FOTOGRAFÍA / Arteka
Karlos Agustín García-Salmones
2020/07/04

El auge de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia media fuerza a los capitales a intensificar su lucha por el capital humano, los mercados, las rutas y los recursos, y a modernizar e innovar aceleradamente para reducir los costos de producción. En esta situación, el aspecto de derrumbes sectoriales y detenciones en seco que a inicios de este 2020 ha tomado la economía mundial invita a creer que el capitalismo ha llegado a su límite máximo. Pero, aunque puedo estar equivocado, en mi opinión muy posiblemente todavía queda un ciclo largo de acumulación, hacia un horizonte límite de 2050-60, sobre la base de posibilidad de la proporcionalidad entre la masa de ganancia necesaria para mover la siguiente expansión, –incrementada por la incorporación en secuela toyotista gradual pero masiva del proletariado de India y África–, la tasa de ganancia todavía posible, quizá de un 5-10% de media mundial, y la cuota de explotación no autodestructiva alcanzable por la vía de la optimización radical del Trabajo Útil. Sabiendo, además, que el capitalismo con que logre reproducirse en una sola región puede luego reiniciarse desde ese punto hacia todo el Globo, esta es la eventualidad para la que creo que hay que prepararse principalmente en este periodo.


Incertidumbre, Cibernética y Trabajo Útil

No es cierto que en el modo de producción capitalista el Trabajo Objetivado niegue determinísticamente de forma estructural y absoluta al Trabajo Vivo; se combinan dialécticamente. Eso es la cibernética desde Platón y Wiener hasta hoy: el arte de combinar y dirigir los procesos de conjuntos de cosas y personas para obtener resultados y, entre ellos, un resultado principal. Por ejemplo, dirigir un barco a un puerto o producir plusvalor. El problema, pues, que está teniendo el capital ahora, como dirigencia cibernética de la acumulación, es aclarar cuál es en esta época la versión de las múltiples combinaciones posibles de Trabajo Vivo y Trabajo Objetivado que mayor proporción de Trabajo Útil (a la producción de plusvalor) causa.

Mientras esto no suceda de forma general, el aumento de la deuda pública, fundamentado en la ampliación futura de la porción tributaria de la plusvalía, no es más que prorrogar o enmascarar la quiebra, pues no es un problema de distribución de porciones de plusvalía, es un problema de producción de plusvalor. Esto conduce a la crisis política porque esencialmente el estado es una alianza de clases para extraer y desarrollar la plusvalía tributaria, - y luego la porción tributaria de la plusvalía -, no puede existir sin plusvalía tributaria y ahora intenta evitar su descomposición incrementando la explotación tributaria sobre el proletariado, en un modo de producción en el cual ésta depende de la explotación burguesa del proletariado a través de la relación salarial, lo cual está en crisis de incertidumbre respecto a su límite absoluto de posibilidad.

Precisamente para evitar la quiebra, la competencia internacional entre grandes capitales concentrados se ha enardecido a lo largo de 2019, traduciéndose en un enorme aumento de la presión de los inversores públicos y privados en todo el mundo hacia inversiones y desinversiones cada vez más inquisitivas en búsqueda del nuevo nivel de Trabajo Útil. Esto significa que ya no se puede prorrogar más la sostención de las partes no rentables del capital. Las dirigencias capitalistas se ven obligadas a luchar por el incremento masivo de la proporción de Trabajo Útil en el Trabajo Total, a ser más audaces en esa búsqueda, a eliminar las deseconomías del valor o a producir masivos bolsones de fuerza de trabajo en barbecho, y a evitar ser subsumidas en nuevas centralizaciones subordinantes. Todo ello está constituyendo enormes reestructuraciones comerciales, culturales, sociales, tecnológicas, militares e industriales que están formando, en aceleración continua, una Gran Reconversión Global de la formación social capitalista.


El final del modelo de acumulación global chinamericano centrado en la mundialización de la Telefonía Digital Móvil

A lo largo de la presidencia de Trump los ataques a la fusión comercial e industrial de amplios sectores chinos y estadounidenses han terminado por llevar a la descomposición al modelo de acumulación de capitales mundial que, aunque renqueante, todavía se mantenía en funcionamiento. La producción de diseños y el sistema de royalties estadounidenses se aplicaban al ensamblado material en China, que exportaba las manufacturas acabadas para su consumo a los EEUU y a todo el mundo, sobre la base de bajos salarios, seguridad jurídica e intensa explotación, lo que repercutía en una impresionante industrialización en China. Pero este desarrollo conllevó la desindustrialización del Medio Oeste y serias fracturas en los EEUU, como paro masivo e incluso un millón de personas muertas por el consumo de opiáceos por desesperación social.

