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En los Països Catalans, la dirección de la organización Arran (la mayor organización juvenil de la Esquerra Independentista) ha expulsado de la organización al grupo entero de Valencia, argumentando que son inadmisibles sus desacuerdos políticos y las críticas públicas, y acusándoles de una «división interna». Así, la dirección ha dado fin al ciclo de militancia de diez años de muchas de estas personas y las ha mandado por la puerta de atrás de la organización, permitiendo así la tergiversación y manipulación de sus posiciones políticas y todo tipo de acoso personal.

Desde hace algunos meses se ha hecho más evidente la organización Arran se compone de tendencias políticas diversas, y que los y las militantes de varios pueblos y barrios y algunos grupos enteros se han unido para hacer públicamente crítica de la línea política oficial desde una perspectiva y voluntad comunista.

Sin embargo, la respuesta de los defensores de la línea oficial no ha sido la aplicación del principio de la democracia interna y la de crear espacios para facilitar el debate político y la razón, sino la de ejercer represión política. Se han servido de la posición de poder y los recursos que les brinda la posesión de la dirección para hacer contra a los «críticos», y optan por terminar la crisis de la organización de un solo golpe; buscan que el foco público de las críticas se sitúe fuera de la organización para que pierda su capacidad de influencia, y además, también pretender darle una lección al sector «crítico», con tal de, con miedo al acoso, cierren la boca y se queden de brazos cruzados.

Es probable que, en las siguientes semanas y meses, la dirección de Arran refuerce más su retórica y discurso comunista con el fin de neutralizar el efecto de las críticas y hacerse con una parte del sector crítico. Aun así, el discurso no es más que palabrería vacía si no viene acompañada de una práctica y un programa político coherentes. Es más, la defensa de un programa político socialdemócrata en nombre del comunismo se puede denominar incluso como farsa.

Sin embargo, para los y las comunistas, en este contexto histórico, crear medios para que el proletariado, indefenso y desorientado ante la ofensiva económica y política de los estados capitalistas y de la oligarquía internacional, se organice políticamente y se direccione hacia el horizonte socialista, es un deber ineludible para que el comunismo obtenga un apego cada vez mayor, una fuerza y eficiencia cada vez mayores.