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Se suceden artículos de opinión en Naiz periódicamente para intentar dar pautas sobre el Movimiento Socialista. Son columnas de opinión redactadas por militantes del aparato de Sortu/Bildu (Iñaki Egaña, Floren Aoiz, Alberto Matxain…) que representan el discurso oficial del partido. A pesar de ello, hay quien intenta disfrazarlos de cándidas e imparciales opiniones, como el último de ellos y que hoy nos ocupa, la de Igor Estarellas, que ha preferido firmar como "clase obrera", nada menos.

Estas críticas serían sumamente positivas si resultaran en un debate político entre posiciones y propuestas estratégicas, de manera que el lector pueda juzgar las virtudes y críticas de cada uno. Sin embargo, el tono habitual de estas columnas es más de prejuicios y descalificaciones no muy fundamentadas que alimentan un odio ciego en determinados círculos de la Izquierda Abertzale, pero de poco sirven para concluir si nuestra crítica a EH Bildu es legítima, si nuestra práctica política es efectiva, si tenemos derecho o no a participar en txosnas o en general para dilucidar cualquier cuestión relevante. Repasemos dos de los tópicos y lugares comunes del mantra que se repite entre las filas de la Izquierda Abertzale:

1. El Movimiento Socialista es sectario.

Esto se evidencia como mentira desde el momento en que el MS es el movimiento que más ha crecido en Euskal Herria en sus 6 años de andadura, estando abierto al debate y por supuesto haciendo proselitismo. De igual manera, se sigue evidenciando en los numerosos proyectos e iniciativas en las que organizaciones socialistas colaboran con otras con las que no concuerdan en todo, claro, pero con las que llegan a acuerdos de mínimos para trabajar juntos. La plataforma Palestinarekin Elkartasuna, por ejemplo, reúne a numerosos grupos como en torno a la idea de que la liberación de Palestina viene de la mano de la destrucción de Israel y la defensa de la resistencia palestina. Lo mismo ocurre en la red en defensa de la tierra EH Bizirik o también en el ámbito de la vivienda. Así como en decenas de espacios y dinámicas comarcales y locales.

Otra cosa es que dichos acuerdos de mínimos sean inasumibles para las alianzas que quiere Sortu/Bildu: con el PNV o el PSOE (quien suministra armas y dinero a Israel) en su plataforma Gernika-Palestina, con empresas vinculadas a proyectos de parques eólicos etc. Sin embargo, que no queramos hacer alianzas con los mismos con los que quieren ellos no nos convierte en sectarios, sino que diferencia nuestros proyectos políticos.

Si se quiere hablar de sectarismo, podríamos hablar de que tras la muestra de apoyo de Fermin Muguruza a favor de levantar el veto político al MS en las txosnas de Gasteiz, hubo algún militante que escribió el nombre del musico dentro de un punto de mira. Es identificativo de una cultura política muy cerrada, aunque no se debe juzgar la parte por el todo.

El propio artículo de Estarellas es un alegato contra Fermin declarando que nos merecemos el veto, el de Iñaki Egaña de la semana pasada lo mismo, y suma y sigue. No es cuestión de estar de acuerdo o no con el MS, sino de negarle el derecho de participar como cualquier otro movimiento por ser críticos con la Izquierda Abertzale, y de atacar a cualquiera que se atreva a afirmar que eso es injusto. Eso sí es, en todo caso, sectarismo.

2. El MS solo critica, y la crítica que hace no es legítima, solo divide.

Las críticas, dirigidas en este caso desde el MS a la Izquierda Abertzale, son "luchas de egos que sustituye la lucha de clases" o "lucha abstracta entre facciones" que solo dividen la izquierda y despistan respecto al verdadero enemigo. Es un relato muy tentador, sobre todo en las generaciones que han vivido muchas derrotas en la izquierda, que el origen de las derrotas haya sido la incapacidad de unirse por "pequeñeces".

Pero, por mucho que les pese, las críticas que se les dirige (no solo desde el MS) distan mucho de ser pequeñeces. Además, a diferencia de sus acusaciones de sectarismo, españolismo o incluso delirios fantasiosos muy graves sobre que somos un movimiento orquestado por el CNI y para los cuales, evidentemente, no ofrecen ninguna prueba, las críticas que se les dirigen saltan a la vista.

Si Bildu es el sostén del PSOE, del partido de las corruptelas, de la defensa de la unidad de España, del incansable defensor del Íbex, de los GAL, de la OTAN… queda justificado que se diga que se ha integrado en el Estado. Si se abandona el derecho de autodeterminación por la (esperanza de) reforma del estatuto y el acercamiento al PNV, queda justificado que se diga que contribuye a la farsa autonomista. Si se defiende el derecho de la policía a estar en espacios de movimiento popular, (mientras se niega al MS ese derecho, además) y se anima a la militancia a ser munipa o ertzaina, queda justificado que se les acuse de blanquear a la policía. Si Otegi u Otxandiano se dedican a reunirse con la patronal para hacer buenas migas está justificado que se diga que tratan de reconciliar intereses antagónicos de clase. Esas críticas no son pequeñeces que impiden la unidad, sino divergencias políticas de base que no gusta sacar a relucir en las columnas del Gara.

Las críticas que les dirigimos, sin embargo, no son para tratar de demostrar más coherencia o sentirnos mejor con nosotros mismos en comparación. De hecho, los primeros damnificados por la disolución de la comunidad y cultura de lucha por parte de Bildu somos los distintos grupos y organizaciones que tratamos de revivir esas luchas (contra la policía, contra el PSOE, a favor de la autodeterminación, contra la patronal...).

¿Que solo nos dedicamos a criticarles? Si alguien quiere revisar lo que hacemos puede mirar las noticias de Gedar sobre las movilizaciones y actividades de los Consejos Socialistas, Sindicatos de Vivienda, GKS, IA e Itaia. Otra cosa es que haya quien solo se informa sobre nosotros leyendo Vocento. Deben de estar suscritos. Verían entonces que la lucha contra su veto político ocupa un espacio mínimo en nuestras acciones. Es más, los primeros deseosos de acabar con esta situación somos nosotros. Así, podríamos dedicar más tiempo aún a actividades más relevantes en verano, como organizar movilizaciones y acciones contra el sionismo, apoyar la huelga de los jardineros en Gasteiz y la lucha de tantas currelas contra despidos y cierres, denunciar la persecución de manteros en Bilbo, seguir con la campaña contra el racismo en pueblos y barrios, a denunciar las agresiones machistas con más fuerza… Si, como insisten ellos, vivimos de la "victimización", siempre pueden atajar el problema levantando el veto, y así todos contentos. Eso sí, que no pretendan que dejemos de pelear por nuestros derechos políticos, sea contra la zipayada del PNV en la Virgen Blanca o contra el burócrata liberado de turno en el Txosna Batzorde.

En definitiva, sigo esperando la columna en la que expliquen la conexión de Euskal Bidea y el sorpasso al PNV a costa de renunciar al más mínimo contenido rupturista con la independencia y el socialismo. En ese ansiado día debatiremos sobre si aumentar el presupuesto militar y apoyar la OTAN (en Ucrania, por ejemplo) sirve para el derecho de autodeterminación del proletariado de Euskal Herria, o si en cambio implica que este ha sido relegado a lo ornamental. Mientras tanto, si siguen optando por la mentira y la intoxicación, por intentar ahogarnos negándonos la financiación, seguirá esta partida de ping-pong entre mentir y desmentir. Nosotros no vamos a cansarnos.

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