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Se ha vuelto a producir un hecho que se ha repetido varias veces en los últimos tiempos, esta vez en Lazkao. El PNV, desde el gobierno municipal, haciendo uso de la policía y amenazas, ha impedido que el Movimiento Socialista disponga de una txosna en las fiestas. Además, la Izquierda Abertzale, como viene haciendo en otros lugares, ya declaró anteriormente la comisión de txosnas de esta localidad como su propiedad particular. Con autoritarismo, ha inventado una vez más que el monopolio exclusivo de colocar txosnas es suyo. De una u otra manera, con el pretexto del PNV de hacer cumplir la ley y con el pensamiento de la Izquierda Abertzale de que estas son propiedad suya, han atacado al Movimiento Socialista, impidiéndole su fuente de ingresos y privatizando espacios de socialización.

Ya se sabe que el de Lazkao no es un caso aislado; esto ha ocurrido también en las txosnas de Gasteiz, y está ocurriendo en la organización de otras fiestas. Precisamente, estos partidos que hablan de la importancia de la pluralidad política muestran su verdadera cara en estas situaciones, es decir, que el pluralismo político solo es admisible si se constituye con partidos parlamentarios y/o movimientos en función de su conveniencia. Se reconocen a sí mismos la legitimidad de boicotear aquellos movimientos que nos situamos al margen de ella –los y las comunistas, que actuamos en función de la independencia de clase–. El oficialismo, por ejemplo, se comporta como si la sucesión del trabajo en la organización de fiestas y txosnas durante largos años fuera exclusivamente suya, pero detrás de ella se esconden la lucha por la legitimidad y el veto político. Básicamente por nuestra elección política –y porque esa elección pone en jaque su legitimidad– nos quieren prohibir la posibilidad de participar en las txosnas.

El PNV y la Izquierda Abertzale, aunque aparentan estar políticamente en desacuerdo, no han tardado en ponerse de acuerdo para mantener en todas partes este tipo de actitudes intolerantes. El resultado es que dos partidos fuertes con un patrimonio de millones de euros se reservan el privilegio de autorizar y colocar txosnas a su antojo utilizando para ello aquellas instituciones «de todos nosotros», solo para mantener una referencia de ellos mismos y cerrar el paso a quienes ejercemos la independencia política. Decía Ortuzar hace poco que iban a trabajar para que GKS no se convirtiera en una fuerza hegemónica entre la juventud de Euskal Herria y parece que empieza a ponerse las pilas. A los de Bildu, por su parte, se les llenará la boca diciendo que nos confundimos de enemigo porque denunciamos su programa reformista, pero en realidad son ellos los que día a día dejan claro que tienen al comunismo como su principal enemigo. Nosotros seguiremos trabajando –y luchando– para que tengamos txosnas y para que el proletariado tenga derecho a un trabajo político con independencia.