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(Traducción)

 

La Gazte Koordinadora Sozialista informó anoche de las manifestaciones que celebrará el próximo 29 de enero. En su comparecencia, ha explicado que habrá dos manifestaciones: una en Bilbo y otra en Iruñea. Pues bien, las portavoces se refirieron a la urgencia de combatir la ofensiva económica y política de la burguesía y subrayaron que, en este contexto, los partidos políticos institucionalizados no pueden defender los intereses del proletariado. Por eso nos han hecho un llamamiento a las manifestaciones de enero, para que dejemos de lado los partidismos y, bajo el lema «¡hay que hacer frente a la dictadura de la burguesía!», los que sufrimos este estado de cosas nos unamos.


Los tiempos de crisis hacen ver, según muchos, la esencia de la realidad. Los que así lo creen, afirman que las crisis, tanto económicas como políticas, suelen traer a la superficie los fundamentos propios, pero hasta entonces más recónditos de la sociedad. Por ejemplo: en las crisis económicas es evidente que la producción de la plusvalía es el principio de las sociedades burguesas, pues entonces es la producción de la plusvalía lo que más preocupa a los burgueses. Esta era la concepción que tenía Hegel, así como Marx y Lenin. Sin embargo, hoy queremos recordar a Gramsci, y eso que escribió sobre las crisis y los partidos políticos en los manuscritos de la cárcel.

 

Gramsci escribió que en tiempos de crisis todos los partidos políticos se dividen en dos partidos principales o históricos. Es decir, que en un momento duro de lucha de clases, en el que los intereses de clase de la burguesía y de la clase obrera deben defenderse así y rápidamente, hay, sencillamente, tantos partidos como clases sociales: uno de la burguesía y otro de la clase obrera. Incluso, Gramsci escribió que en las sociedades burguesas siempre hay dos partidos (como dos clases y dos intereses generales de clase), pero en los momentos de crisis, a su juicio, aparecen como dos unidades singulares. Un partido u otro, por tanto, en un determinado momento histórico, consiste en fuerzas organizadas que protegen y combaten los intereses económicos, políticos y sociales de una u otra clase, y los períodos de crisis ponen a la vista de todos las uniones políticas de clases que subyacen bajo distintas siglas y nombres (el del partido de la burguesía y el de la clase obrera, por separado). Esto es lo que escribió Gramsci y lo que nosotros podemos percibir en este momento a diario (en los últimos años, por ejemplo, ha sido notorio cuando todos los partidos políticos han apoyado las medidas dictatoriales de la burguesía).


Es el momento de dar la espalda a todos esos que, verbalmente, defienden los intereses de la clase obrera, pero sean parte del Partido de la Burguesía, según GKS. En ese sentido gramsciano hemos de entender las manifestaciones de enero, así como el trabajo militante a realizar en adelante (y después): olvidar las diferencias nominales, fijarnos en las uniones reales como una propuesta política para construir el Partido Comunista (así denomina Gramsci al único partido de la clase obrera). Tenemos que conseguir una gran acumulación de fuerzas en los próximos meses, ¡manos a la obra!