Hace mucho ya que el bersolarismo perdió su olor a viejo: el canto improvisado vasco supo desplazarse del entorno rural al urbano y el bertsolari ya le canta al mundo de hoy en día. Lo saben bien Aroa Arrizubieta (Gasteiz, 2001) y Maddi Sarasua (Itsasu, 1995), ya que llevan varios años de plaza en plaza. Pero el bersolarismo, como cualquier otra expresión artística, está atravesado por conflictos sociales y políticos y puede ser, por tanto, interesante hablar de diferentes modelos que pueda adoptar. Partiendo de ahí, hemos tocado varios temas.
¿Cómo empezasteis en el bersolarismo? ¿Qué os impulsa a seguir?
ARRIZUBIETA: Yo empecé en quinto curso. Nos enseñaban bersolarismo en la escuela, nos lo presentaron en clase, y en un sitio como Gasteiz todos los jóvenes euskaldunes iban directamente a la bertso eskola [escuela de bersolarismo]. Luego, sobre todo, me motivó ir a los campamentos: conocer a gente con la que compartías inquietudes, el ambiente euskaldún… Conocías también a bertsolaris mayores, que te vacilaban, y había el querer responderles improvisando: el querer ser capaz de responderles lo que piensas.
SARASUA: Yo lo sentía muy cerca, me viene de casa. Empecé en la bertso eskola de Uztaritze en sexto curso. Me parecía muy interesante: poder hablar de otros temas, reflexionar, seguir la actualidad… Y pasándolo bien, en un ambiente euskaldún, he sentido la bertso eskola muy cerca. También empiezas de una manera bastante inocente, claro, sin ser consciente de lo público y demás. Lo veía más bien como una manera interesante de jugar.
A: Y diría que he seguido porque me atrae la improvisación. Luego he ido dándole más importancia al mensaje. Al final, tienes a una gente delante que va a escuchar y que vas a intentar, aunque muchas veces no entiendan, transmitirles lo que quieras decir. Entonces la pregunta es, ¿cuál es nuestro mensaje y cómo lo vamos a transmitir? Esa puede ser mi preocupación: si no transmites lo que quieres transmitir, ahí empiezan los problemas.
S: Yo también creo que en estos momentos es una de las disciplinas más adecuadas para transmitir mensajes, otras ideas, etcétera. La gente está ahí, te preguntan por cualquier tema y si tienes algo que decir puede llegar muy fácilmente. Pero soy consciente de que para que pueda transmitir las ideas que realmente quiero, debería trabajarlo más. Y luego, la improvisación y las rimas y esa estructura tan rígida, puede que para el público no, pero supone un reto para nosotras. Ese vértigo, qué decir sobre este u otro tema… te da un punto de adrenalina. Y a veces no sabes qué hacer, pero te sale mejor de lo que creías y esa es una sensación buenísima. No siempre pasa así, pero cuando pasa, sientes que por eso te gusta el bersolarismo.
El bersolarismo tiene algunas características técnico-formales que le son intrínsecas: cantar con una melodía, tener que rendir el discurso a unas rimas y una estructura… ¿Sentís que esas características os limitan para decir lo que queréis?
A: Yo sí, totalmente. Puede que la melodía no, porque lo tenemos más interiorizado, pero la rima sí. Además es lo que decía Maddi antes, hay que trabajarlo más. Pero cuesta ponerse a eso. Muchas veces creo que está relacionado con la competición: trabajaré las rimas para el campeonato, porque allí me puntuarán esas rimas, y no tanto para poder hacer frases adecuadas que coincidan con lo que quiera decir.
S: Y, en mi opinión, una consecuencia de eso es que muchos bertsos son muy parecidos. Con un mismo tema, siempre se nos ocurren las mismas cuatro rimas. Te lleva a lo mismo y eso es negativo para el bersolarismo. Puede que lo idealice, pero me imagino que hace tiempo, cuando las rimas no estaban tan determinadas, se podrían hacer bertsos muy buenos, porque muchas de las cosas que ahora importan no importaban tanto antes. Y todo eso es, en parte, por la competición. El bersolarismo ha mejorado estéticamente, pero el contenido se ha homogeneizado.
A: Yo noto eso con los niños. Soy profesora en una bertso eskola, llevo cuatro años enseñando. Noto que según lleven más años, los niños se acercan más a mi forma de rimar o a la forma general. Los niños muchas veces sacan una rima buenísima, una que tú no utilizarías nunca. Ellos no saben lo que son rimas «fáciles», cantan lo que se les ocurre. Yo creo que en eso también influye lo que escuchamos.
