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Hace ya unas semanas que la dirección de Arran –una de las organizaciones juveniles de la Esquerra Independentista– expulsó formalmente al grupo de Valencia de la misma. Se ejecutó mediante una maniobra burócrata clásica para dejar fuera de juego a una de las tendencias políticas que se encontraba en disputa dentro de dicha organización, y, además, se hizo bajo la excusa de haber causado una «escisión». En este sentido, la dirección ha tomado como la materialización de esta escisión la presentación de un nuevo espacio político creado para el debate y la reflexión: Horitzó Socialista, el nuevo espacio de referencia de la juventud comunista de los Països Catalans. Así, por lo que se puede leer entre líneas del comunicado de la dirección, cualquiera que se posicione con las tesis defendidas por este nuevo espectro político, quedaría automáticamente expulsado de Arran. Los militantes de Horitzó Socialista, sin embargo, por ahora se han limitado a presentarse y a exponer las bases de su propuesta política. Han expresado la voluntad de impulsar la organización independiente del proletariado con el objetivo de avanzar en la construcción del socialismo en los Països Catalans.

La dirección de Arran, en vez de resolver los desacuerdos y los conflictos políticos internos de manera racional y a través del debate, otorgando un espacio en la organización a una postura política defendida por una gran parte de su militancia, ha preferido gestionar este confrontamiento de manera autoritaria y desde la posición de poder que le otorga el puesto de dirección; es decir, mediante burocratadas y la represión política. Es tan evidente la elección de desdeñar el debate por parte de la dirección que responsabiliza al sector comunista de no tener voluntad para debatir al mismo tiempo que le acusa de abrir e intentar imponer una y otra vez debates. Todo en un mismo comunicado. Y todo ello, además, a modo de reacción ante la creación de un espacio presentado con la voluntad de aportar en los diversos debates que ya se están dando entre los jóvenes militantes de los Països Catalans. Lo más probable es que de aquí en adelante la actitud de la dirección sea la misma mantenida hasta ahora.

Siendo así, no parece eficaz –desde un punto de vista de acumulación de fuerzas en favor del socialismo– atascarse en la confrontación con la dirección y un sector de una organización que resulta ser inamovible e insignificante para las amplias masas que constituyen la juventud trabajadora de los Països Catalans. En cambio, no se trata de una cuestión menor, no por lo menos para un movimiento político que se encuentra en proceso de constitución, hacerle frente al imaginario negativo e interesado que se quiere crear sobre él, ya que ello podría condicionar el éxito que este movimiento podría alcanzar a corto plazo y porque tiene como objetivo atacar la dignidad y la fortaleza de la militancia comunista.