Este despliegue no ocurría únicamente sobre manufacturas simples. Especialmente, el supersector de la Tecnología Digital Móvil, con una expansión de 7000 millones de teléfonos móviles en 2017 (1), ha marcado los últimos 20 años de relación productiva EEUU-China, desarrollándose junto al ensamblado de ordenadores personales, sus periféricos y todo tipo de componentes microelectrónicos. Este motor expansivo de la acumulación global se organizaba en torno al financiamiento por medio de la impresión de dólares por parte del funcionariado estadounidense, predominantemente demócrata, y el atesoramiento de estos dólares por parte del funcionariado chino, y comenzó a fallar no solo por la bajada progresiva de la ganancia media producto de la maduración del sector sino también por las profundas consecuencias geopolíticas del ascenso industrial de China paralelo al debilitamiento productivo de los EEUU. Trump es decididamente rupturista de la asociación con China como se vio tras su salida del TPP, representa a una alianza entre la masa social perdedora en la desindustrialización y un bloque industrial estadounidense concentrado alrededor de los sectores de la automoción, el energético y el aeroespacial, que, incluso a riesgo de perder las ventajas del dólar como moneda hegemónica mundial, quería y ha logrado frenar este modelo de acumulación que los disuelve, negando este eje de desarrollo a los poseedores de royalties, a los beneficiarios en la sobreimpresión continua de dólares, a una parte del complejo militar-industrial y a algunas de las corporaciones tecnológicas más internacionalizadas.

En China parece haber una corriente favorable a conservar el valor reservado en dólares y otra que impulsa el yuan como forma de eludir esa supeditación monetaria, mientras que tanto más se reducía la tasa de ganancia producto de la maduración del sector de la Telefonía Digital Móvil, cuanto más se debilitaba el río principal del plusvalor que alentaba al modelo de acumulación mundial chinamericano centrado en el Pacífico y en la mundialización de la Telefonía Digital Móvil. Y, en retroalimentación, tanto más a ambos lados del Pacífico aumentaban las resistencias internas a la prosecución de su desarrollo mancomunado.

El siguiente desarrollo del Internet Móvil pasaba ya por nuevos repartos imperialistas en las infraestructuras y logísticas del 5G y de las redes satelitales de órbita terrestre baja, como se demostró con el acoso a Huawei cerrándole los EEUU la plataforma Android, primero, y luego el acceso a los semiconductores. A medida que esto iba sucediendo, China ha buscado reposicionarse promoviendo una esfera de desarrollo de países con baja industrialización media, articulada desde el Mar de la China hasta la Península Europea: La famosa Nueva Ruta de la Seda.

Esta conjunción de circulación de bienes y servicios Norte-Sur y Este-Oeste euroasiáticos es la candidata natural a suceder para el largo plazo al modelo de acumulación global chinamericano fundado sobre la mundialización de la Telefonía Móvil Digital y en el eje del Pacífico. Ahora bien, para su plasmación institucional necesita una lucha política-militar generalizada de largo alcance, como se ha visto con el asesinato del General iraní Qassem Soleimani, acto de guerra que, en último análisis, es un desafió a la totalidad de esa salida capitalista a la crisis mundial de ganancias.


El colapso del SARS-CoV-2 como inicio del periodo constituyente de la Socialización Robótica Capitalista

El General Soleimani era el jefe histórico de los Guardianes de la Revolución, artífice de la victoria del Eje de la Resistencia (Irán, Hezbolá y Siria) en la Batalla de Aleppo, que desmoronó la agresiva cuña occidental sobre el paso de la Nueva Ruta de La Seda. Este general, a petición de los EEUU, que en mayo de 2018 había salido del Acuerdo Nuclear, fue atraído a una reunión diplomática en Irak donde fue asesinado el 3 de enero de 2020 en una trampa. Ahora bien, los Guardianes de la Revolución tienen la llave del Estrecho de Ormuz por donde pasa el 35% del petróleo que es comercializado en el mundo, y en respuesta a semejante acto de guerra pueden dejar sin energía a Europa pero también a China.

