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El movimiento socialista que toma cuerpo en los Països Catalans presentó la semana pasada en Barcelona y Valencia su medio de expresión: Horitzó Socialista. Junto a la presentación del espacio para la publicación de medios para el debate y la reflexión política, expresaron su compromiso para territorializar el proceso socialista en los Països Catalans. Detrás de esa voluntad para el debate honesto y labor política se encuentra la militancia comunista de los Països Catalans, que ha empezado recientemente a organizarse y a materializarse como movimiento.

En un contexto de crisis en el que las políticas de austeridad son inevitables y la élite económica evita reducir las inversiones en ámbitos que le son estratégicos, la promesa del Estado de Bienestar de la socialdemocracia es papel mojado. La imposibilidad que muestra de desarrollar su proyecto político, así como la función anticomunista que desempeña, son evidentes. La socialdemocracia no deja de menospreciar y ridiculizar las posibilidades de revolución y los proyectos políticos con voluntad de llevarla a cabo; lo hace de manera indirecta, al reforzar incesantemente los aparatos del Estado y, de manera directa, mediante campañas contra el comunismo. Defienden que las posibilidades de mejorar la vida de la clase trabajadora se circunscriben en los marcos institucionales; sin embargo, las instituciones son estructuras de ordenación y sistematización de la dinámica y las necesidades del capital. Si bien defienden que el modelo de política más fructífero de la clase trabajadora se basa en votar a los partidos de izquierda y acudir a sus movilizaciones, esa afirmación niega la necesidad de una organización independiente de la clase trabajadora y, por tanto, también la de llevar a cabo políticas que favorezcan sus intereses.

Las dimensiones del desarrollo tecnológico, logístico e intelectual que se ha dado han propiciado un escenario posible para poder estructurar de otra manera la producción y, a su vez, la sociedad misma. Por eso, en este momento, la posibilidad de transformación del comunismo en un proyecto real depende de la predisposición del proletariado a optar por el comunismo y a trabajar políticamente por él. En otras palabras, el comunismo se convierte en imposible en el momento en que el proletariado se niega la posibilidad de liberarse, razón por la que los partidos del capital insisten en demonizar el comunismo.

Por todo ello, es realmente esperanzador ver cómo el compromiso por la construcción del socialismo se extiende a cada vez más territorios y cada vez más gente muestra voluntad comunista, puesto que es él la única posibilidad de dar fin a esta barbarie. Justamente por eso, defendemos que el camino hacia el socialismo es el camino para responder de manera realmente liberadora a la negación nacional que existe tanto en los Països Catalans como en Euskal Herria.