Parece que la Izquierda Abertzale haya tomado nota de los sucesos de Gasteiz y Lazkao, no tanto para dejar de poner el veto en las txoznas, sino más bien para aumentar su apoyo social y «cerrar filas». Pretende expandir un discurso e imagen concretos del Movimiento Socialista, –definitivamente falso, basado en falacias– para marginar a este socialmente y aniquilarlo como opción política. Si bien esto no es nada nuevo, parece ser que este propósito se está intensificando en el asunto de las txoznas. Dicho de otro modo, la Izquierda Abertzale quiere difundir que la raíz del problema yace en el seno del Movimiento Socialista, que no habría conflicto alguno de no ser por él. Así se le abre el camino para desarrollar su política de acoso contra este movimiento de manera más explícita, con un mayor apoyo y justificación.
Es al menos lo que estamos viendo en los sucesos de Hernani. La Izquierda Abertzale –junto con el Bilgune Feminista– ha expulsado al Movimiento Socialista de la asamblea de txoznas y, mediante el Ayuntamiento, trata de impedir que el Movimiento Socialista instale su propia. Aun así, se ha permitido disfrazarse de víctima y señala mediante una rueda de prensa tanto el Movimiento Socialista como el gaztetxe Kontrakantxa, identificando en el mismo a los miembros de dicho movimiento como agentes agresores contra la Izquierda Abertzale.
Las consecuencias del victimismo y la estigmatización del Movimiento Socialista y el gaztetxe ya son visibles en Hernani, donde miembros de la Izquierda Abertzale han amenazado a los del Movimiento Socialista e incluso agredido físicamente a uno de ellos. Cabe recalcar que estas acciones crean un contexto de permisión y justificación de las agresiones contra el Movimiento Socialista.
El Movimiento Socialista es un problema para la Izquierda Abertzale en calidad de agente visibilizador del proceso de la integración de la Izquierda Abertzale en el Estado y el proceso del mismo movimiento de haber abandonado permanentemente sus horizontes de independencia y socialismo. Asimismo, el Movimiento Socialista ha puesto sobre la mesa que la Izquierda Abertzale, despojada de su máscara revolucionaria, no es más que una «disidencia política controlada» y funcional respecto al Estado. Decimos esto porque revive el Estado Español –aquí se pueden observar los gobiernos o las reformas que ha hecho posible en los últimos años– y, además, porque ejerce su poder contra los movimientos aglutinadores del poder contra el Estado. Frente a este «problema», la Izquierda Abertzale opta por la vía autoritaria.