Por otra parte, durante décadas se exportaron empresas y ramos enteros de la producción a China también para eludir la baja rentabilidad de las inversiones en los países capitalistas centrales. Finalmente, hasta la peligrosa producción de vacunas comerciales, que trabaja con ingeniería genética de patógenos, se «deslocalizó» allí por ser un entorno más barato y con menos regulaciones restrictivas. Aunque es cierto que otros dicen que el SARS-CoV-2 no ha sido un accidente vacunalista esta es la explicación más simple y la más probable de ser cierta, - aunque también cabe la posibilidad de que otras hipótesis respecto a su surgimiento puedan ser las acertadas si se considera, y cito de mayor a menor probabilidad en mis estimaciones, a) lo rápido que ha sucedido la aparición pública del virus, - aunque su aparición oficial es el 29 de diciembre de 2019 -, tras el asesinato del General Soleimani, por lo que podríamos estar de facto en medio de la apertura de las provocaciones de una guerra mundial «híbrida», y si es así no tardaremos en saberlo de verdad por la gravedad de la situación, o b) ser producto de acuerdos secretos interimperialistas para reorientar el catastrófico proceso global del capital por medio de la declaración de un estado de excepción global prolongado, o c) incluso es posible, aunque muy improbable, que proviniera de una «zoonosis» como sostiene la propaganda del capital vacunalista de Microsoft-Gavi-OMS, los reformistas malthusianos socialdemócratas y los ecofascistas de clases medias, o d) formar parte de un plan malthusiano de parte de la oligarquía internacional de reducción y reestructuración de la población mundial para evitar el colapso del capitalismo -, en todo caso, un gran número de datos y precedentes históricos hacen a la teoría del accidente vacunalista, en clave de Fukushima vacunalista en Wuhan, la más probable (2).

En todo caso, la reacción del Gobierno chino fue inopinadamente enérgica, lo que ciertos capitales concentrados globales, como el complejo global Microsoft-Bain-Monsanto-Gavi-OMS, estaban en disposición planificada de aprovechar.

El estado de alarma mundial lo decretaron la OMS y las tecnológicas globales, al declarar la pandemia el 11 de febrero, y desconvocar in extremis, el Mobile Congress de Barcelona del 12, al día después, donde, vista la efectividad con que se cumplió la panoplia de medidas anti virus en todo el mundo, - a presiones de la bien financiada, y políticamente conectada con la socialdemocracia internacional, red global de epidemiólogos de Gavi -, hay que concluir que fluye la fracción reinante global de la clase capitalista, ahora Financiero-Biotecnológica-Química-Informacional. Este estado de alarma mundial por «la Salud» devastó los sistemas sanitarios estatales barriéndolos con su tsunami de pánico y deserciones por terror al contagio, demostrando así que los pies de estos sistemas nacionales sanitarios fordista-toyotistas son de barro.

El impacto del tsunami global de miedo pánico, con su onda avanzando por la geografía comunicacional del mundo entre trompetas de nueva peste negra y matemáticas creativas, causando oleadas masivas de deserciones, hizo estallar, como fichas de dominó, país tras país, una crisis sanitaria que reveló, a su vez, la insostenibilidad de la crisis mundial de la deuda pública, lo que de inmediato puso en riesgo al rentismo tributario de las clases medias socialdemócratas, que declararon, uno tras otro, estados de excepción encubiertos locales. Estamos, por tanto, dentro del torbellino caótico de la convergencia de las crisis desconstituyentes causadas por el tsunami de pánico global al virus SARS-CoV-2, y las incertidumbres propias del reñido proceso de formación de las nuevas concentraciones y centralización de capital global, tras caer el modelo chinamericano.

La lucha por la supervivencia o, en su caso, por el liderazgo del nuevo modelo de acumulación global de capital conlleva ir en vanguardia de la instauración de la Socialización Robótica, pero esto implica enormes desmantelamientos, que es lo que facilita la crisis sanitaria global de la COVID-19.


La aceleración de la reconversión postoyotista de Tipos Tecnológicos por la necesidad monopolista de sustituir las fuentes externas de energía

La ‘nueva normalidad’ de la que se nos habla ahora es en realidad una nueva excepcionalidad porque las distintas potencias imperialistas se han lanzado a la lucha por la supervivencia y por tener un lugar bajo el Sol en el eventual nuevo reparto del mundo que quede finalmente instaurado. Hay probablemente coincidencia aleatoria en que converjan el estallido de la situación en Ormuz, y, causada por los confinamientos de la COVID-19 una detención radical del gasto en movilidad basada en hidrocarburos. Pero esta coincidencia desata la aceleración brutal de la política monopolista de sustitución de fuentes de energía y el establecimiento del estado, más que de alarma, de excepción, sobre todo en los estados más vulnerables en la nueva coyuntura internacional: enorme endeudamiento, gran dependencia energética de los combustibles fósiles externos y aparato productivo en fuerte necesidad de reconversión, como por ejemplo Italia, el estado español, o... la Unión Europea al completo.

