El pasado viernes los médicos hicieron huelga para protestar en contra del borrador del Estatuto Marco propuesto por el Ministerio de Sanidad. En este contexto, hemos podido ver con gran preocupación cómo algunos médicos han aprovechado la situación para encajar su discurso clasista y de enfrentamiento entre estamentos sanitarios.
Y es que sólo tengo que empezar con el artículo de opinión de un médico cántabro publicado el pasado jueves que proclama la "casta médica" por encima del resto y culpabiliza a la Atención Primaria de que "nadie mande sobre nadie". Esto dice literalmente el caudillo con bata blanca: "En los centros de salud ha calado la idea de que en los equipos todos somos igual de importantes, ya sea médico o celador [...], para caer en la anarquía que explica en buena medida el declive de la Atención Primaria en este país y el desinterés de los médicos por esta especialidad". Posteriormente, a lo largo del artículo, va desarrollando la no poco meritócrata idea de que "un médico aporta mayor valor añadido que cualquier otro trabajador sanitario".
Poca vergüenza hay que tener, primero, para culpar a la Atención Primaria de la situación que está viviendo, diciendo que eso pasa porque no saben liderar. Sin decir, ni de pasada, nada sobre la crisis sanitaria. Sin tampoco nombrar nada en todo el artículo sobre la reestructuración de los servicios y el reordenamiento de los recursos que se están dando como fenómeno y que no responde a mejorar la atención sanitaria ni nuestras condiciones laborales, sino a generar una apariencia "eficiente" de lo que no va bien. Más aún, me parece muy inapropiado señalar a este sector, ya que es evidente que la Atención Primaria está sufriendo de una forma muy desproporcionada todo lo que he mencionado, y que hasta ahora está manteniendo el tipo de forma agotadora para no dejar de lado a los pacientes.
Y poca vergüenza hay que tener también para proclamarse y justificar que uno es mejor que el resto. Quiero dejar claro que en el sector sanitario existe un reparto de tareas, donde cada auxiliar, personal de limpieza, celador, enfermera o médico tiene una función asignada para poder asistir a las necesidades del paciente. Todos los trabajos son imprescindibles y necesarios, y todos ellos están asumiendo una mayor carga laboral, contratos cada vez peores, inestabilidad laboral o empeoramiento de condiciones. Tenemos motivos de sobra para movilizarnos (limitar horas de guardias o las horas de trabajo semanal, limitar la carga asistencial, asegurar la conciliación laboral y un largo etc.), pero que sea de forma unida y sin despreciar al resto de profesionales sanitarios. Por lo tanto, deberíamos señalar todos estos discursos clasistas y fomentar luchas a favor de una asistencia universal y de calidad. Para ello, es imprescindible unir a los diferentes estamentos que trabajamos en este sector con el objetivo común de enfrentar la crisis sanitaria y a sus responsables, y así poder asegurar una sanidad de calidad y universal para todos los pacientes, que son, en última instancia, los que van a vivir de la forma más inhumana las consecuencias de todo esto.