Huelga en los Cines Yelmo de Itaroa FOTOGRAFÍA / Arteka
2020/02/04

No lo vamos a ocultar: nos llena de alegría poder tener en la mano estas páginas tangibles diez meses después del inicio de la trayectoria pública de GEDAR LANGILE KAZETA. También sentir que estás detrás de estas palabras. El tiempo ha pasado y esto no cesa. Tenemos grandes cosas entre manos.

En este primer número encontraréis un avance de lo que llegará en los próximos meses. Se trata de convertir ARTEKA en una revista mensual, cada vez más sustanciosa y con más contenido innovador. En este momento, sin embargo, esto es lo que tenemos para degustar. Cada mes, un tema ocupará la centralidad y se abordará en diferentes formatos: reportajes, crónicas, entrevistas o colaboraciones. Junto a ello, recogeremos los puntos de vista publicados en la web y los análisis de coyuntura política, junto con la EDITORIAL que dará entrada al tema de cada revista mensual. ARTEKA ha nacido para impulsa a GEDAR y el Movimiento Socialista más allá de su círculo actual; pero seguro que en los próximos meses nos encontraremos en la situación de afirmar que es eso y más.

Los diferentes formatos para trabajar el contenido implicarán necesariamente un abordaje del mismo desde diferentes márgenes y puntos de vista. Por supuesto, la interacción permitirá la síntesis política, pero también ofrecerá el desarrollo de las contradicciones necesarias para llegar a esa meta. Porque no entendemos un posible desarrollo del Movimiento Socialista sin una organización creciente de las capacidades del movimiento obrero que es el primer brote del movimiento de masas socialista. A ellos hemos dado la palabra en GEDAR LANGILE KAZETA y queremos también reforzar su palabra a través de la revista mensual ARTEKA: no para perpetuar al movimiento obrero ni a la clase obrera en la impotencia frente a los opresores, ni tampoco para condenarlos a una lucha interminable; tampoco para exaltar la clase social que queremos abolir, sino para llevarlos, a la clase obrera y su movimiento, hasta el límite final, para ponerlos frente a sus contradicciones y conseguir, mediante la resolución revolucionaria de tales contradicciones, un desarrollo cualitativo del Movimiento Socialista. En este sentido, ARTEKA quiere ser un instrumento más en el devenir del Movimiento Socialista.

En el camino a esa meta adquieren sentido, pues, los diferentes formatos para trabajar el contenido, que no son más que expresiones de la diversidad cualitativa de tal contenido. Por un lado, queremos conocer las vivencias de los protagonistas en torno a diferentes temas. Para ello utilizaremos entrevistas o reportajes. Estos últimos, además, nos llevarán a sumergirnos en el campo del periodismo, en el de la investigación, aprovechando la recopilación de datos sobre el tema. A través de ellos buscaremos aflorar las contradicciones de la realidad social que sustenta la práctica política del Movimiento Socialista, trasladando a primera línea la crudeza de la vida del proletariado. Por otro lado, podremos ofrecer lecturas más amplias sobre el contenido a través de la aportación de los colaboradores que hablarán sobre el tema. No es un reto cualquiera, ya que el objetivo es contextualizar la realidad más inmediata, es decir, poner en relación la miseria del proletariado con la subordinación estratégica de la clase.

Por último, a todos estos contenidos hay que añadir la EDITORIAL, la misma que ahora nos ocupa, que dará acceso y sentido estratégico al contenido.

En este primer número hemos hablado del salario. Es un tema amplio, transversal. Sin embargo, hemos decidido centrarnos en algunos ámbitos. Por un lado, hemos analizado las pinceladas generales sobre la situación económica a través del reportaje realizado por Juanjo Basterra. Por otro lado, hemos entrevistado a una miembro de Malen Etxea que ha ejercido durante muchos años como empleada interina en diferentes hogares y a un trabajador de Yelmo Cines de Itaroa, para preguntarles por sus condiciones económicas de trabajo, así como para analizar las opciones políticas que surgen en relación con las mismas. Por último, en el artículo redactado por Aitor Martínez sobre el concepto del salario, abordamos la función política del salario para resolver con claridad: el salario es un instrumento político para dominar a la clase obrera, y no una categoría que explique simple y solamente el poder económico de clase.

En el reportaje Juanjo Basterra propone una pregunta: ¿los bajos salarios y pensiones son consecuencia de la escasez de dinero? Para resolver claramente: no, no son consecuencia de ello, porque hay dinero. Entonces, necesariamente, es la lógica de otro mecanismo la que debe explicar la situación de la clase obrera: no la falta de capacidad productiva, que, resuelta de forma simple, se expresa en cantidad de dinero, proyectando en dinero el valor del producto producido – aceptando siempre la óptica capitalista simple: el dinero como primera transformación de la mercancía y, por tanto, como proyección ideal de la riqueza en forma de mercancías –, sino la naturaleza de capital del dinero – y de la producción. Sólo por esa vía se puede entender la continua masacre sobre el proletariado, mientras por la puerta trasera que da al vertedero del capitalismo se destruyen los productos de consumo destinados a satisfacer las necesidades biológicas imprescindibles.

Eso, sin embargo, no significa que el proletariado pueda vivir fuera de la masacre. Esa es su forma de existencia. No podemos decir, pues, que el proletariado no satisfaga globalmente sus necesidades sociales actuales, ya que no es el propio proletariado quien las determina, y son adaptables a las exigencias del proceso de valorización. El proletariado es una clase sin capacidad social y política, intermedia de la clase dominante, adaptada a su beneficio. El proletariado es una clase que queda fuera del beneficio que puede reportar todo progreso histórico, una clase con la historia suspendida.

La miseria del proletariado solo puede ser definida de esa forma relativa y no en términos absolutos de pobreza económico-social. La masacre, sin embargo, supera sus límites de equilibrio cuando destruye también las condiciones de reproducción biológica, es decir, cuando pone en peligro la supervivencia del proletariado. El hambre y el desequilibrio son estructurales en la carne del proletariado, así han de ser para poder hablar de un funcionamiento normalizado de la economía, ya que precisamente eso es la economía capitalista, la reproducción continuada de la opresión de clase.

En la entrevista también hemos hablado sobre esta impotencia, y  mayormente por eso hemos recurrido a esos protagonistas, porque toda capacidad política les es negada y porque lo único que se les ofrece es una condena sin fin. Tal vez decorado con migajas, lo que lo hace aún más duro.

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