FOTOGRAFÍA / Raul Ibañez
2024/01/03

"El objetivo de los colonialistas es siempre el mismo: destruir la propiedad colectiva indígena y convertirla en objeto de compraventa" - Karl Marx

"La base de la propiedad privada y el establecimiento de colonos europeos entre los clanes árabes se convertiría en el medio más poderoso para acelerar el proceso de disolución de clanes (...). La expropiación que pretendía la ley tenía dos objetivos: 1) proporcionar a los franceses la mayor cantidad de tierra posible; y 2) arrancar a los árabes de sus vínculos naturales con la tierra para romper el último asidero de las uniones de clanes que se estaban disolviendo y, por tanto, cualquier peligro de rebelión" - Karl Marx

"Cada área de nuestra tierra pertenece a nuestras masas que la han defendido contra la presencia del usurpador, cada pedazo de tierra, cada roca y piedra, nuestras masas no abandonarán ni una pulgada de ellas porque pertenecen a las legiones de los pobres, hambrientos y desplazados. Para liberar esta tierra, y por nuestro firme pueblo, nuestros combatientes caen hoy con la cabeza levantada" - Declaración de la creación del Frente Popular de Liberación Palestina, 1967

En este reportaje haremos un repaso histórico sobre el proceso de colonización de Palestina. Para ello, lo abordaremos desde el concepto marxista de colonización, analizaremos las características del colonialismo sionista y delinearemos las dinámicas complejas que el sionismo ha impuesto en Palestina durante un siglo entero. Empezando desde la ocupación de los territorios hasta la división de las comunidades, observaremos las formas que ha cogido el colonialismo en cada rincón de Palestina. Iremos atrás en el tiempo para ver la Palestina anterior al colonialismo, contrastándola con la realidad de hoy en día, para entender la importancia de los cambios. Al final, criticaremos las propuestas de una solución mediante dos estados y argumentaremos la imposibilidad de ésta, a la luz de las estructuras coloniales profundamente afincadas en el territorio y la naturaleza propia del Estado de Israel.

A pesar de que Karl Marx y Friedrich Engels no hicieron ningún análisis sistemático sobre el colonialismo, sí que ofrecieron diversas perspectivas sobre este fenómeno en sus cartas y le dedicaron un espacio en sus escritos, debido a la importancia del tema dentro de la lucha de clases del siglo XIX. De hecho, como se recuerda en un artículo de Marcelo Musto recientemente publicado, Marx le prestó especial atención al colonialismo en el viaje realizado en 1882 a Argelia y se enojó profundamente con los abusos del Imperio Francés [1]. Pero, lo que es más, los padres del comunismo moderno crearon tanto un método para identificar el sentido histórico del colonialismo como un marco conceptual de la mano de la Crítica a la Economía Política, lo cual permite entender la relación entre la totalidad histórica (el capitalismo) y las dinámicas particulares (el colonialismo); y permite combatirla políticamente. Gracias a eso, ha habido una comprensión sobre el colonialismo en la tradición marxista y una posición política clara bastante compartida: el colonialismo es la fase de desarrollo adelantada y específica del modelo de producción del capitalismo. Y trae consigo que las potencias capitalistas expandan sus poderes económicos, políticos y militares más allá de sus fronteras. Tiene, por lo tanto, como característica que las burguesías busquen, se apoderen y exploten activamente los recursos naturales, la fuerza de trabajo y el mercado fuera de las fronteras de sus estados-naciones, en perjuicio de la población nativa. Como consecuencia, la colonia se convierte en propiedad del estado ocupador, pero subordinado a una administración y un régimen legal especial: la población nativa del lugar no tiene los mismos derechos que la de la metrópoli y está subordinada a una dominación política-militar directa. En algunos casos, los nativos de las colonias tienen menos derechos que los de la metrópoli y en otros muchos, en cambio, ninguno. Además, en la tradición marxista se ha subrayado mucho el hecho de que el colonialismo ha cumplido la función de crear y mantener a la aristocracia obrera. En resumen, el marxismo señala la relación propia entre el capitalismo y su expansión colonial.

