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«La parte consciente de la clase obrera comprende que el futuro de esta clase, y también el futuro de la humanidad, dependen en gran medida de la educación dada a la generación obrera en desarrollo»

Karl Marx y Friedrich Engels

(Traducción)

A fin de dar continuidad al trabajo de mis anteriores, se me ha brindado la oportunidad de publicar mi opinión sobre la educación. A poco de que llegue el Primero de Mayo, me gustaría aprovechar el espacio que se me ha ofrecido para reflexionar sobre la función que puede desempeñar la educación en el proceso de liberación de la clase trabajadora[1].

En el seno del movimiento obrero, la cuestión de la educación ha sido fuente de muchos debates. Además de su función en la reproducción de la sociedad capitalista, varios pensadores y militantes revolucionarios han reflexionado sobre el modelo educativo socialista y sobre cómo construirlo. En esa misma línea, se nos presenta una pregunta fundamental a aquellas personas que nos organizamos en el ámbito educativo: ¿qué podemos hacer desde la educación para aportar a la construcción del socialismo?

En el marco del capitalismo, la educación es un instrumento para la defensa de los intereses de la clase dominante, cuyo objetivo consiste en producir fuerza de trabajo barata y dócil. La clase trabajadora, en cambio, al ser la clase desposeída, no tiene ningún control sobre la educación. Asimismo, la educación es también uno de los aparatos más importantes para transmitir la ideología burguesa y perpetuar la sociedad capitalista; ya que gran parte de la población pasa muchas horas de su infancia y adolescencia en el colegio asimilando la ideología y los valores burgueses.

Sin embargo, eso no significa que el capitalismo sea invencible, que no se pueda cambiar la realidad; ya que, tal como explicó Marx, la educación tiene un doble significado. Por un lado, cumple la función de que las nuevas generaciones se adapten a las relaciones de explotación actuales, no obstante, por otro lado, también es una herramienta contra la opresión. Concretamente, la educación puede convertirse en un instrumento moral e intelectual para la clase oprimida que sentará las bases de una sociedad socialista. Así, el movimiento obrero históricamente le ha dado importancia, dentro de la lucha por la emancipación, a organizarse también en el ámbito educativo.

Aún así, siendo honestos, no se puede cambiar la educación de manera parcial y aislada. Para ello, es necesario vincularse al movimiento revolucionario que cambie completamente la sociedad, puesto que solo superando la sociedad actual en su totalidad se destruirá la educación burguesa. En otras palabras, hay que cambiar las condiciones sociales para construir una nueva educación; y al revés, es necesario otro sistema educativo para cambiar las condiciones sociales.

Creo que en eso radica la clave principal sobre las funciones de la educación: extender la conciencia de clase en la amplia masa trabajadora y orientarla hacia la acción para cambiar el mundo. De ese modo, de ser un instrumento para la dominación burguesa, se convertiría en herramienta de la clase trabajadora y del socialismo, con el fin de utilizarla en la lucha contra el orden capitalista.


Las tareas actuales de la educación: la defensa de los intereses de la clase trabajadora y la creación de instituciones propias.

Lo que he tratado hasta ahora tiene influencia directa en la actuación política. Si tenemos como horizonte la construcción del socialismo, el trabajo político realizado en el ámbito educativo debe contribuir necesariamente en ese sentido. Por lo tanto, entre las tareas políticas actuales, trataré de explicar las dos líneas principales en función del objetivo mencionado.

Por un lado,  es imprescindible organizarse en el ámbito educativo a favor de la mejora de las condiciones de estudio y vida de la clase trabajadora, sobre todo en contexto de crisis. No solo para conseguir cambios o reformas parciales, sino para fortalecer progresivamente la organización política de la clase trabajadora y para aumentar el control de los trabajadores sobre el proceso educativo. Ya que, la educación socialista no es algo que surja de un día para otro, sino que se construye a través de la lucha diaria. En esa dirección, tiene prioridad absoluta la acumulación creciente de fuerzas y la extensión de la cultura de la organización en masas amplias.

En ese sentido deben entenderse, entre otros, las luchas y movilizaciones llevadas a cabo por IKAS (la red de autodefensa de estudiantes) en diferentes centros educativos, el proceso puesto en marcha por la UIB (Unión de Fuerzas Universitarias) para conseguir un espacio donde llevar a cabo un trabajo político en el campus de Ibaeta o las luchas por la defensa de las condiciones de estudio. Todos responden a la misma racionalidad política: desarrollar mecanismos de defensa para los intereses de la clase trabajadora y reducir la cuota de control de la burguesía sobre la educación. Esa es, a fin de cuentas, la lucha de clases traída a la educación.

Por otro lado, hay que empezar a construir instituciones educativas propias para la clase trabajadora desde hoy. Me refiero a las semillas de lo que puede ser una educación socialista, a la creación y desarrollo de distintos espacios educativos y formativos. En ese sentido, las Eskola Kolektiboak, la Herri Unibertsitatea, las Herri Eskolak o los seminarios políticos, entre otros, han contribuido de forma significativa a la construcción de una educación socialista.

Nadia Perez definió en Gedar Langile Kazeta la Herri Unibertsitea como «palanca del proceso revolucionario». Así decía con acierto y severidad: «el espacio para el desarrollo de la teoría se convierte en la base para ir desarrollando y ampliando la conciencia de clase central hacia la construcción de una sociedad sin clases, ya que convierte la teoría en una fuerza material»[2]. En la misma línea, estas instituciones o espacios, vinculados al movimiento político con el fin de superar la sociedad capitalista, tienen potencial para preparar la clase trabajadora para la lucha contra la burguesía. Mediante el desarrollo de ellas se podrá conseguir, precisamente, construir una educación que responda a las necesidades de la clase trabajadora.

Volviendo a la cita inicial de Marx y Engels, el futuro de la clase trabajadora, en gran parte, dependerá de la educación de las jóvenes generaciones que la conformarán. Por ello en lugar de una educación para adaptarse a la explotación capitalista, la lucha por una educación socialista que permita el pleno desarrollo de los seres humanos es un deber político prioritario para los comunistas. Sigamos, pues, articulando el poder obrero también en la educación; construyendo progresivamente la escuela del socialismo.


[1] En caso de querer profundizar, varias ideas son tratadas a partir del libro Teoría marxista de la educación (1966), de Bogdan Suchodolski.

[2] Nadia Perez: Herri Unibertsitatea, palanca del proceso revolucionario. Gedar Langile Kazeta: https://gedar.eus/koiuntura/es/Nadia-Perez/herri-unibertsitatea-prozesu-iraultzailearen-palanka

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