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Los intentos de la izquierda aberzale para caricaturizar al Movimiento Socialista llegaron la semana pasada al summum de lo absurdo. La izquierda abertzale lleva tiempo intentando equiparar al Movimiento Socialista con  Frente Obrero. Roberto Vaquero, sin embargo, ha grabado un vídeo de 50 minutos largos evidenciando la enemistad entre ambos, otro claro ejemplo que muestra que el único objetivo de los intentos de poner a ambos a la altura ha sido difamar e intoxicar.

El Frente Obrero y el Movimiento Socialista no coinciden ni en críticas superficiales ni en las propuestas que subyacen. Por el contrario, tienen proyectos contrapuestos: mientras una propuesta persigue la superación de la sociedad de clases, el otro busca perpetuar la sociedad de clases. Así que ejercen sus críticas y actuaciones ineludiblemente en direcciones contrarias. Para un movimiento comunista, un movimiento que trabaje para neutralizar los elementos de la lucha de clases es una línea roja, y ni qué decir de los casos extremos como el FO, que pueden ser considerados como movimientos antiproletarios.

Una de las mayores contradicciones de la propuesta política de Izquierda Abertzale y el FO es la de la cuestión nacional, el nacionalismo vasco. De lo contrario, guardan evidentes similitudes: son propuestas dirigidas a un mismo sujeto –el FO se centra sobre todo en la aristocracia obrera–, tienen una concepción totalmente obrerista de la clase obrera, excluyen de este sujeto a capas enteras del proletariado, y a partir de ahí incluso hacen propuestas para fortalecer la industria nacional (o un modelo empresarial propio). Aparte de esto, y sobre todo, también comparten algo más estructural: que ambas son propuestas reformistas y que sus aspiraciones tienen como base aumentar las cuotas de poder en los aparatos estatales y hacer política dentro de sus márgenes.

Existe el consenso entre todos los movimientos o partidos integrados de que el sistema capitalista es una forma adecuada de organización social. Este consenso se sitúa en la base de las propuestas políticas, por lo que, si bien tienen opiniones distintas frente a los problemas o inquietudes de la sociedad, elaboran la solución en el mismo sistema de pensamiento. La labor política de estos casos consiste en moldear la realidad dentro de las posibilidades que ofrece el sistema capitalista.

El Frente Obrero juega una y otra vez con la ambigua comprensión que dan su discurso y su imagen, pero el vocabulario marxista y el imaginario del comunismo que utiliza Vaquero no tiene traducción alguna en su proyecto político. Por el contrario, si algo es el FO, es un frente reaccionario, «rojipardo», un baluarte y una apuesta política de diversos sectores de la extrema derecha.

La Izquierda Abertzale ha aprovechado su repercusión en los medios nacionales e internacionales para difundir sus continuas campañas de intoxicación contra el MS, promoviendo una cultura política del debate político sin argumentos, donde se tragan fácilmente las falacias y las categorizaciones manipuladas. Son graves las campañas anticomunistas de la Izquierda Abertzale y la cultura política que promueven. En conclusión todo esto evidencia la importancia de tanto la lucha contra grupos como el Frente Obrero, como la problematización y la neutralización de todos y cada uno de los espacios y herramientas para su difusión.