No obstante, el marxismo de principios del siglo XX ha diferenciado muy vagamente los términos imperialismo y colonialismo. De hecho, aún en esa época había muchos territorios de Europa que tenían forma de imperio más que de estado-nación, y para los mecanismos de dominación internacionales de las potencias principales necesitaban la ocupación militar directa de otros territorios. No es el objetivo de este reportaje profundizar en la diferenciación de estos dos términos. Sin embargo, en lo que respecta a nuestro tema, se podría decir que mientras el imperialismo no necesita de una dominación territorial directa, el colonialismo sí que impone esa dominación directa. En el caso de Israel se combinan las dos, debido a que es un estado construido encima de un territorio directamente ocupado y hace el papel de protector de los intereses de las potencias imperialistas de Occidente en Oriente Medio.

LAS CARACTERÍSTICAS DE LA COLONIZACIÓN DE PALESTINA Y DEL SIONISMO

Una vez nombradas las características del colonialismo, observaremos las características particulares que tiene el proceso de colonización o el colonialismo israelí en la Palestina histórica. Para empezar, desde la perspectiva histórica el colonialismo israelí es bastante “nuevo” o “tardío”: los planes específicos para crear el Estado de Israel y los permisos dados por el Mandato británico (la Declaración de Balfour de 1917) son de principios del siglo XX, y la entidad sionista oficialmente se implantó en tierras palestinas en 1948, como la expansión e institucionalización de la ocupación informal y parcial que ya estaba vigente. En cambio, los procesos de colonización de las potencias europeas se desarrollaron del siglo XV a mediados del siglo XX, es decir, mientras que potencias como Reino Unido, Francia, España, Portugal, Bélgica, Holanda e Italia estaban en proceso de descolonización, empezó a reforzarse el proyecto colonial llamado Israel.

Por otro lado, en el colonialismo israelí es de suma importancia el factor de sustitución étnica, esto es, como dice el crítico historiador Illian Pappé “los colonialismos de los pobladores”. De hecho, los colonos sionistas no buscan solo los recursos naturales de Palestina, la posición geoestratégica y la mano de obra devaluada de los nativos, sino que tienen como objetivo principal hacer desaparecer casi o en su totalidad a los habitantes nativos, sea mediante la expulsión o sea mediante su destrucción física. Encima, desde la perspectiva de los creadores de Israel y sus seguidores, las tierras palestinas colonizadas no son una misión civilizadora de su nación o una mera prolongación de la tierra, al revés, creen que las tierras entre el rio Jordán y la costa mediterránea son el núcleo de su nación. Es más, los principales ideólogos del Estado Sionista, posicionados tanto a la izquierda como a la derecha política, nunca han dejado claro cuáles serían los últimos límites de su proyecto de estado. Los sionistas utilizan el término bíblico Eretz Israel o “Gran Israel” para justificar la ocupación de tierras palestinas y nadie sabe dónde acaban los límites del “Israel” mencionado en la Biblia. Lo más probable es que, según los sionistas, esos límites bíblicos también abarquen las tierras hoy en día conocidas como Egipto, Jordania, Siria y Líbano.

Los colonos sionistas no buscan solo los recursos naturales de Palestina, la posición geoestratégica y la mano de obra devaluada de los nativos, sino que tienen como objetivo principal hacer desaparecer casi o en su totalidad a los habitantes nativos

Como conclusión, los sionistas no están dispuestos a renunciar a las tierras conquistadas, ni siquiera a aceptar los cambios dictaminados en las cuestiones fundamentales. Como ha sido mencionado, lo que está detrás de este proyecto de expansión territorial o raíz ideológica es el sionismo, el cual tiene unos principios concretos, y todos los que en menor o mayor medida aceptan la existencia del Estado de Israel comparten, en diferente medida, lo siguiente:

“El retorno a la Tierra Prometida de Israel”: es la idea derivada de una interpretación del Antiguo Testamento de la Biblia, problemática y contradictoria entre los judíos. De hecho, cuando el sionismo se articuló como proyecto nacional moderno, entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX, se creó como movimiento secular. Lo que busca el sionismo en la Biblia es lo mismo que buscan otros nacionalismos en los sucesos de la Edad Media: un relato histórico para justificar el territorio de su nación. La cosa es que muchas cosas escritas en la Biblia no son sucesos históricos como tal, sino mitos y leyendas populares. Es más, cuando surgió el sionismo, la gran mayoría de líderes religiosos judíos se levantaron contra él, argumentando que suponía una “herejía del judaísmo” [2].

