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En Euskal Herria es pan de cada día que los burócratas actúen contra los comunistas. La Izquierda Abertzale reprimió con autoritarismo la voluntad de debate de su juventud en varios procesos y congresos de pseudodebate. Desde entonces, además, se ha encargado de anular toda posibilidad de debate racional con la juventud comunista. La Esquerra Independentista de los Països Catalans está actuando en términos parecidos: el año pasado expulsó por decreto e hizo salir por la puerta de atrás a varios jóvenes militantes de la organización, con la esperanza de cortar de raíz el desarrollo de la visión comunista y crítica que se estaba extendiendo entre la juventud. Ahora, la UJCE, la organización juvenil del PCE, denuncia que la dirección de su partido avanza en la misma dirección autoritaria.

Los burócratas del PCE aprobaron en su última reunión la expulsión de la dirección de la organización juvenil y el nombramiento de un equipo gestor en su lugar. La organización juvenil, por su parte, ha llamado a su militancia a desacatar la decisión y a no reconocer la legitimidad al equipo gestor. En los últimos meses se ha puesto de manifiesto el distanciamiento y la tensión existente entre ambas organizaciones. Los jóvenes denuncian la deriva reformista del partido y plantean la necesidad de reconstruir el partido comunista. La postura que ha adoptado el PCE, en cambio, se enroca en la persecución contra las tesis comunistas revolucionarias y el intento de silenciarlas.

El Movimiento Socialista ha aclarado en reiteradas ocasiones que la crisis capitalista que vivimos ha tomado forma de ruptura generacional, y que esta propicia las posibilidades de expansión de las tesis comunistas y de la política revolucionaria. En Euskal Herria, estamos empezando a vislumbrar los primeros indicios de la potencialidad de desarrollo que tiene la organización comunista en este momento histórico; es, además, cada vez más evidente que estas posibilidades no se limitan a las características particulares de Euskal Herria.

Es posible que al PCE le haya pillado atareado, inmerso en la cuenta atrás diseñada por su socio Sánchez, tratando de ponerse de acuerdo con Díaz, Belarra y demás. Tendrán la esperanza de que, en el mejor de los casos puedan obtener, participando en el nuevo circo de la izquierda, algún ministerio o cargo en un nuevo Gobierno de coalición, con el objetivo así de pasar a ser gestores y responsables directos de la miseria en medio de este proceso de proletarización cada vez más acentuado. También por eso ha de ser respetada la elección de los jóvenes de la UJCE. En efecto, muchos, a nivel personal y como organización, han renunciado a su función de crear liberados, burócratas y políticos profesionales que quieren limitar la organización juvenil. Así, estos jóvenes se han mantenido fieles a los principios del comunismo. Hablan, además, con determinación, con la voluntad de asumir las posibles consecuencias. Han tomado, sin duda, una iniciativa a la que no le falta dignidad.