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(Traducción)

A veces, las acusaciones absurdas se dan cuando menos las esperamos. Con el último editorial de Ekida (Cultura y Clase I), por ejemplo, nos pasó lo mismo la semana pasada. A pesar de estar acostumbrados a ello, muchos militantes del Movimiento Socialista han acogido con sorpresa lo dicho por algunos miembros de la Izquierda Abertzale tomando como objetivo Cultura y clase I; porque si leemos detenidamente el editorial de Ekida, es evidente que sus afirmaciones no tienen ningún sentido.

Fue una acusación sin fundamentos sólidos la que lanzaron los miembros de la Izquierda Abertzale, ni siquiera tenían en cuenta el propio editorial de Ekida, lo que evidencia la decadencia de lo que un día fue una comunidad política fuerte. Y nosotros, a día de hoy, venimos a pedir posiciones. Los reconocimientos que ya hacéis en voz baja a los militantes del Movimiento Socialista no son suficiente, los que nos daís la razón a la cara, pero de forma pasiva formáis parte de la Izquierda Abertzale, tenéis una tarea clara: tenéis que presentar como crítica pública eso que pensáis. Es hora de ser valientes, porque en vuestro silencio reside la impunidad de aquel que está haciendo barbaridades.

Contextualizando: Ekida publicó el editorial Cultura y clase I el veintidós de junio, en el que trata sobre el condicionamiento cultural de las sociedades y los individuos. La hipótesis de la editorial es sencilla: la pertenencia de clase es hoy lo que más condiciona la vida de los grupos humanos y del individuo, así como su comprensión del mundo, por lo que podríamos leer en la editorial que la categoría de etnia ha perdido, en cierto modo, importancia constructiva en la «cultura». La genealogía de una u otra cultura en sus características étnicas (origen geográfico, tradición, lengua, desarrollo socio-económico, etc.) fue defendida por la antropología cultural o social anglosajona de principios del siglo veinte, principalmente por una escuela de los Estados Unidos, y su contribución fue en pro de discutir las teorías deterministas o supremacistas. En definitiva, el objetivo de esta corriente antropológica era defender que las relaciones sociales tienen más peso que la genética en las características culturales del ser humano, y consideró la etnia o origen nacional (incluyendo las razas) como principio constructivo de las culturas (conductas y entendimientos mundiales) de entonces. Según el editorial, a su vez, «en los tiempos del capitalismo globalizado e informatizado, la clase forma, cada vez más, los bloques culturales actuales. De esta manera, las etnias han perdido mucha fuerza».

El editorial de Ekida: 1) no es ofensivo, es decir, no está dirigido a un sujeto político concreto; la Izquierda Abertzale en absoluto ha sido el motivo de Cultura y clase I. 2) El editorial debe encuadrarse entre las investigaciones del programa político comunista, cuya función es la divulgación del conocimiento adquirido a lo largo de la investigación.

Así, hemos respondido a la pregunta «qué tiene en mente un artista socialista». Es decir: la principal preocupación de un artista socialista es la revolución del proletariado. También de aquellos que han hecho posible Ekida.

La respuesta de quien se ha alterado o MSD: la mayoría de las respuestas que tuvo el editorial son lamentables, algunas de las cuales son incluso un entendimiento erróneo y una señal de impotencia; sin embargo, hay una que hay que tener en cuenta, la de quien presentó la categoría MSD (Movimiento Socialista dogmático). Dice poco sobre la cuestión concreta del editorial (porque su crítica y la editorial no es el mismo tema de debate) y nos llama dogmáticos. A su juicio, no merece la pena hacer una crítica política al Movimiento Socialista porque no hay el menor elemento táctico para la colaboración entre la Izquierda Abertzale y el MS. Y por eso somos dogmáticos; y si no es por eso podría ser porque «prostituimos» la revolución, o porque somos la vanguardia que vive en la estratosfera o porque cuando el conflicto está en la calle nosotros nos limitamos a Twitter. Pero quien ha escrito esto sabe que los militantes comunistas somos más honestos en la calle, en el día a día, que en las redes sociales. ¿Cuál es la evidencia de esto? Pues os hacemos la misma crítica política que publicamos en internet en pueblos y barrios, pero vosotros pocas veces nos habéis dicho a la cara semejantes barbaridades. Al menos últimamente. Es significativo que la acusación de dogmatismo llegue esta vez de la mano de un debate teórico iniciado por Ekida.

Aquí no vamos a rebatir, por el contrario, las acusaciones que califican al Movimiento Socialista de dogmático, algo que ya dejamos claro en otro editorial de Gedar y a lo que opinamos (de la actualidad del comunismo). Aquí hacemos la misma afirmación que a menudo han tenido que hacer marxistas y comunistas comprometidos: nosotros no somos dogmáticos, en todo caso somos ortodoxos. Del mismo modo, Lenin, Lukácks, Gramsci… Y somos ortodoxos, no porque tomemos exactamente lo que se decía hace un siglo, somos ortodoxos porque nuestro programa político es la unión de la investigación, la crítica y sus resultados y consecuencias lógicas. En nuestra opinión, las contradicciones que plantea la experiencia política (ya sea por vía histórica o científica) son motivos suficientes para corregir posiciones estratégicas y tácticas; para nosotros la crítica política siempre es beneficiosa, así como un papel militante que no se puede dejar de lado, y nuestra estrategia y táctica dependen de los resultados de dicha crítica; nosotros nos debemos a un método, a la investigación y el debate, a la voluntad revolucionaria, al valor militante de la verdad y a la perspectiva histórica.

Si no vais a hacer vuestras las consecuencias de la crítica política, no nos llaméis dogmáticos. Incluso cuando nosotros somos el resultado directo de la crítica política, de la crítica política que está cobrando peso en el contexto de Euskal Herria. En este caso, sin embargo, estamos hablando de un debate teórico, presentado por el editorial de Ekida, y la Izquierda Abertzale no ha sido capaz de abordar ese debate con dignidad. Hace tiempo que renunciaron al debate político, y ahora toman parte en nuestros debates teóricos con la puerilidad que tanto detestaba Lenin.

Para los que no estáis de acuerdo con todo esto, para los que lo vivís con tristeza íntima, ¿no es el momento de decir algo?