“Crear un hogar nacional judío”: el sionismo en Palestina está a favor de implantar un “estado judío soberano”, un estado creado solo por y para los judíos. Es decir, el sionismo dota de una nacionalidad política al judaísmo religioso; los judíos no comparten solamente una religión, componen una nación. Da igual que los judíos vivan dispersados en naciones y culturas de diversas partes del mundo, porque el último objetivo del nacionalismo judío es juntar en un territorio a esa “nación dispersada”. A pesar de que parezca una paradoja, el antijudaísmo también interpreta que los judíos son miembros de una misma nación-étnica, una nación que representa el “mal”; así lo interpretaba el nazismo, por ejemplo. Por lo tanto, el sionismo proclama la misma nación para los judíos, negando teóricamente todas las características particulares de éstos y en la práctica dándoles mejor trato a los judíos blancos del Estado de Israel que a los judíos de otro origen étnico.

La autodeterminación del pueblo judío: defienden “el derecho de los judíos a determinar el destino que tienen como pueblo”, tomar decisiones sobre su gobierno y sus instituciones en su estado y solo en su estado. El eje del sionismo fueron los nacionalismos del siglo XX y de esos se deriva la idea de “la única nación y única tierra constituida por una etnia”.

La interpretación perversa de protegerse frente al antisemitismo: otro de los ímpetus que se escondían detrás del sionismo era la preocupación por la seguridad y el bienestar de los judíos en diversos lugares, lo cual se intensificó en el contexto histórico atroz del antisemitismo nazi. El sionismo respondió ante la persecución y la discriminación sufrida por los judíos históricamente, pero en unas claves racistas y excluyentes. Es más, los principales líderes sionistas de la Segunda Guerra Mundial negociaron con los dirigentes de la Alemania nazi, para secretamente ayudar a “trasladar” a todos los judíos europeos a tierras palestinas [3]. Así pues, los sionistas ayudarían a los nazis a arreglar el “problema judío” a cambio de tener la posibilidad de construir un proyecto nacional propio. La memoria del antisemitismo y del Holocausto fue instrumentalizada por líderes sionistas tras la Segunda Guerra Mundial para justificar el Estado de Israel, pues antes no habían tenido ningún inconveniente en darles la mano a aquellos que mataban a judíos. Además, los sionistas ocultan sistemáticamente que los árabes también son semitas; es más, los palestinos tienen una relación más directa con los semitas que los colonos sionistas blancos de origen europeo.

El expansionismo territorial: las principales corrientes del sionismo, bajo el pretexto del “desarrollo económico y social de las tierras de Israel”, impulsaron la idea de construir “una sociedad moderna y próspera” en la antigua patria. Esto obligatoriamente suponía una ocupación ilimitada en las tierras donde históricamente habían vivido los árabes y la expulsión, la explotación y la represión de esa población. De hecho, el que fuera el primer presidente socialdemócrata de Israel, David Ben-Gurion, lo dejó muy claro: “Primero debemos hacernos con un pedazo de tierra, crear un ejército fuerte y apropiarnos de más tierra en un futuro, hasta completar el proyecto de nuestra patria en su totalidad” [4].

Israel es más una base militar gigante establecida por las potencias de Occidente con millones de europeos en Oriente Medio, que un típico estado-nación liberal-burgués

Los planes de esos nacionalistas reaccionarios judíos estaban tomando fuerza en una parte de la comunidad judía mundial y los colonos europeos empezaron una emigración masiva antes de que los nazis empezasen con la fuerte represión hacia los judíos. Hacia mediados del siglo XX, las potencias imperialistas de Occidente necesitaban un nuevo modelo postcolonialista para seguir controlando Oriente Medio económica, política y militarmente. Así, la etnocracia que hoy en día conocemos como Estado de Israel se creó a partir de una comunión de intereses entre los sectores oligárquicos de la burguesía occidental y de la burguesía judía nacionalista. Como consecuencia, Israel es más una base militar gigante establecida por las potencias de Occidente con millones de europeos en Oriente Medio, que un típico estado-nación liberal-burgués. A continuación, mencionaremos unos indicadores de ello, que en cualquier estado serían totalmente inusuales:

Israel no tiene constitución: se rige a través de “leyes fundamentales”, parecidas a las conocidas en el Estado español como “Leyes Orgánicas”. Eso quiere decir que, a la hora de definir la naturaleza del propio estado, no hay ningún consenso ni siquiera entre los sionistas. Hay una tensión interminable entre el carácter secular y religioso del estado, de hecho, la idea de estado-nación judío, como hemos visto, es totalmente secular, pero se sirve del mito religioso como pseudo-justificación y para ganarse el apoyo de los judíos. Además, para muchos judíos ortodoxos, la única constitución de los hebreos son los escritos sagrados del Torá. Por otra parte, como el objetivo principal de Israel es expandirse infinitamente a tierras árabes, no pueden establecer cuáles son los límites territoriales de su estado. Por lo tanto, el elemento fundacional que garantizó la “unidad nacional” no fueron un montón de leyes derivadas de un proceso constitucional, sino la expulsión violenta (Nakba) de los palestinos de 1948 y su consiguiente guerra. Es decir, los israelíes están unidos como compañeros de armas y en complicidad compartida de un genocidio; todo lo demás es secundario.

Tiene condiciones relativamente flexibles para conseguir la ciudadanía: las condiciones para conseguir la ciudadanía son mucho más flexibles que en otros estados. Irán, por ejemplo, es una república islámica, pero por el simple hecho de ser musulmán no se puede conseguir la nacionalidad. Pues bien, en el Estado de Israel cualquier judío puede conseguir automáticamente la nacionalidad israelí, según el principio de Aliá. Para ello, en la Ley de Retorno de 1950 determinan qué son los judíos: “Los nacidos de una mujer judía o conversos al judaísmo” y “los que no son de otra religión”. Además, incluso sin ser judío se puede solicitar la nacionalidad israelí mediante un “proceso de lugar de residencia y naturalización”, y también “probando la relación con la comunidad judía o el compromiso con el Estado de Israel”. En ciertos casos las personas que han “demostrado” tener relaciones familiares muy lejanas con judíos también han conseguido la nacionalidad israelí. Encima, es compatible con las nacionalidades de muchos estados occidentales; es posible ser israelí y estadounidense a la vez, por ejemplo.

Las recompensas y los beneficios por la ocupación: el Estado de Israel premia económicamente y jurídicamente a sus habitantes si estos deciden vivir en unos territorios concretos, y, para ello, les proporciona exenciones de impuestos y ayudas económicas. En el contexto de este tipo de programas, en los últimos años se han hecho notar los asentamientos de colonos próximos a la Franja de Gaza, pero anteriormente también han premiado ocupar varios lugares de Cisjordania y el este de Al-Quds (más conocido por el nombre hebreo Jerusalén). Esos asentamientos, como veremos más adelante, cumplen la función de fuerzas de ocupación adelantadas o vanguardias contra las tierras más o menos mantenidas por los palestinos, al igual que los paracaidistas del ejército y las fuerzas de asalto.

Recibe el 52% de la inversión militar externa de los Estados Unidos de América: entre 2000 y 2022, los sionistas han recibido más de 64.000 millones de dólares solamente en la financiación externa exclusivamente militar por parte de Washington [5]. Para imaginar la dimensión de ese dineral, es la misma cantidad que el Producto Interior Bruto (PIB) de Serbia de 2023 o el 12% del PIB del mismo Israel [6].

Todos los habitantes deben hacer el servicio militar obligatorio: los hombres y las mujeres mayores de edad que tengan la nacionalidad israelí, salvo exigentes y escasas excepciones, deben hacer el servicio militar durante 2 años a 2 años y medio en el Ejército de Israel. Después permanecen como reservistas hasta cumplir 51 años. En ese tiempo, anualmente reciben una preparación de cuatro meses, para mantenerse activos [7]. Eso quiere decir que, a efectos prácticos, la gran mayoría de la población tiene una preparación militar desarrollada y que de un momento a otro se podría movilizar militarmente a más del 7% de la población. Por hacer una comparación, en el Estado español hay 140.000 militares por 47 millones de habitantes, y en Israel 750.000 soldados por 9,4 millones de habitantes. A pesar de que el Estado español tenga cinco veces más habitantes, el ejército del Estado de Israel es cinco veces más grande que el otro.