Ocurre que, apremiados por el auge la competencia inter-imperialista y su dependencia energética exterior, con la incertidumbre máxima reinando sobre los suministros de petróleo provenientes del Golfo Pérsico, cegado el acceso alternativo a los hidrocarburos rusos por medio del Cinturón de Acero construido por los EEUU en Europa del Este, y en respuesta de reposicionamiento ante el despliegue de la Nueva Ruta de la Seda, los monopolios europeos han lanzado – aunque los socialdemócratas estadounidenses tienen un plan similar - su particular New Deal verde por un billón de euros (3), monto que saldrá, en último término, de la elevación de la cuota de explotación sobre el proletariado. El objetivo principal es promover la sustitución acelerada de las fuentes externas de energía, lo que implica sustituir cientos de millones de motores a combustión por motores eléctricos y sistemas de baterías en el medio plazo, pero lo más rápido posible. Esto, que es cuestión de vida o muerte para los monopolios europeos, solo puede hacerse reconvirtiendo radicalmente dos sectores troncales del aparato productivo; el Energético y, sobre él, el del Transporte y Movilidad, especialmente el de Automoción, adaptándolos con la mayor velocidad posible al marco de nueva electrificación que imponen la lucha interimperialista y la Robotización en ciernes.

Desde hace dos décadas la farsa de la crisis climática cataclísmica, urgente de toda urgencia, era alentada por los monopolios para poner barreras comerciales y proteger las industrias europeas de su competencia, para cerrar cuanto antes el flanco débil de la dependencia energética y para criticar y promover la disminución de los niveles existentes del salario mínimo. Este Orden Doctrinal, no por casualidad dogmatizante, promovía la sustitución energética para superar la debilidad geopolítica y, así, impulsar la reconversión industrial que necesariamente se desprende de ella, lo que también incluye una posible renuclearización y el desarrollo del mercado de la geoingeniería.

Por si sola, la reconversión social e industrial del Transporte y la Movilidad, por el cambio de Tipos Tecnológicos a que fuerza, exige enormes inversiones en una renovación masiva de infraestructuras, capital humano y tecnologías, por lo que si se hace ya no se puede sostener la industria automovilística de coches baratos a combustión, que era intensiva en empleo de fuerza de trabajo. Por otro lado, el sector aeroespacial civil europeo, centrado en Airbus, lleva la delantera al bloque estadounidense Boeing, pero este mercado se va a contraer si no es que va a entrar en derrumbe en el caso de que no logre un muy amplio abaratamiento energético por kilogramo/kilómetro transportado. Ocurre que sustituir las fuentes energéticas de forma acelerada y promover la reconversión industrial y la renovación tecnológica implica que, finalmente, la aviación comercial ya no puede ser sostenida con subvenciones al mismo nivel que anteriormente sin un redimensionamiento, lo que, más allá del COVID-19, golpea a la Industria Turística de masas cuya contracción, al ser intensiva en fuerza de trabajo, amenaza con lanzar a docenas de millones de personas al paro en todo el mundo.

Así pues, los sectores y ramos que a causa de la sustitución acelerada de las fuentes energéticas entran en desmantelamiento por desmontaje, reconcepción industrial y redimensionado del viejo aparato productivo toyotista son, como hemos visto, Energía Fósil, Motores a Combustión, Aeronáutica Civil y Turismo de Masas, o sectorialmente expresado: Energía, Transporte y Movilidad y Hostelería.

Los representantes empresariales (4) afirman que, en la parte occidental de la Baskonia Interior, en Baskongadas, el Sector del Automóvil con motor a combustión significa el 25% del PIB, y emplea a 44.000 trabajadores, - y otros 50.000 fuera del país -. Factura unos 22.000 millones de euros y exporta el 90% de su producción, sobre todo componentes, a la industria automovilística española. El Sector Aeronáutico, factura 2.457 millones de euros, emplea a casi 15.000 trabajadores, de ellos 4.985 en Baskongadas, significa el 1.3% del PIB, más de 900 millones de euros, exporta el 66,3% y es el 5.9% del sector industrial. El Sector Turístico, que es intensivo en fuerza de trabajo, significa el 6 % del PIB, emplea a unas 100.000 personas y factura 4.000 millones de euros, de los cuales gran parte son de origen extra estatal, por lo que también aumentan la rotación interna de capital, y tienen efecto multiplicador del PIB.

