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Hace unos días el Centro Socialista Urkila de Bilbao fue clausurado por la Ertzaintza por la fuerza. Siete años llevaba vacío el edificio de la BBK hasta que los miembros del Consejo Socialista de Bilbao, hace unos meses, lo llenaron de actividad para la protección de la clase trabajadora y el fortalecimiento de la organización política. Días antes, el Desjabetuon Hotela  de Legutio había sido desalojado con gran violencia por el mismo cuerpo policial. La Policía arremetió con contundencia contra los asistentes a Legutio a defender el Centro Socialista, causando dos detenidos y varios heridos. De esta forma, gracias a la colaboración entre jueces, empresas privadas y la Ertzaintza, ambos edificios vuelven a estar dispuestos a la especulación y a acumular beneficios económico-privados, mientras se encuentran con menos recursos aún aquellos que quieren organizarse de forma independiente respecto a los políticos profesionales y los parlamentos.

Entre ambos desalojos, a las puertas de San Fermín, la policía accedió al bar pamplonés del Movimiento Socialista, en Kalixto. En ese caso fue la Policía española y es posible que, con la excusa de un registro rutinario de droga, se tratara de extender el miedo y la mala reputación sobre el bar. Pero no parece que haya tenido mucho efecto; no hay más que ver, si no, la multitud de gente que se acerca estos días a Kalixto.

Se puede decir que la Policía ha hecho su trabajo:  en defensa del Estado, está protegiendo los beneficios de empresas privadas y tratando de obstaculizar la organización política independiente.

La burguesía adquiere a través del dinero el control sobre los edificios, etc., convirtiéndose en su legítimo propietario. Lo mismo hacen los partidos políticos que no cuestionan el poder de este último cuando, gracias a los millones obtenidos del Estado o a las fuentes de ingresos de los empresarios, pueden comprar sedes, bares, etcétera. El proletariado, en cambio, está caracterizado en general por la falta de propiedad y le resulta imposible tener acceso a los espacios imprescindibles para ejercer el derecho de reunión, que es un derecho fundamental. En este sentido, debería ser la elección de los comunistas, gracias a la expropiación de las propiedades de la burguesía, dar al proletariado la posibilidad de organizarse política e independientemente. A este objetivo vienen precisamente a aportar los Centros Socialistas.