Tiene leyes que permiten encarcelar a menores: muchos de ellos, además, son encarcelados sin ningún tipo de cargo.

LAS DINÁMICAS DE LA COLONIZACIÓN POR TERRITORIO

Después de repasar ciertas características específicas, principios y curiosidades del colonialismo sionista, veremos cómo efectúan en la práctica el proceso de colonización sobre Palestina. Para ello, observaremos los aspectos jurídicos, militares y políticos según los tres territorios en los que, hoy en día, se divide la Palestina histórica: los territorios de 1948, Cisjordania, Al-Quds/Jerusalén y la Franja de Gaza. Todos los factores a explicar tienen como fin imposibilitar la vida de los palestinos y expulsarlos.

Los territorios de 1948 / “Israel”

Es el terreno que más han estabilizado los sionistas, el que más tiempo lleva ocupado y el más extenso geográficamente. En los últimos 75 años, con ayuda interior y exterior, han construido ahí el estado llamado Israel. No ha sido hasta el 7 de octubre de 2023 que los palestinos han conseguido contraatacar ahí masivamente. De hecho, los sionistas han convertido el territorio de 1948 en una fortaleza enorme: tienen un ejército moderno de tierra, mar y aire; un programa nuclear “secreto”; uno de los mejores servicios de inteligencia del mundo; una industria tecnológica puntera; un sistema de antimisiles llamado Cúpula de Hierro; una arquitectura civil preparada contra los bombardeos…

A nivel interno, el régimen sionista ha construido un estado de bienestar similar a las democracias europeas sobre el apartheid y desde 1948 ha llevado a cabo una limpieza étnica casi total contra los palestinos. Por lo tanto, los israelíes han construido una base firme que consta de apoyo civil y paramilitar entre los ciudadanos; y a pesar de que existan conflictos políticos entre las facciones sionistas, no hay una oposición real contra el status quo de los territorios de 1948. Casi nadie apoya la solución de un estado único palestino ni la disolución del sistema colonialista, y para aquellos que sí lo hacen, se vuelve imposible seguir viviendo allí. Aunque esté por hacer un análisis serio y actualizado sobre la composición de clase de la sociedad israelí, se debe afirmar que, si hay una clase trabajadora israelí, hoy en día es cómplice del proyecto que, en términos generales, tiene como bandera el nacionalismo sionista.

Los israelíes han construido una base firme que consta de apoyo civil y paramilitar entre los ciudadanos; y a pesar de que existan conflictos políticos entre las facciones sionistas, no hay una oposición real contra el status quo de los territorios de 1948

En los ámbitos jurídico y diplomático, la mayoría de los estados del mundo reconocen que esas tierras son supuestamente “Israel”, incluso la Autoridad Palestina (AP). Es decir, los más fuertes han blindado mediante un estatus jurídico la mayor parte de la ocupación militar sobre la Palestina histórica, y quisieron obligar a los palestinos a aceptar aquello con los Acuerdos de Oslo. Ese tratado de finales de siglo trajo consigo una gran estafa: estabiliza una parte de la ocupación asegurando que siga adelante con total impunidad, pero ata de manos a los palestinos de Cisjordania para la lucha.

Cisjordania

Cisjordania tiene aproximadamente tres millones de habitantes y, quitando la diáspora, es el territorio donde más palestinos viven. Formalmente, la AP es la autoridad allí, pero en las últimas décadas ha ido perdiendo tierras, junto con las competencias que están ya de por sí limitadas. De hecho, el Estado de Israel lleva a cabo una ofensiva militar allí, y, para entenderlo, hay que fijarse en el proceso específico de colonización en Cisjordania y en el sistema de zonificación hoy en día vigente.

