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(Traducción)

Se ha aplazado el día de desalojo del Centro Socialista de Gasteiz. Es una buena noticia. Por lo que, el quince de septiembre no intentarán desalojar el Centro Socialista; puede que más tarde sí. Es por ello por lo que no podemos estar tranquilos. A pesar de lo que se ha conseguido es de gran importancia, que Erraki y El Consejo Socialista Gasteiz hayan impuesto su voluntad, aunque sea por un momento, a Laboral Kutxa, es probable que la defensa del Centro Socialista sea larga: por nuestra parte, por eso, la lucha no ha hecho mas que empezar. Y el camino puede ser tan largo como arduo, y la voluntad militante, la determinación de uno mismo, tendrá que aguantar otro tanto. De tal manera, el compromiso a veces deberá perdurar hasta cuando la ilusión decaiga; y permanecer más allá de la ilusión que podamos sentir ahora.

Que algún militante haya rebosado de ilusión a causa de la relativa victoria de Erraki y El Consejo Socialista Gasteiz no tiene por qué perjudicarnos. Al revés, la felicidad del momento puede refortalecer al militante, pudiendo así luchar con más entusiasmo. Así pues, la vivencia personal de ilusión por esta victoria relativa puede ser positiva, mientras que no ciegue al militante. La ilusión no puede reemplazar el pensamiento y la sangre fría de la razón-militante, pero si no se convierte en un sentimiento conservador, puede ser el motivo personal perfecto para llevarnos a comprometernos con una lucha concreta. Sin embargo, hay que tener siempre en cuenta que la ilusión proveniente del estado de las cosas ocasional no puede ser la simple aceptación del estado de las cosas; tiene que ser motivo para seguir combatiendo el mismo estado de las cosas. 

Para los comunistas la esperanza y la ilusión no son reprobables; nosotros tenemos que señalar el pesimismo irrazonable. Es decir, el de los «derrotistas»: de aquellos que están enfadados, quienes al comenzar una lucha no son capaces de ver nada más que su derrota. El pesimismo es solo en dos sentidos sensato o racional: 1) en el sentido filosófico: el mal no se puede menospreciar; y 2) en el sentido táctico: si la cuestión es compleja, no se tomar como si fuera simple. Por lo que, para los comunistas el pesimismo puede tener un significado militante: la tarea será muy difícil, también dura, no hagamos entonces simplificaciones innecesarias. Pero dar por imposible un reto que no ha comenzado, sin haber hecho el análisis crítico necesario y sin haber dado las razones necesarias para poder afirmarlo, es una disparatada reducción pesimista. Señal de que no hay motivación personal, nada más. Las opiniones de tal índole no son más que contrarias a la inteligencia política colectiva. Pues es esa militancia derrotista la más nociva: porque aquellos que han de estar firmes despliegan la debilidad, haciendo que la falta de ganas para batallar, la insubordinación injustificada y la irracionalidad se superan a la disciplina militante.

Que sirva como ejemplo lo que se ha conseguido esta semana en Gasteiz, y sigamos defendiendo el Centro Socialista.