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(Traducción)

Todos los días tenemos alguna noticia sobre una agresión a alguna mujer; es habitual que en las noticias hablen sobre denuncias de violencia y también estamos acostumbrados a oír que han detenido a alguien por malos tratos. Pues, últimamente son muchas las tragedias de esta índole: violaciones, amenazas, explotación sexual, pornografía ilegal y un largo etcétera. Por desgracia, a esta calamidad que parece no tener fin, tenemos que sumarle la vulnerabilidad que trae la crisis, de hecho, la cruda miseria y la decadencia de los servicios públicos (la falta de financiación) puede aumentar estas agresiones. La vida de las mujeres proletarias puede ser especialmente grave y cruda en tiempos de crisis.

La crisis, por lo general, ha devaluado la fuerza de trabajo, por ende, muchas mujeres, por falta de autonomía económica, sobreviven mediante ataduras económicas y relaciones de dependencia peligrosas. A falta de los medios económicos necesarios para vivir, muchas veces su falta de autonomía económica se convierte en subordinación personal hacia alguien (persona o institución). Así, de la dependencia económica a la sumisión: muchas tienen que sufrir la crueldad del marido, y otras tantas la dejadez de las instituciones de asistencia burguesas, otras la explotación sexual y la esclavitud de las mafias… Así pues, la tendencia histórico-cultural del capital eterniza la ideología machista, más aún cuando la dominación de clase de la burguesía encuentra puntos fuertes en la violencia que sufren las mujeres trabajadoras. Del mismo modo, si la clase trabajadora no desarrolla oposición firme y comprometida contra estas formas de violencia las hace suyas y reproduce estas miserables actitudes.

Esta última semana Itaia ha dejado clara su intención; así las cosas, quiere responder efectivamente a las agresiones que sufren las mujeres proletarias, por un lado, señalando las relaciones de dependencia generadas por la falta de autonomía económica y los sujetos violentos que son propios a esta; y por otro lado, llevar a cabo políticas para alejar a las mujeres de esos contextos violentos. Por eso mismo, el pasado viernes llamó movilizaciones en diferentes pueblos y ciudades de Euskal Herria, con el objetivo de denunciar varios graves sucesos que no han tenido mucha repercusión. De nuevo, la recién nacida Organización Socialista de Mujeres mostrando su fuerza y capacidad militante llama al compromiso político y a la organización.