Después de la expulsión de 1948, más de un millón de palestinos se trasladaron desde otras tierras a Cisjordania, a los campos de refugiados. Al principio los israelíes renunciaron a Cisjordania y Gaza, hasta que en la Guerra de los Seis Días de 1967 el Estado de Israel ocupó Gaza, Cisjordania, Jerusalén del este, Golán (Siria) y la península del Sinaí (Egipto). Parecía que los planes de expansión de los sionistas salieron victoriosos, debido a que el Estado de Israel conquistó más territorios que nunca. Pero la propia conquista produjo un gran problema: ¿qué harían con los millones de árabes de esos territorios? Así, devolvieron Sinaí a Egipto y permitieron a bastantes palestinos vivir en Cisjordania, esta última como medida temporal. Los sionistas implantaron la Línea Verde alrededor de Cisjordania, pero como veremos más adelante, esto no fue para establecer una demarcación territorial duradera, sino la forma que tenía el frente cuando se acabó la guerra abierta, la cual luego serviría para aislar a los árabes. Poco después de acabar la guerra, el Estado de Israel implantó nueve “Zonas Militares Cerradas” al este de Cisjordania, en el Valle del Jordán. En el mismo septiembre de 1967, se estableció el primer asentamiento colono de Cisjordania, llamado Kfar Etzion. En los próximos años, entre 1967 y 1975, los sionistas construyeron casi 30 asentamientos más en Cisjordania, con 4.500 colonos. Todos fueron colocados con un sentido estratégico: primero en el Valle del Jordán, a lo largo y ancho de la Línea Verde y alrededor de Jerusalén y luego también dentro de poblaciones árabes, por ejemplo, en Al-Khalil (más conocido por el nombre hebreo Hebrón). Aunque según las leyes internacionales todos estos asentamientos son ilegales, nadie tomó medidas para castigar al Estado de Israel y, por ende, este niño mal educado de las potencias burguesas de Occidente siguió realizando fechorías. Por ejemplo, en la década de 1980, construyó checkpoints militares y una gigantesca red de carreteras, para viajar desde los territorios ocupados en 1948 hasta las colonias de Cisjordania, y también dentro de éstas; todo lo hizo evitando los territorios donde vivían los palestinos. Desde entonces los únicos que tienen permiso para viajar por esas carreteras son los habitantes y el ejército colonos, ya que los palestinos lo tienen prohibido.

Aunque según las leyes internacionales todos estos asentamientos son ilegales, nadie tomó medidas para castigar al Estado de Israel y, por ende, este niño mal educado de las potencias burguesas de Occidente siguió realizando fechorías

Ese proceso de anexión provocó la Primera Intifada en 1987, un levantamiento general de los palestinos. Después de eso llegó el sistema de zonificación actual de Cisjordania. En los Acuerdos de Oslo la pequeña burguesía palestina acordó ciertos términos con el Estado de Israel, en los ámbitos de territorialidad, administración y leyes. De esta manera, establecieron tres zonas en Cisjordania: las zonas A, B y C. Las ciudades más pobladas de Cisjordania se encuentran en el territorio A: Nablus, Yenin, Ramalah, Belén, Tulkarem Qalqilya, Jericó y, en cierta medida, Hebrón. Esa zona, en teoría, se encontraría bajo la administración civil y militar palestina, y los israelíes tendrían prohibido entrar en ella. Sin embargo, el Ejército de Israel y la Policía realizan constantemente redadas y masacres allí. La zona B abarca el 25% de Cisjordania, donde se encuentran la mayoría de los núcleos urbanos. Aquí la administración civil también está asignada a la AP, pero comparte la función represiva con el Ejército de Israel. La zona C toma el 63% del territorio de Cisjordania, rodea las otras dos zonas, y allí se encuentran la mayoría de los asentamientos colonos, las zonas militares, las carreteras y casi todos los recursos naturales de Cisjordania, como los acuíferos. La competencia civil y militar de ese territorio corresponde a los israelíes, que impiden la entrada a los palestinos.