Como se suman la reconversión del coche eléctrico, la reducción de los sectores industriales electro-intensivos, y la situación en la aeronáutica, la mitad de la industria vasca está entrando ya en reconversión por reestructuración energética y renovación de Tipos Tecnológicos, sin considerar todavía el cambio de Modo Tecnológico en curso. Esto forzosamente tiene que impactar en toda la pléyade del troncal Sector Servicios, y no solo Turismo y Hostelería. El impacto se expandirá en dos ondas, una hacia el resto del Ramo Privado del Sector Servicios, y otra hacia el Ramo Público del Sector Servicios de Baskongadas, que significa el 45% del PIB. La base material y reproductiva de este Ramo es esta base industrial obsoleta, su endeudamiento sigue avalado por la Unión Europea pero vuela ahora por encima del 150% del PIB (sobre una deuda global total del país superior al 350% del PIB) considerando su parte alícuota de la deuda estatal española, que es así como hay que medirlo, pues esta será o sería la magnitud del impacto del colapso de la deuda pública: unos 100.000 millones de euros y no los flamantes 7.000 millones que cuentan los estatistas autonomistas.

El problema es que el Ramo Público ya sobrepasaba con creces a la base productiva antes de este crack de modelo y de facturación, y el superproblema es que no se puede sostener un déficit público mayúsculo enmascarado en un enorme endeudamiento y, a la vez, los costos de una reconversión industrial radical. La ola de desinversiones, mal llamadas ‘recortes’, ya está formándose. Pero, como vemos con la intervención del Banco Central Europeo, sí se pueden mitigar todavía los efectos de esta situación, también se puede aplicar de manera acelerada pero gradual la reconversión pos-toyotista de Tipos Tecnológicos. Pero es que, además, ocurre que en el Sector Energético, aunque no es intensiva en fuerza de trabajo, la parte antigua no se va a desmantelar. En ese sector forman Repsol-Petronor y, sobre todo, Iberdrola, que tienen fuertes posiciones internacionales en Energías Renovables. Este monopolio, en un desmantelamiento de esta magnitud puede verse fuertemente beneficiado por las partes industriales rentables que queden a su alcance a precios de remate, y está perfectamente posicionado para succionar los fondos del New Deal verde provistos por la Unión Europea para la aceleración de la sustitución de las fuentes energéticas. Lo mismo ocurre con el Sector Agrícola en Nabarra, que centrado en la calidad, afrontaría mejor la situación. Todo ello puede constituir fuerzas mitigantes de la feroz crisis laboral y social general interna en ciernes.

Sin olvidar estas fuerzas mitigantes, a priori, solo por esta situación de Cambio de Tipos Tecnológicos, están puestos en cuestión para, entre este bienio y este lustro entrantes, no menos de 150.00 empleos en Baskongadas, en torno al 15% del empleo, lo que viene a suceder en un marco de subemplearización social toyotista que ya era fluctuante de entre un Tercio y la Mitad Social.

Lo impresionante del caso es que la reconversión industrial postoyotista, producto de la necesidad perentoria de sustitución de las fuentes de energía, que determina el cambio lo más acelerado posible de los Tipos Tecnológicos, desde el motor a combustión al motor eléctrico, desde el depósito de combustible a las baterías eléctricas y desde la gran refinería a la multiplicidad de infraestructuras de Energías Renovables, ocurre simultáneamente al cambio del Modo Tecnológico. De hecho, la participación en el reparto de los fondos del New Green de los monopolios europeos están condicionadas a la digitalización industrial, lo que implica que la reconversión de la Automoción no es solo hacia el coche electrico sino también hacia el coche de conducción automatizada.


La IV Revolución Industrial y el cambio radical en ciernes de Modo Tecnológico

La distinción entre Tipos Tecnológicos y Modo Tecnológico tiene que ver con que en este último se da un cambio de concepto en el desarrollo de las fuerzas productivas, no meramente con los materiales o las tipologías tecnológicas. En este caso, el cambio de concepto es hacia un paradigma fabril robotizador que consiste en que las máquinas automatizadas tienden a parecerse al Hombre (y viceversa), en el sentido de que pueden crecientemente tomar decisiones y adaptarse a cambios en los procesos productivos, y dirigirse autónomamente a los objetos de trabajo, en lugar de esperarlos estáticamente, implementando para ello métodos de Inteligencia Artificial.

Por supuesto, no se trata de que todos los obreros van a ser sustituidos por máquinas automatizadas en esquemas industriales robotizados, sino que se trata de que este paradigma permite flexibilizar paulatinamente la producción y reducir las plantillas, a medida que se perfecciona, reduciendo así los costes de producción. Tenemos así la Producción Aditiva, con impresoras 3D y 4D, la logística basada en vehículos autónomos, los brazos robóticos de apoyo, y continuas mezclas productivas nuevas basadas en robotización que no buscan otra cosa que reducir costos, disminuyendo plantillas por medio de robotizar procesos.