S: Por todo lo que hemos dicho, es mucho más difícil para los que hablan dialectos periféricos del euskera. Las rimas del euskera estándar no les sirven tanto, les son artificiales. En Iparralde [Euskal Herria Norte], nos salen expresiones y rimas del lado Sur naturalmente, porque casi todas las referencias son de allí. Pero si no hubiera esas referencias, tendríamos otras rimas, otras expresiones. En el campeonato de Iparralde, por ejemplo, un bertsolari de Hendaia tiene más opciones de sacar más puntos porque el dialecto de la parte Sur no se le hace artificial. Pero, sin embargo, para un bajonavarro o un suletino será más difícil usar las expresiones de su propio dialecto.
Otra característica del bersolarismo es la improvisación espontánea. El bertsolari tiene unos pocos segundos para pensar lo que quiere decir, antes de cantar. En vuestro caso, ¿qué influencia tiene eso en lo que queréis decir?
A: Yo creo que lo más importante es el trabajo previo, para no tener esos límites de los que hablábamos antes. Y sobre todo trabajar el tema, porque si te ponen un tema del que no tienes una opinión propia, caerás en decir generalidades, en decir lo que la gente dice en general y no transmitirás una idea. Entonces, ¿qué vale ese bertso, si lo que buscas solamente es el aplauso del público? Se dice a menudo que es importante leer la prensa antes de cantar, pero yo creo que además de leer deberíamos formar una opinión sobre todo lo que podamos, para que podamos aportar algo a la gente que nos escucha.
«Entonces, ¿qué vale ese bertso, si lo que buscas solamente es el aplauso del público?»
S: Luego sabiendo que estarás limitado, también nos pueden poner un rol más incómodo o también tenemos que responder a lo que dice el otro, en una conversación cantada, por ejemplo. Hay que tener claro qué se debe recalcar en cada tema. Aun así, no se pueden cantar cosas complicadas, eso hay que asumirlo.
A: O tenemos que saber cómo decir esas cosas complicadas de una manera simple, para que la gente entienda y no aplaudan pensando que hemos dicho algo que no queríamos. Para que, cuando decimos «viva la lucha de la mujer trabajadora», no entiendan solamente «viva la lucha de la mujer». Tenemos que acertar en hacer énfasis en eso que realmente queremos decir y en transmitir las ideas que queremos. Y para eso es importante el trabajo previo: para acertar como llegar a la gente, incluso en temas que tenemos muy estudiados.
«Tenemos que acertar en hacer énfasis en eso que realmente queremos decir y en transmitir las ideas que queremos. Y para eso es importante el trabajo previo»
S: Totalmente. A mí me ha ayudado mucho la cosmovisión que me ha dado la militancia. Tengo claro lo que pienso, tengo una manera de analizar y una manera de mirar al mundo. Sé lo que quiero decir. Pero la cuestión es esa: exige mucho trabajo identificar lo que en cada momento el público pueda entender. Tienes que adaptar mucho lo que quieres decir a lo que se pueda entender. Lo que cuenta ahí es la pequeña parte que el público entiende, no que digas lo que quieras.
«A mí me ha ayudado mucho la cosmovisión que me ha dado la militancia. Tengo claro lo que pienso, tengo una manera de analizar y una manera de mirar al mundo»
La improvisación del bersolarismo implica una relación estrecha con el público. Parece como si el bertsolari debiera hacer disfrutar al espectador, buscando siempre el aplauso. También dependerá de cada ocasión. Vosotras queréis cantar con un discurso crítico, ¿cómo habéis vivido eso?
A: En los recitales organizados por el Movimiento Socialista me siento más tranquila: aunque metas la pata no importa tanto, la gente sabe lo que piensas o lo que querrías decir y no te supone tantos problemas. En cambio, si en otras ocasiones cantas, por ejemplo, que no te consideras feminista, eso tiene que ir muy bien argumentado y explicado, y es difícil hacer eso cantando. Además, yo a menudo siento que según delante de quien canto, lo que cante irá en nombre de toda la militancia socialista. Lo más difícil para mí es que la gente entienda lo que quiero decir, pero que al mismo tiempo disfrute.
