(Traducción)
El pasado martes dos jóvenes fueron detenidos en Lekeitio. La Policía se personó en el lugar desde primera hora de la mañana y tras tres horas de registro en sus domicilios los detenidos fueron trasladados a la comisaría de Deusto. Ambos pasaron la noche en comisaría y al día siguiente, como declararon por videoconferencia, quedaron en libertad con cargos. Al parecer, la Audiencia Nacional les acusa de haber participado en una acción en la primavera de 2020, cuando el preso político Patxi Ruiz comenzó la huelga de hambre y sed. Las detenciones fueron ordenadas por la propia Audiencia Nacional.
En estos tiempos de la militancia política no es una cuestión fácil, más cuando actuar por encima de la legislación no ha podido ser más criminal en este último largo año. La miseria no ha hecho más que aumentar, económica, política y civil, y la miseria generalizada ha supuesto la criminalización de los medios para combatirla. Lo lleva arrastrando desde hace mucho tiempo, ya que la miseria no es cosa nueva, pero la situación (la capacidad de unirnos, militar y luchar juntos) ha empeorado en poco tiempo. Este año la burguesía ha querido limitar la política, entendida como la práctica consciente que afecta al estado de cosas en que vivimos, a la legislación (los sindicatos, por ejemplo) y al parlamentarismo y la mayoría de los partidos políticos oficiales han dado su apoyo a esta aspiración de nuestro enemigo de clase. Han querido desalojar las calles bajo el pretexto del estado de alarma pero para siempre, y así la «salud pública» de la sociedad civil se ha convertido en una incapacidad política para el proletariado. Y ahora, ¿cómo va a ayudar al proletariado, al militante represaliado o a la tradición de lucha de Euskal Herria ese que supuestamente ha atacado las libertades políticas y civiles por el bien de todos? Pues la miseria no viene y por sí sola si no la trae nadie; ¿cómo daréis la vuelta a esta situación?
El Proletariado debe situar necesariamente su acción política, a veces incluso su modo de vida, fuera de la ley, por lo que podríamos decir que en tiempos en que lo ilegal es más que nunca perseguido y castigado, el proletariado mismo ha sido declarado ilegal por los burgueses. Es decir: la ofensiva política burguesa que supone este contexto económico afectará directamente a los modos de vida, recursos y costumbres ilegales del proletariado, a su cultura en general; pudiendo hacerse menor la capacidad del proletariado para unirse y combatir el orden burgués. Es decir, como el proletariado sitúa sus prácticas por encima de la legislación, será castigado, al menos mientras se acomode a esta nueva miserable y sumisa situación. El deterioro de la situación del proletariado hace que su programa político, la revolución comunista, sea más difícil de llevar a cabo; sin embargo, en un momento en el que las condiciones de lucha y militancia (en general) se han deteriorado, en Euskal Herria se ha producido un notable aumento de la militancia política revolucionaria. Aunque parezca paradójico, es una evidencia de ello el crecimiento del Movimiento Socialista.
La ilegalización del proletariado y la represión desmedida forman parte del mismo proceso. Quieren someternos, castigando la militancia política. Lo ocurrido el martes en Lekeitio, por eso, lo denunciamos duramente. Los detenidos tienen todo el apoyo de los militantes comunistas y lucharemos por su absolución. Sin embargo, tomando como ejemplo el compromiso político de ambos jóvenes, queremos subrayar que las muestras de apoyo no son suficientes, que el compromiso y la militancia política son imprescindibles para hacer frente a los casos de represión y poner fin a la barbarie capitalista. En consecuencia, para que no vuelva a ocurrir y paremos este proceso de ilegalización, llamamos a la organización comunista a todo proletario.