Últimamente, han tenido lugar ciertos sucesos en diferentes espacios que demuestran el poder de dominación que tiene el mando capitalista sobre nosotros:
1. La Policía ha desalojado el Gaztetxe de Errotxapea poniendo así fin a un proceso judicial de años. En el trascurso del desalojo hubo 6 detenidos y más de cien identificados.
2. La gendarmería ha desalojado en Hazparne el Gaztetxe Ttattola, nada más ocuparlo.
3. El Gaztetxe de Gasteiz ha sido vaciado por la policía, otra vez más, mientras se estaban celebrando las jornadas libertarias.
4. Gasteizko Zentro Sozialista (El Centro Socialista de Gasteiz) está en riesgo de desalojo, ya que el espacio que estaba vacío y en desuso ha pasado a ser de la propiedad de Laboral Kutxa, por una ejecución hipotecaria.
Hoy en día, lo que históricamente se ha conocido como movimiento okupa está prácticamente desarticulado, y los centros sociales, gaztetxes o viviendas ocupadas tienen cada vez más impedimentos para subsistir y llevar a cabo su actividad política.
Aunque para entender el declive histórico del movimiento de okupación tienen mucho peso los factores endógenos (deriva estratégica, la integración en las instituciones o la crisis reproductiva por ejemplo), en el día de hoy nos centraremos en los factores exógenos. Si se quiere, nos centraremos en factores externos que el movimiento de okupación no puede controlar.
Ya en el curso político previo, desde ERRAKI se habló en reiteradas ocasiones sobre el tema de la ofensiva contra la okupación. La ofensiva contra la okupación incluye, el conjunto de medidas adoptadas desde la posición de dominación del poder burgués, para anular la práctica de la okupación y el control obrero sobre los espacios. Ya que, de forma simultánea se está atacando la okupación desde diferentes frentes. En otras palabras, mediante la intervención multilateral del mando capitalista, existe una tentativa general contra la ocupación. Voy a explicar brevemente y de forma sintética, el análisis que hace ERRAKI sobre los tres frentes principales que dan cuerpo a esta hipótesis:
1. Mediante la criminalización de la okupación, se realiza un trabajo ideológico a favor de la propiedad privada y contra el control obrero de los espacios, ya que no solo se criminaliza la imagen de la ocupación, sino que se definen parámetros para discutir la problemática del control sobre los espacios. El debate se reduce así a la dicotomía okupas sí/no, sin recurrir al núcleo del problema: la propiedad privada es excluyente y no se puede garantizar el acceso universal a la vivienda en un sistema dominado por la clase burguesa1. La okupación es consecuencia de una incapacidad estructural del sistema.
2. La opinión contraria a la okupación se ha arraigado fuertemente en los pequeños propietarios y en la clase media de la que estos forman parte. La posibilidad de que las propiedades vacías sean okupadas y, posteriormente, la lentitud de los trámites burocráticos para desalojar a los okupas ha llevado a la mercantilización del problema. Por un lado, las empresas de desalojos como desokupa han adquirido una gran fuerza (al menos mediática). Por otro lado, las empresas de prevención para evitar la ocupación de un espacio tratan de hacer su sitio en el mercado inmobiliario español. La función de estas empresas es adaptar y poner en alquiler espacios vacíos con dificultades de comercialización a un coste muy bajo, para así convertirse en un inmueble en el mercado y dificultar la okupación. Este tipo de empresas ha tenido un gran éxito en los Países Bajos.
3. El factor más importante de la ofensiva es la modificación de la legislación por la que se abren las vías legales para dificultar aún más la apropiación proletaria de espacios. Aunque parezca contradictorio desde una perspectiva simple, cuando los desahucios, impagos, etc. son cada vez mayores, es decir, cuando la necesidad de ocupar los espacios de una parte significativa del proletariado es cada vez mayor, es precisamente entonces cuando se obstaculiza legalmente la ocupación de la forma más dura. Si echamos la mirada en el Estado español, podremos observar que, desde el inicio de la crisis financiera de 2008, en la legislación se han dado dos modificaciones en 2010 y 2018 .
Si nos dirigimos al bloque atlántico que forman Europa y Norteamérica, vemos que en el mismo contexto, diferentes países muestran la misma tendencia:
a. En 2010 se aprobó en los Países Bajos la ley de ilegalidad de la ocupación de viviendas y locales comerciales, por la que la okupación disminuyó masivamente. En 2019 se desalojaron 67 de los 74 espacios ocupados en Amsterdam .
b. En 2012 entró en vigor en el Reino Unido la nueva ley que criminalizaba la usurpación .
c. En 2015, en Francia, se dio poder a la alcaldía y a la policía para el inmediato desalojo de los okupas. En 2020 se endureció la ley aumentando las multas y otorgando más competencias a las autoridades . Es previsible que próximamente se presente una nueva proposición de ley para incrementar las penas de cárcel por usurpación en la asamblea nacional.
d. En los EEUU, en los estados de Michigan y Nevada también se establecieron leyes similares en el año 2017 .
El endurecimiento del marco jurídico por parte del mando capitalista supone la reducción paulatina de la capacidad del proletariado para acceder a los espacios donde poder vivir o organizarse aboliendo la forma-mercancía de los mismos. Dicho de otra forma, la intervención burguesa en la capacidad de control que tiene el proletariado sobre los espacios constituye un ataque contra las libertades políticas del proletariado, y también, un método de disciplinamiento y de subordinación del proletariado al salario.
La intervención ideológica de la burguesía, combinado con la incapacidad real de reacción de un movimiento okupa en declive, ha desencadenado una crisis de legitimidad de la okupación. Esto hace que el modelo de okupación que nuestra generación ha heredado de procesos políticos anteriores se muestre ineficaz.
Así, la crisis de legitimidad que sufre todo el espectro sociológico okupa hace que la policía, envalentonada, actúe con arbitrariedad identificando y multando casi por diversión a los jóvenes en los Gaztetxes, que los Gaztetxes y los centros sociales puedan ser cerrados sin ningún tipo de reacción seria, y que mientras tanto, todas las iniciativas políticas y culturales de la burguesía se llevan adelante sin problemas.
Es nuestra responsabilidad revertir esta situación.