S: A mí me pasa al revés. Para mí es mucho más fácil cantar en otros recitales que no sean nuestros. Me parece que cantando con bertsolaris que son muy diferentes a mí puedo aportar más. Yo canto sobre todo en Iparralde, es donde me siento más cómoda, es más fácil para mí identificar lo que piensa la gente. Y nosotras todavía estamos en la fase de comprensión. No es que no estén de acuerdo, sino que no saben lo que pensamos. Por lo tanto el reto es hacérselo entender. Es algo que sucederá poco a poco y creo que el bersolarismo puede aportar en eso, en socializar el proyecto socialista. Si cantas algo y algún espectador no está de acuerdo, querrá decir que lo has hecho bien, porque lo ha escuchado, lo ha entendido y ha dicho que no está de acuerdo.
En esa relación entre el público y el bertsolari, ¿querer hacer entender a la gente vuestro discurso implica necesariamente adaptarse al sentido común dominante?
S: Rebajamos mucho el discurso. Pero en estos tiempos hacer bertsos más políticos, criticar mínimamente el capitalismo, ya me parece algo diferente a lo que los demás harán, aun estando dentro del sentido común. Luego puede parecerte que siempre hablas de lo mismo, porque es eso lo quieres recalcar siempre.
A: Sí, y también es muy difícil explicitar. Por ejemplo, y aquí también influye el público, cuando tengo que cantar con gente diferente a mí políticamente, les he pedido a amigos cercanos que vengan. Me he sentido apoyada, porque por lo menos hay alguien para entenderte si estás siendo explícita o si te dicen cualquier cosa. Por ejemplo, nunca he mencionado a ITAIA o GKS en un recital. Jon Gurrutxaga cantó en el campeonato de Erniarraitz un bertso buenísimo: «Él se apoya en Bildu / Y yo estoy con GKS». No sé si sería capaz de cantar eso si no hubiese cantado en el gaztetxe de Azpeitia o si no hubiese sido el mismo público.
S: Luego la cuestión es que también cuelgan esos recitales en Internet y que aparecen ahí, sin público, para que pueda oírlos cualquiera. Tú te adaptas al público de un momento concreto, pero puede que al final también los oiga otra gente. Ahí ya no controlas quién puede estar. Es una acción comunicativa, sin saber quién es el receptor. Trasciende lo improvisado, la relación que tiene el bertso con el momento y el lugar.
Con el tema de los campeonatos, habéis mencionado su rol homogeneizador. La competencia también está ahí. ¿Cómo veis el modelo de campeonato actual?
S: Siempre he pensado que si tuviéramos que reconstruir el bersolarismo, a mi parecer no tendría que haber campeonatos. Impulsa la competencia, el ego y algo que no es sano. Justo lo que alimenta la sociedad capitalista. Es verdad que, como en el deporte, siempre pensamos que la competencia te lleva a dar lo mejor de ti. Pero, en mi opinión, el reto y la provocación sin campeonato también te llevan a querer razonar mejor que el otro. No creo que sea necesario un campeonato, una puntuación, la final, la ganadora…
«Siempre he pensado que si tuviéramos que reconstruir el bersolarismo, a mi parecer no tendría que haber campeonatos. Impulsa la competencia, el ego y algo que no es sano. Justo lo que alimenta la sociedad capitalista»
A: Además, el campeonato conlleva cuánto vas a cantar y cuánto te van a llamar. Y también el grado de aceptación de lo que tú digas. El campeonato crea la aceptación que tendrás, porque se piensa que si eres la ganadora lo sabes todo sobre todo y todo lo que digas está bien. También se idealiza, parece que por ser bertsolari sabe de todo.
S: Sí, es verdad. Al bertsolari siempre le llaman de todos los lados, se le idealiza… Y para mí eso es un desastre. Da una imagen muy pobre el mundo euskaldún. Que sean siempre los mismos, darles a las mismas personas todas esas funciones.
«Al bertsolari siempre le llaman de todos los lados, se le idealiza… Y para mí eso es un desastre. Da una imagen muy pobre el mundo euskaldún»
Ahí es donde entramos en la cuestión de la figura del bertsolari y su función pública. ¿Qué funciones creéis que cumple la bertsolari hoy en día?
S: La función de hacer reflexionar. El bertsolari puede tener esa función, pero, luego, ser opinador, una persona a la que poder entrevistar en cualquier ocasión, todo eso… El bertsolari ya tiene un espacio donde poder hacer todo eso. Ya ha escogido la forma en que quiere expresar su palabra, ya la tiene. Habrá miles de personas que seguramente tengan cosas interesantes que decir. El hecho de contar siempre con los mismos hace que siempre se diga lo mismo.
