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Las movilizaciones convocadas por los Consejos Socialistas el pasado sábado recalcaron la necesidad urgente de combatir el severo encarecimiento de la vida que vivimos nuestra propia piel. Los bancos y los grandes capitales sobreviven devorando los salarios y especialmente los ahorros del proletariado, puesto que solo pueden mantener su poder decadente sembrando las semillas de la pobreza.  Pero más allá de ese mensaje central se escuchó el eco de reivindicaciones más profundas en las cuatro capitales: «Los Consejos Socialistas trabajarán por unir las denuncias de cada momento con la construcción del socialismo».

Esta reflexión que se comunicó en los actos al final de las manifestaciones es de vital importancia. Ciertamente, la obligación de los y las comunistas es estar en primera línea para poner de manifiesto la infinita miseria que provoca esta sociedad capitalista: el aumento de los precios, la limitación de las libertades, el auge del autoritarismo y del militarismo, la escasez de productos de necesidad básica… nuestra militancia se ve frecuentemente absorbida por la continua denuncia de las locuras de este mundo sometido a la burguesía. Pero es evidente que no podemos limitarnos a enumerar las injusticias de la dictadura burguesa fuera de su contexto, como si esperásemos a que un juez invisible interviniera. La precondición de toda nuestra actuación es, por tanto, el papel desempeña cada acción dentro del planteamiento político general. Así pues, la lucha contra cada una de las atrocidades que vivimos en el día a día debe establecer las condiciones para la extensión del programa comunista, a menos que queramos caer en una absurda denuncia ciega.

No es superfluo hablar aquí del tratamiento de la coyuntura, ya que más temprano que tarde seremos testigos de numerosas barbaridades. Antes la pandemia y ahora la guerra le ha metido a la socialdemocracia la disciplina hasta las entrañas; está claro que mandan los intereses del gran capital que se encuentran entre Sánchez y Scholz. Las políticas internas de los estados se están preparando para mantener subyugados a las personas desempleadas y pobres, por ejemplo mediante la Ley de Seguridad Nacional, y a nivel internacional, con la escalada de la beligerancia: pueden justificar la ilegalización de la oposición en Ucrania, pero favorecen el etnocidio saharaui. En este contexto de caos creado por todos ellos, será vital que ondeemos las banderas rojas. Si no, la famosa Realpolitik llevará a los ciudadanos a las urnas o aún peor, a unirse con populismos de derechas. Precisamente, el pasado fin de semana, hemos presenciado dos tipos de movilizaciones con motivo de la subida de precios: uno de los Consejos Socialistas y otro convocada por Vox. Esto indica que la coyuntura puede utilizarse para fines contrarios. No es broma tener la capacidad de convocar de una semana a otra movilizaciones como las del sábado; por eso merece la pena la incansable labor que realiza la militancia. Cada acontecimiento que se avecina debe regar, en la medida que corresponda, la tierra donde germinará el movimiento comunista.

Asimismo, esta semana tenemos otra importante cita. El estudiantado tiene un sinfín de razones para protestar, denunciar la elitización de la educación, oponerse a las leyes educativas y movilizarse contra los planes de readaptación que vienen de Europa. Por lo tanto, hacemos desde aquí un llamamiento a secundar la convocatoria de huelga convocada el jueves por Ikasle Abertzaleak y a participar en las movilizaciones.