El editorial publicado por esta gaceta respecto a la decisión de relegar los ongi etorri al ámbito privado suscitó polémica. Precisamente, lo que se expresó en aquel editorial del pasado mes de diciembre fue que el reniego del reconocimiento público del trabajo político de sus militantes oculta igualmente el carácter político de aquellos. Resumidamente, detrás de aquella decisión tomada por EPPK se escondía el reniego de un determinado programa político, ya que el asunto de los ongi etorri pondrían de relieve la ruptura y la contradicción entre el programa histórico de la Izquierda Abertzale y el actual.
Son las mismas personas, las que, la semana pasada, al ver a Maialen Iriarte formar parte del homenaje concedido a la Ertzaintza en su 40 aniversario, han tenido que acceder a malabarismos, al igual que hicieron en su día con la decisión de los ongi etorri. Precisamente, tanto una decisión como la otra (dejar de hacer ciertos homenajes y participar en otros) conforman las dos caras de una misma moneda. Lejos de ser una decisión alocada de algunos chiflados dirigentes de EH Bildu –esta fue la explicación en los tiempos de Hasier Arraiz–, son pasos lógicos del rumbo político de EH Bildu. Simplemente, están siendo coherentes con las normas y los valores que han asumido para llevarse a la boca un gran pedazo del pastel parlamentario y buscar la aceptación de los que encuentran al poder. A medida que permitir el debido funcionamiento de la sociedad burguesa se ha convertido en un «daño colateral» de esta estrategia, el ensalzamiento de la policía es un deber más en este sentido.
Asimismo, la condena de aquellos que ponen en tela de juicio los comportamientos no aceptados por el poder no es más que otra cara de sus nuevos quehaceres. Está claro que los y las comunistas no nos libramos de dicha condena, para lo cual emplean todo tipo de calumnias habidas y por haber contra nosotros, reprochándonos que nos equivocamos de enemigo, que empleamos unas formas indebidas, que no escogemos bien el momento y la forma de practicar la protesta… Y emplean todo tipo de insultos para descalificar nuestra labor. De esta manera, se nos abre un cuadro esclarecedor ante nuestros ojos: en una misma semana condenan la huelga estudiantil contra las reformas estudiantiles y homenajean a la policía que ha realizado las 34 detenciones.
En consecuencia, este tipo de declaraciones públicas (hacer apología de la policía, la criminalización de los revolucionarios, el encubrimiento de la represión…) no son errores puntuales, sino declaraciones totalmente coherentes con su estrategia política. Los que están equivocados son aquellos que son incapaces de reconocer el fundamento de esta estrategia política, aquellos que se hacen los sorprendidos cada vez que salen a la luz declaraciones de este tipo.
Por lo tanto, el deber de los y las comunistas consiste en vislumbrar más allá de esta impotencia de la socialdemocracia y plantear alternativas políticas reales.