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El abismo que existe entre la burguesía y la clase obrera es cada vez mayor, pues la diferencia económica entre las clases es cada vez más evidente. A día de hoy, el 1 % de la población es propietaria del 63 % de la riqueza mundial. Pero ese abismo transciende la cuestión económica. De hecho, la burguesía tiene cada vez más capacidad de mando tanto en la producción como en la reproducción: tiene más capacidad de manipulación mediática, de intervención ideológica, de represión o de establecer mecanismos de control... El poder, el saber y los medios están en manos de unos pocos. En definitiva, va aumentando su capacidad para hacer predominantes sus intereses y ejercerlos con impunidad. La correlación de fuerzas nos viene en contra y, además, está desarticulado el proyecto histórico capaz de liberar a la clase trabajadora internacionalmente: el comunismo.

Ante esta situación, en este último mes, GKS (Gazte Koordinadora Sozialista) ha lanzado a los cuatro vientos un llamamiento tomar las calles de Iruñea y Bilbo. GKS realiza un análisis actualizado de la cualidad de la clase ofensiva, una crítica severa del contexto que estamos viviendo; insiste en la necesidad que tenemos de que la clase obrera se organice en contraposición a la dinámica de capital y fuera de su interés, y también en la necesidad y voluntad de revertir esta situación en que vivimos. Durante meses, cientos de militantes han realizado trabajo político en las calles; labor propagandística en estadios, calles, estaciones... Asimismo, han la militancia ha mostrado su disposición para la labor ideológica y dar explicaciones o debatir con quien lo desee. El largo proceso hacia la construcción del socialismo consta de momentos diferentes, y esta movilización es un paso necesario en esa larga hoja de ruta. Un medio para unir fuerzas y empezar a formar el sujeto socialista.

Ahora que todo parece perdido, afloran las condiciones para una política comunista de masas en Euskal Herria y otros lugares. Una generación de jóvenes rompe con las ideologías reaccionarias predominantes en su entorno, abandona las propuestas socialdemócratas y opta por mejorar cualitativa y cuantitativamente la potencia organizativa del proletariado. Por encima del silencio que guardan los medios de comunicación de masas, el llamamiento de la juventud para unirse a la lucha va extendiéndose por toda Euskal Herria. El sábado, nos veremos en las calles de Iruñea y Bilbo.