Como hemos visto, el Estado de Israel utiliza los asentamientos para extender su control por toda Cisjordania, y esos son los que el juego de palabras burgués denomina “territorios ocupados”, como si las tierras ocupadas antes del 1967 no estuvieran ocupadas. Tel-Aviv continúa modificando la demografía e imponiendo el control sobre los territorios de Cisjordania, dejando de lado los términos de los Acuerdos de Oslo y la legalidad internacional, y colocando “civiles” en determinados lugares. Con ese planteamiento, los sionistas controlan por ahora más de 127 asentamientos en Cisjordania, y se calcula que allí viven aproximadamente 700.000 colonos. Como recuerda el catedrático de investigaciones árabes de la Universidad Complutense de Madrid, Ignacio Álvarez-Ossorio, uno de cada diez habitantes que disponen de la ciudadanía israelí vive en alguno de los asentamientos colonos más recientes [8]. Como muchos de ellos quedan fuera de la jurisdicción oficial de Israel y la AP no protege a sus habitantes frente a los ataques de los colonos, los colonos de Cisjordania aprovechan para realizar todo tipo de crueldades contra los palestinos, con intención de hacer su vida imposible y obligarlos a dejar sus tierras. Así, a medida que las nuevas colonias van estabilizándose, las van calificando como parte del “territorio oficial del Estado de Israel”. Las Leyes de Emergencia que promulga cada cinco años el Estado de Israel para esos asentamientos cumplen una función jurídica imprescindible en la anexión.

A nivel físico, los sionistas están construyendo, desde 2004, un sistema de muros de más de 700 kilómetros en Cisjordania, bien vigilado militarmente en ambos lados, y sin reparar en qué zona (A, B o C) están pisando. Sólo el 22% de ese muro está construido en base a la Línea Verde; en lo que respecta al resto, divide las tierras de Cisjordania. El Tribunal Internacional de Justicia de La Haya lo consideró ilegal y solicitó su destrucción, pero, una vez más, eso no trajo consecuencias reales. Mientras tanto, los sionistas han cumplido el 65% de su plan de cercamiento. Cuando los procesos de negociación de 2014 fueron suspendidos, los sionistas lanzaron una ofensiva enorme basada en los asentamientos. Según un informe publicado el año pasado por la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, por sus siglas en inglés) [9], el 2023 fue el año en que el Estado de Israel otorgó el mayor número de permisos para construir nuevas residencias para colonos desde el 2012. Solamente entre 2020 y 2023, fueron un 8% más las licencias de obra repartidas. Antes de terminar el 2023, se han contabilizado “645 obstáculos” en Cisjordania y el este de Al-Quds, como vallas o controles militares, entre otros. Por culpa de estos, los palestinos no pueden moverse con normalidad dentro de Cisjordania. Además, por si esto fuera poco, la OCHA recuerda que los palestinos tienen directamente prohibido entrar en el 20% del territorio de Cisjordania, bajo la excusa de las “zonas de tiro del Ejército de Israel”.

Esa forma lenta, progresiva y silenciosa de usurpar lo que queda del territorio de los palestinos tiene por objetivo romper la vecindad de los núcleos poblacionales palestinos de Cisjordania, generar el empobrecimiento de los palestinos y hacer inviable el Estado de Palestina. Por lo tanto, las dos funciones principales del estatus actual de Cisjordania y de la existencia de la AP consisten en contribuir al proceso de ocupación y en hacer de cipayos, respectivamente. El Estado de Israel delega el mantenimiento del control social a la domesticada administración palestina, con tal de que la población no se levante contra la ocupación que se está llevando a cabo. En consecuencia, cada vez tiene menos autoridad y se torna más israelí, pero la Autoridad Palestina aún es efectiva para que Cisjordania no se convierta en una segunda Gaza. No nos dejemos engañar: en el mejor de los casos, aquello que los progres occidentales quieren convertir en “Estado de Palestina” consiste en un pequeño y mutilado territorio del estilo de una reserva india; está muy lejos de ser la Palestina que va desde el río hasta el mar.

