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Un gendarme ha asesinado a un joven de 17 años llamado Naël de un disparo en el abdomen en la localidad francesa de Nanterre. Según la versión policial difundida por los grandes medios de comunicación, el joven intentó atropellar con su coche a la policía, que le disparó "inevitablemente" a modo de autodefensa. A las pocas horas, sin embargo, quedó patente la farsa de la versión oficial gracias a las imágenes violentas que grabó un testigo de los hechos y difundió en las redes sociales. De nuevo, la policía está utilizando la violencia contra las amplias masas y asesina a los pobres, mientras los medios de comunicación mienten y el aparato estatal garantiza la impunidad.

Los gestos de solidaridad con Naël y sus allegados han recorrido toda Francia y miles de personas han tomado las calles. En varias ciudades también han arremetido contra comisarías de policía y ayuntamientos, probablemente con la intención de atacar a los responsables directos de la violencia que sufren a diario y del asesinato de Naël. Las calles se han llenado de rabia e impotencia. Parece que las masas amplias tratan de hacerse con la propiedad y el control de las calles y del mundo que se les ha negado, aunque sea durante unos pocos días, pocas horas o minutos. Parece una reivindicación de la dignidad que les ha sido negada violentamente.

La crisis está agudizando la miseria, los estados están cada vez más violentos contra el proletariado y amplias masas, a falta de referentes políticos, están deseando ver señalados y angustiados a los responsables del actual mundo. Los partidos de izquierdas, mientras, se muestran atareados preparando unas elecciones en las que no participa ni la mitad de la población y soñando con hacerse con la gestión de las instituciones. Por eso hablan del modelo policial: porque saben que, aunque en algún momento lleguen a gobernar, la policía va a seguir en lo esencial igual y sus políticas se van a limitar a algunas adaptaciones superficiales.

La policía vive para la defensa de la burguesía y la dominación de la clase obrera; es la defensa armada del capitalismo y del Estado. Si no, que les pregunten su opinión sobre el modelo policial de la izquierda a los huelguistas del metal de Cádiz o a las miles de familias a las que les han quitado la vivienda con el objetivo de dárselo al banco. Este es el verdadero modelo de la izquierda: políticas llenas de mentiras, falsas promesas y apariencias para intentar ocultar la miseria. Y por eso hablan los comunistas de revolución y socialismo.

Los gestos de solidaridad con Naël y sus allegados han recorrido toda Francia y miles de personas han tomado las calles. En varias ciudades también han arremetido contra comisarías de policía y ayuntamientos, probablemente con la intención de atacar a los responsables directos de la violencia que sufren a diario y del asesinato de Naël. Las calles se han llenado de rabia e impotencia. Parece que las masas amplias tratan de hacerse con la propiedad y el control de las calles y del mundo que se les ha negado, aunque sea durante unos pocos días, pocas horas o minutos. Parece una reivindicación de la dignidad que les ha sido negada violentamente.

La crisis está agudizando la miseria, los estados están cada vez más violentos contra el proletariado y amplias masas, a falta de referentes políticos, están deseando ver señalados y angustiados a los responsables del actual mundo. Los partidos de izquierdas, mientras, se muestran atareados preparando unas elecciones en las que no participa ni la mitad de la población y soñando con hacerse con la gestión de las instituciones. Por eso hablan del modelo policial: porque saben que, aunque en algún momento lleguen a gobernar, la policía va a seguir básicamente igual y sus políticas se van a limitar a algunas adaptaciones superficiales.

La policía vive para la defensa de la burguesía y la dominación de la clase obrera; es la defensa armada del capitalismo y del Estado. Si no, que les pregunten su opinión sobre el modelo policial de la izquierda a los huelguistas del metal de Cádiz o a las miles de familias a las que les han quitado la vivienda con el objetivo de dárselo al banco. Este es el verdadero modelo de la izquierda: políticas llenas de mentiras, falsas promesas y apariencias para intentar ocultar la miseria. Y por eso hablan los comunistas de revolución y socialismo.