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La filtración de que varios políticos catalanes y vascos han sido espiados con el software israelí Pegasus ha causado alboroto en el parlamento burgués español. Esteban, del PNV, de repente se muestra «profundamente preocupado», por el espionaje de los servicios de inteligencia en el 2022. Olona, de Vox, pide espiar más. EH Bildu, Esquerra y Puigdemont, entre otros, han puesto el foco en las llamadas cloacas del régimen del 78, y Podemos, con un análisis similar, pide explicaciones a Sánchez, como si su partido no tuviera nada que ver con el Gobierno. Por su parte, el PSOE, mediante el CNI y con el fin de lavarse las manos, dice que el espionaje a los políticos nacionalistas catalanes (entre ellos el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès) y vascos se ha realizado con la autorización de los jueces y respetando la ley, ha filtrado que el presidente Sánchez y los ministros Robles y Marlaska también han sido espiados a través de Pegasus. Tratan además de vincular la autoría del espionaje con Marruecos y los servicios de inteligencia que actúan de forma independiente, para así desviar el debate y salpicar lo menos posible al Gobierno. Mientras tanto, votan junto al PP en contra de investigar el caso de espionaje.

Marruecos y las cloacas del Estado son la respuesta de los políticos a la última crisis vigente en el parlamento burgués español. En cuanto a la primera, las disputas entre los estados capitalistas poco deberían importarnos a los y las comunistas, aparte de la influencia que estos puedan ejercer sobre las vidas de la clase obrera.

La llamada cloaca del Estado es al menos problemática como concepto analítico e impotente en cuanto a la lucha ideológica comunista. Si se utiliza este concepto para referirse a ultraderechistas o ultranacionalistas que actúan ilegalmente, de forma independiente y con criterios políticos, ¿de qué estamos hablando en concreto? ¿Dónde empiezan y dónde acaban dichas «cloacas»? ¿Se quiere decir que los GAL fueron una organización de cloacas puesto que estaban bajo el control gubernamental? ¿Marlasca era de cloacas en su deber como juez, pero no desde que es ministro? ¿Y Robles igual? ¿Dónde se sitúa el uso de los medios del CNI por parte de Roldán para llevar a cabo acciones ilegales?

Esta división entre la actividad legal (legítima) y la ilegal (cloaca, ilícita y que debe ser interrumpida) de los cargos públicos sirve, más que nada, para justificar el carácter antiproletario y autoritario de las del primer grupo. Sería más apropiado hablar del Estado burgués o capitalista en su conjunto, como síntesis de unas actuaciones legales e ilegales, dispuesto a utilizar tanto unas como otras y que puede adoptar diferentes formas de gobernanza según la época histórica y la correlación de fuerzas política.

Además, el espionaje y la persecución política, aun siendo ilegales y originadas en las llamadas cloacas del Estado, no son invención de España y ni siquiera una particularidad suya, y mucho menos algo que solo nos afecta a vascos y catalanes. Por ejemplo, sabemos que el propio Pegasus ha sido utilizado por varios estados capitalistas; el estado mexicano, por ejemplo, lo utilizó hace pocos años para espiar, secuestrar y asesinar a 43 estudiantes.

Gramsci decía que la tendencia de los estados a usar la fuerza se acentúa en épocas de crisis orgánica, puesto que el consenso produce menos efectos. Parece que el capital está configurando el modelo de gobernanza y estado de los años siguientes sobre el control, la persecución, la represión política y un autoritarismo más generalizado.

Si son el espionaje y la persecución política lo que los estados capitalistas tienen para ofrecer a las amplias masas, nosotros y nosotras reivindicamos y defendemos el derecho a la intimidad y las libertades y derechos políticos. El derecho a la intimidad, no porque tengamos algo que ocultar como defiende el fascista Olona, sino porque entendemos que es un derecho necesario para vivir en la sociedad de manera digna y libre. Los derechos políticos, en cambio, son la precondición de una democracia real.