A: Y por el hecho de ser bertsolari, y si además lo hace bien en el campeonato, será más aceptado. Y desde esa figura aceptada, defender unas posturas políticas es más fácil, porque tu figura está más aceptada.
La renovación del bersolarismo siempre ha ido de la mano de cambios político-culturales en la sociedad vasca. No hay duda, por ejemplo, que el ciclo político anterior y el nacionalismo de izquierdas han tenido una gran influencia. ¿Cómo ha influido la actual decadencia política y cultural en el bersolarismo?
S: Amets Arzallus decía, utilizando una metáfora muy adecuada, que la actual es un barro más resbaladizo. Que antes había unos pilares, que se sabía qué cantar sobre cada tema y que ahora se siente sin nada a qué agarrarse. En mi opinión, el bersolarismo siempre funciona mejor cuando canta los sentimientos, las reflexiones y las reivindicaciones de una comunidad. Así es más emotivo. También hay quien piensa que es más interesante que haya de todo, múltiples puntos de vista. Puede que sea interesante, pero yo creo que la emoción de una final de campeonato en Barakaldo era algo que respondía a una comunidad. Y no sé si lo volveremos a ver.
A: En las finales diría que se nota en los aplausos. Pero también cambian los temas: ahora ya no te darán temas tan políticos, te darán temas más bien humanitarios, etcétera. Creo que los temas son también reflejo de ese cambio que se ha dado. Y los que piensan los temas en los campeonatos, tienen también poder: te dicen sobre qué cantar, no es cualquier cosa.
¿Qué opciones puede dar el bersolarismo como medio de socializar el punto de vista socialista?
S: La opción de hacer oír nuestro mensaje. Yo personalmente lo vivo así, en los sitios donde canto, quiero hacer entender lo que decimos y socializarlo poco a poco.
A: También puede poner en duda lo hegemónico, puedes lanzar preguntas que hagan pensar a la gente. Por otro lado, puede demostrar a la gente del bersolarismo que el Movimiento Socialista está cogiendo fuerza, y que también hay bertsolaris que vienen de ese movimiento, sobre todo jóvenes, y que tienen un nivel. Con eso también le podemos dar una referencia a la gente indecisa.
S: También veo un pesimismo enorme en mucha gente. Me parece que los que cantamos desde una posición política fuerte podemos presentar a otros bertsolaris la posibilidad revolucionaria. Que la revolución es posible y es bella, y les podemos enseñar lo que estamos haciendo.
A: Que venimos con una propuesta, no solamente a analizar y a criticar.
S: Por ejemplo, en las bienvenidas que se les hacen a los presos, ¿qué se puede cantar ahora? «No volvéis al país que soñasteis, pero bienvenidos», y cosas así. Son bertsos pesimistas, muy duros. Pero, al mismo tiempo, muchos solamente pueden cantar eso. Pero nosotras podemos cantar que le agradecemos la referencia que nos han dado y que vendrá una generación nueva que lo dará todo como ellos hicieron. En eso lo nuestro tiene fuerza.
Más allá de los circuitos hegemónicos, ¿creéis que se podría crear otro tipo de modelo desde un punto de vista socialista?
A: Creo que en eso la cuestión de la temática tiene importancia. En este momento, si organizamos un recital muchos de los espectadores serán afines políticamente. Yo creo que cuando viene otro tipo de gente el bersolarismo puede tener influencia en ellos. A mí me parece difícil como enfocarlo para que los y las militantes lo escuchen a gusto, pero para que los demás también lo entiendan y se sientas identificados con lo que se dice. Dependiendo de qué gente va a venir, se sabe qué tipo de temas poner. Pero en un recital donde quieres expresar tus ideas pero también que la gente que no habla en nuestros términos lo entienda, hay que acertar en la temática y en la forma de cantar.
S: También hay otras opciones. Estamos muy acostumbradas a cantar solamente con un micro delante, en un escenario, etcétera. Pero creo que también se pueden crear otros momentos espontáneos. En espacios más informales, para animar un día de trabajo colectivo… creo que el bersolarismo puede aportar en esos momentos y que en esos momentos puede sacar su magia. Hay que experimentar. Imaginad, también sería bonito que en los recitales el público pueda reaccionar y que eso influya en la improvisación del bertsolari. De algún modo dotando el público de un rol más activo. Creo que se deben crear modos diferentes de interactuar con el público.
«Hay que experimentar. Se deben crear modos diferentes de interactuar con el público»
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