En el Foro Económico Mundial de Davos, su fundador, Klaus Schwab, que representa a los monopolios europeos más proclives a la globalización y a fomentar la unión transatlántica, viene lanzando la teoría de la IV Revolución Industrial. En esa lógica, Siemens desarrolla el eje Industria 4.0 que promueve la mayor automatización posible de las fabricas y la logística industrial. Es decir, Siemens, que es probablemente la corporación industrial alemana más concentrada, quiere hacer de la robotización misma su negocio, sabedora de que es un mercado internacional al alza. Simplemente, suponiendo que esta política industrial de robotización cueste anualmente un 2% del empleo industrial existente, en 20 años, hacia 2040, significaría una reducción del 40% de los empleos industriales hoy existentes, que no olvidemos están enmarcados en una sobrecapacidad productiva mundial instalada quizá del 35%.

Se reúnen la tormenta del desmantelamiento post-toyotista y el sirimiri de la IV Revolución Industrial, pero la Inteligencia Artificial, solo considerando la aplicación de su capacidad efectiva actualmente alcanzada, no es cualquier sirimiri.

En la primera parte de su salto cualitativo a principios de esta década, se introdujeron innovaciones en las redes neuronales de reconocimiento de patrones orientadas a visión y audición artificial. Era el salto cualitativo que necesitaba la Inteligencia Artificial desde los meros sistemas expertos a una flexibilidad, efectividad y amplitud de sus aplicaciones mucho mayores. Que las máquinas puedan distinguir imágenes y sonidos, entre otras condiciones informativas de sensorificación y datificación, tomar decisiones y automejorarse en el cumplimiento de funciones, ha desencadenado una revolución productiva de colosales dimensiones históricas.

Tanto Kai Fu Lee (5) como los hermanos Barnhizer (6) coinciden en que, además de los riesgos existenciales sobre la ontología de la especie humana centrados en el surgimiento de una Inteligencia Artificial General (IAG), - cuyo plasmación, junto a la Computación Cuántica, es uno de los epicentros más cruciales y más competidos de la lucha interimperialista en el marco de la lucha por la producción avanzada -, este desarrollo nos aboca en el corto plazo a una crisis social de enorme magnitud. Kai Fu Lee sostiene que la introducción de la IA no es solo que designa una colección de empleos obsoletos para su sustitución, sino que, además, impone reestructuraciones radicales de sectores enteros de la producción, de ineludible realización en un marco de competencia interimperialista exacerbada. En este sentido, el nuevo modelo de acumulación estaría constituyéndose alrededor de la carrera por la Inteligencia Artificial más avanzada, llevando ventaja China porque la gasolina de la IA son los datos. La implicación es que en el Occidente las presiones para derribar las últimas barreras de privacidad e intimidad y así reducir ventaja son brutales.

Respecto al empleo, su estimación, que también considero correcta, es de que en torno al 30-35% de los trabajos actualmente existentes, - industriales, agrícolas o de servicios -, devienen obsoletos e innecesarios en el cambio de modo tecnológico. Pero no hay que olvidar que el nivel de subemplearización real anterior ya era quizás del 35-45% de la población mundial, de forma que la tendencia, en estos momentos, es a que solo quede un tercio de la población laboral activa operativa sin subemplearizar. Es la mayor crisis social de la historia de la humanidad. Regiones enteras pueden quedar sumergidas en la subemplearización masiva y nadie puede estar seguro en semejante situación de crisis social, tanto más cuanto su eclosión entra en sinergias de retroalimentación negativa con la crisis demográfica de desjuvenación[1] social que incrementa la entropia del Sector de Pensiones y Seguridad Social, Sector de la Enseñanza y del Sector Sanitario fordista-toyotistas, de ramos públicos y privados.

En este sentido, conviene remarcar una afirmación de Kai Fu Lee: «La Inteligencia Artificial es a los trabajadores intelectuales lo que el tractor fue a los trabajadores agrícolas». Esto quiere decir que además del impacto en reestructuraciones sectoriales también caen paradigmas profesionales y sociales a causa de que las tareas que pivotan alrededor del reconocimiento de patrones pueden ser sustituidas por elementos robóticos y métodos informacionales de IA. Siguiendo a los hermanos Barnhizer, el impacto del cambio de Modo Tecnológico en cuanto a actividades productivas se centra en estos momentos en Finanzas, Banca, Bolsas de valores, Manufactura, Medicina, Derecho, Transporte de mercancías y viajeros, Construcción, Agricultura, Defensa, Seguridad, Periodismo, Manufacturas y Logística.

