarrollar un concepto concreto de patria (como una teoría de la nación), para que argumentemos con claridad que a los elementos constructivos de la nación les es inherente una oposición real: la oposición de clase. Y, además, debemos defender enérgicamente que lo importante es el proyecto nacional que tiene cada uno. Porque el sentido del pasado reside, en definitiva, en este momento que vivimos y el presente en el futuro. Por eso, para los comunistas un proyecto nacional es justo sólo si puede asegurar la libertad política de los trabajadores vascos, así como de toda la clase obrera. Es decir, si puede sumarse a la emancipación universal de la clase trabajadora. Con la ilusión de una nueva unidad, nuestra elección está hecha: el Estado Socialista Vasco.