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(Traducción)


Los bolcheviques consideraron indispensable un medio de comunicación propio, el periódico. En su opinión, el periódico debía ser una de las bases del Partido Comunista que, además de una mayor difusión, podría dar una nueva dimensión al programa comunista revolucionario. Dimensión de conciencia y crítica. Así opinaron, porque los bolcheviques reconocieron bien la raíz común moderna de las opiniones generalizadas, del sentido común, de las voluntades, de la concepción mundial y de las simpatías políticas: la propaganda. Sabían, pues, que si no daban cuenta de su iniciativa política, la existencia de los comunistas sería débil. El periódico fue considerado así por los bolcheviques como el antagonista de la soledad. Sin embargo, no limitaron el periódico a la función propagandística; puesto que se trata de una manipulación propagandística, o de comunicación (o una u otra, no podría ser ambas), en opinión de los bolcheviques el uso de los medios de comunicación modernos podía adoptar formas diferentes. El uso burgués de ellas no era la única posibilidad. Con el periódico, pues, al igual que dieron cuenta de su partido y de sus iniciativas, hicieron otras muchas cosas: promover debates políticos, impulsar investigaciones teóricas, publicar literatura y un largo etcétera. Desde entonces el periódico es un instrumento indispensable para la política comunista y un recurso para la autonomía del proletariado.

 

Pues bien, es ahí donde debe situarse Gedar Telebista presentada ayer (que pretende combatir las concepciones capitalistas de opinión y de mundo y preparar así al Movimiento Socialista para la «lucha cultural de clases»), en la lógica histórica del Partido Comunista y de su programa político. La presentadora dice claramente: «es imprescindible mirar desde nuestra propia mirada a lo que nos rodea». Y así es, porque la autonomía del proletariado, premisa y punto de partida de la iniciativa revolucionaria, se basa en la independencia ideológica. Es decir, el proletariado debe aborrecer su posición de clase (no sólo sufrirla) y conocer el origen de sus desgracias, si trata de superar su posición de clase. Por eso debe mirar al mundo desde su propia mirada (desde el punto de vista que le dicta su subjetividad de clase), porque, de no ser así, se fijará en él desde la perspectiva conservadora de los burgueses. Asimismo, la presentadora también dice: «es imprescindible construir esa mirada». Porque la negación espontánea de este mundo no basta para los comunistas; para combatir la esclavitud asalariada hay que conocer bien el principio de la dominación burguesa y los medios de combatirla: la mirada propia de los comunistas sólo puede ser, pues, en el resultado de la experiencia y de la crítica. No nos vale cualquier cosa y esa mirada (por un lado, la crítica de lo que nos rodea y, por otro, la definición positiva de un mundo nuevo posible) hay que construirla de en la relación entre ambas. Así, la televisión es un medio de difusión y, al mismo tiempo, de construcción de la mirada comunista; mediante el debate y la crítica.

 

La necesidad de un medio de comunicación propio es una enseñanza bolchevique, también hemos podido aprender mucho de su valentía las nuevas generaciones de militantes. Utilizaremos Gedar Telebista, por tanto, para dar la cara, llevando al límite en la lucha cultural de clases el siguiente principio leninista: la verdad siempre es revolucionaria.