En cuanto a las profesiones la IA en estos momentos puede afectar a financieros, bancarios, agentes de bolsa, trabajadores manufactureros, médicos, enfermeras, dentistas, conductores de autobuses, coches, camiones y de otros vehículos, policías, vigilantes, soldados, albañiles, agricultores, modelos, vendedores al por menor, cajeros, reponedores, profesores, escritores y oficinistas, entre otros (6).


El desenlace poshumanista de la Cosificación Salarial

Al igual que el incremento de la robotización en el aparato productivo, la procreación artificial humana está relacionada de forma directa con la tendencia decreciente de la tasa de ganancia, de forma que cuanto más elevado es el desarrollo de la composición orgánica y técnica del capital menor es la natalidad natural, más lento el metabolismo biológico de la población y más artificial la concepción y crianza. Simultáneamente, cuanto mayor es la población mundial mayores son las fuerzas productivas y, así, más acelerada está la Historia, pero, a la vez, debido a la desjuvenación social, en los países centrales a la escasez de demanda de empleados le supera la escasez de sobreoferta de fuerza de trabajo, contradicción que es conciliada por el capital mediante el ejercicio del Imperialismo Demográfico (7).

Lo más probable es que se reduzca aún más la natalidad en el proletariado. Si este fuera el caso, se contraerían la enseñanza, obstetricia, pediatría, juguetería, vestido y producción didáctica infantil, manteniéndose la demanda de sicólogos, sociólogos, sexólogos, ramos de las mascotas, del erotismo sexo-esterilizado, pornografía e industria de la antifertilidad.

Un auge del paro y la subemplearización siempre incrementa la cosificación salarial y así de la cosificación humana, pero sobre la biopolítica actual aun lo hace más. El epicentro de la cosificación durante el toyotismo ha sido el estatus deshumanizado de los embriones humanos, - que era un punto de partida no una meta de llegada -, habiéndose abortado 1.627.450 bebes embrionarios solo entre 2004 y 2018 a escala estatal – sin contar los de la píldora después ni los clonados o fecundados y sacrificados en laboratorio para producir tejidos y materias primas comercializables. En la ideología poshumanista que está emergiendo como un nuevo desarrollo extremo eugenésico y darwinista social adaptativo del malthusianismo y la religión ecofascista de inicios de la Socialización Robótica para la gestión de los sobrantes, como aumento del Trabajo Útil, la consideración es que los seres humanos no tenemos alma ni somos sagrados pero tampoco los derechos universales humanistas son nada más que un privilegio difícil de sostener porque «consumimos mucho» o «somos una plaga en el planeta». En último término, una parte de los transhumanistas, los poshumanistas, creen que los seres humanos seriamos meros «algoritmos» y, por tanto, no mera fuerza de trabajo puesta en explotación, sino, además, materia prima bioperformable, explotable y configurable en orden a cumplir una función: el incremento de la producción de plusvalía y la expansión del sistema mundial productor de plusvalía.

Recordemos que el descubrimiento de la técnica CRISP6 en ingeniería genética, en este trasfondo de convergencia con la informática avanzada, está propulsando la transformación de la red de laboratorios cuasi artesanos anteriores en una red mundial de laboratorios de ingeniería genética industrial que está tomando el control de los viejos sistemas sanitarios nacionales en quiebra como regalías, en la alianza de clases emergente de biotecnólogos&funcionariados. Los mercados bioperfomativos de seres vivos, y específicamente bioperfomativos de humanos, las inversiones en productos antiaging, y la utilización, de manera industrial, de embriones humanos clonados o no en producciones de tejidos para estos mercados, como hemos visto, son un sector en auge, pero no cualquier sector: ahora, en la revolución tecnológica de la Biología Sintética, la materia prima y el objeto principal de trabajo es el ser humano mismo, convergiendo la vieja industria «neo»malthusiana de la anti fertilidad con la reconversión del sector sanitario fordista-toyotista, jerarquizándolo a la eclosión de la robotizadora red mundial de laboratorios de ingeniería genética industrial, dirigido por Microsoft-Bain-Monsanto-Gavi-OMS. Esto es, la Esfera de la Procreación está en completa -y totalitaria – reconversión malthusiana, lo que tiende a desvalorizar radicalmente a las mujeres en cuanto a sujetos centrales de la procreación.


Las determinaciones estructurales de la Socialización Robótica Poshumanista

Vayamos a los Grundrisse: «En la medida (..) en que la gran industria se desarrolla, la creación de la riqueza efectiva se vuelve menos dependiente del tiempo de trabajo y del cuanto de trabajo empleados, que del poder de los agentes puestos en movimiento durante el tiempo de trabajo, poder que a su vez – en su poderosa eficacia – no guarda relación alguna con el tiempo de trabajo inmediato que cuesta su producción, sino que depende más bien del estado general de la ciencia y del progreso de la tecnología, o de la aplicación de esta ciencia a la producción(8)».

También ahí Marx señala que «dentro del proceso de producción del capital, el tiempo de trabajo empleado en la producción de capital fijo es al empleado en la producción de capital circulante como el tiempo de plustrabajo al trabajo necesario»(8). O sea, es prioritario.

Ahora bien, el auge de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia ha desatado la renovación de los Tipos y del Modo Tecnológicos a la vez. Esta renovación es aplicada a la sustitución en primer lugar del Capital Fijo Productor de Medios de Producción, en Energía, que tiende a ser lo más eficiente, renovable y deslocalizable posible, y en Información, cada vez más automatizado, científico-técnico y rico en datos. Esto quiere decir que en las próximas dos décadas todo el avance de la ciencia acumulado como fuerza productiva humana va a ser descargado masivamente primero en renovar el Capital Fijo del Sector Productor de Medios de Producción, e, interactivamente, en el del Sector Productor de Medios de Consumo.

Pero el dato crucial de la crisis del coronavirus es que ha revelado la verdadera magnitud de la producción de tiempo humano autodisponible. Esto ha aclarado las posibilidades de la eventual nueva expansión del capital cuyo dinamismo depende precisamente de lo que pueda transformar en plusvalor del volumen de tiempo humano autodisponible que pueda absorber el capital. Pero esta magnitud alcanzada de tiempo humano autodisponible sobre tiempo humano total, sucede antes de la renovación general del capital fijo, bajo cuyo nuevo paradigma la producción de tiempo humano autodisponible se verá multiplicada por la IA.

Considérese que el Hombre es movimiento histórico, por esto es siempre trans-humano, transita de lo humano a lo humano, es dinámico, humanonauta, no solo modifica al paisaje, también se modifica a si mismo sin dejar de ser Ser Humano desde los albores de la Historia, es pues lo quiera o no transhumanista, pero no debemos confundir al transhumanismo con el poshumanismo. Emerge un sector poshumanista de la desvalorización general de la fuerza de trabajo que las relaciones sociales de producción tradicionales capitalistas reproducen y el capital necesita para realizar su reproducción ampliada, toma la forma de «neo»malthusianismo ecofascista, generista, y se mueve «como pez legitimador de la cosificación en el agua de los cosificados» en la superproducción de tiempo autodisponible humano.

Supongamos que esta superproducción desborda en efecto no solo a la tendencia ecofascista y «neo»malthusiana del capital, si no a la base de relaciones sociales de producción fundadas en el valor cuyos intereses de conservación esa tendencia aparentemente «progresista» representa. ¿Cuales serían los problemas? No es el objetivo de este texto explorar esta situación, pero si debería ser una de las investigaciones centrales de cualquier fuerza política espartaquista que se proyecte hacia los extraordinarios e inauditos dilemas hacia los que apunta el actual desarrollo histórico.


NOTAS

(1) «Países por número de teléfonos móviles» es.wikipedia.org

(2) «La enfermedad del COVID-19 como el ARJÉ del Mundo» irteen.net

(3) «Un billón de euros: Bruselas presenta el mayor plan económico de la historia»
movimientopoliticoderesistencia.blogspot.com

(4) «El sector vasco de automoción factura 19.311 millones» acicae.es

(5) «AI SuperPowers. China, Silicon Valley and the New World Order» Kai Fu Lee

(6) «The Artificial Intelligence Contagion» David and Daniel Barnhizer

(7) «Corporativismo “de género” e imperialismo demográfico» irteen.net

(8) «(Grundrisse). 1857-1858. Contradicción entre la base de producción burguesa (medida del valor) y su propio desarrollo. Máquinas, etc.» Karl Marx


[1] No meramente quitar reproducción social, sino reducir en cantidad la acción de rejuvenecimiento social que cada nueva generación aporta y, así, desjuvenecer social por contracción de cohorte generacionales más que envejecer social por sobreabundancia de personas mayores. La idea de la que deriva el neologismo, mejorable sin duda, parte de que no es el supuesto Baby Boom de hace medio siglo sino el real Baby Crunch de las últimas cuatro décadas.