No nos dejemos engañar: en el mejor de los casos, aquello que los progres occidentales quieren convertir en “Estado de Palestina” consiste en un pequeño y mutilado territorio del estilo de una reserva india; está muy lejos de ser la Palestina que va desde el río hasta el mar

Al-Quds/Jerusalem

Analizaremos la forma concreta que toma la ocupación en Al-Quds o Jerusalem aparte de Cisjordania, pues la colonización toma dinámicas propias en este particular territorio. Al-Quds o Jerusalem es un entorno sagrado para las tres religiones monoteístas: el judaísmo, el cristianismo y el islam. En escasos metros cuadrados, se encuentran frente a frente el Muro de las Lamentaciones (el lugar más sagrado para los judíos), la Explanada de las Mezquitas (el tercer lugar más sagrado para los musulmanes) y la iglesia del Santo Sepulcro (según los cristianos, el lugar donde Jesús resucitó). 

Los palestinos quieren que el este de Al-Quds sea la capital del Estado Palestino, y el Estado de Israel desea impedirlo a toda costa. En 1980 los sionistas proclamaron Jerusalem como capital del Estado de Israel, hecho que la ONU declaró “contrario al Derecho Internacional”, algo que tampoco tuvo ninguna consecuencia real para los israelíes. Aunque en los procesos de negociación de Oslo la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) renunció a Al-Quds occidental, la reconoció como Jerusalem occidental y aceptó entregársela a los israelíes, los sionistas no aceptaron entregar el este a los palestinos a cambio, y la cuestión quedó pendiente. Los israelíes han construido allí un importante sistema de asentamientos concéntrico, siguiendo la estrategia de división de la zona. Además, el acceso desde Cisjordania está sujeto a un control militar israelí especialmente estricto, y la población palestina de mayoría musulmana tiene muy restringido o medido su acceso. Según la OCHA, en 2022, el 15% de las solicitudes de autorización de pacientes cisjordanos que buscaban atención en el este de Al-Quds o en centros sanitarios del Estado de Israel y el 20% de las solicitudes de permiso para sus acompañantes no fueron aceptadas en la cita programada [10]. En el mismo año, el 93% de los traslados en ambulancia al este de la capital se retrasaron por el procedimiento back-to-back, en el que los pacientes son trasladados de una ambulancia palestina a otra con permiso israelí en puestos de control debido a las restricciones impuestas por las autoridades israelíes. En la misma línea de esta política criminal, los sionistas protagonizan numerosas provocaciones en la Explanada de las Mezquitas y sus inmediaciones, que incluyen intervenciones policiales y ataques contra palestinos y sus símbolos.

Gaza

La Franja de Gaza no es tan valiosa para el Estado de Israel como lo es Cisjordania, y por eso, antes de los sucesos del 7 de octubre de 2023 no tenían especial intención de ocuparla. No obstante, eso no quiere decir que los sionistas dejen en paz a los palestinos de Gaza: al contrario. La Franja de Gaza ha sido una piedra en el zapato sionista en las dos últimas décadas, desde que Hamás se hizo con el poder político local en 2006. Desde entonces, Gaza está fuera del control del Estado de Israel y de los cipayos de la AP y es la principal base de la Resistencia Palestina, por lo que vive en un estado de asedio permanente provocado por los sionistas, junto con los ataques periódicos masivos. Antes de la guerra de exterminio de 2023, la AIDA (Association of International Development Agencies) y la OCHA recopilaron datos espeluznantes sobre este territorio que pueden ayudar a entender por qué Gaza es conocida como “la cárcel al aire libre más grande del mundo”: según dichos datos, había cortes de electricidad de entre 12 y 16 horas, el 80% de los hogares recibía ayuda humanitaria, el 81% de la población estaba en situación de pobreza, el 47% no tenía suficiente comida, el 97% del agua no era potable, la tasa de paro era del 47%, sólo llegaba el 44,4% del cemento que era necesario para la reconstrucción, les bloqueaban el 44% de la ayuda humanitaria, el aeropuerto está destruido desde que Israel lo bombardeó en 2001, también les limitan el acceso a la pesca, etcétera [11].

Gaza está fuera del control del Estado de Israel y de los cipayos de la PA y es la principal base de la Resistencia Palestina, por lo que vive en un estado de asedio permanente provocado por los sionistas, junto con los ataques periódicos masivos

Cabe destacar que la última guerra que estalló en octubre de 2023 ha llevado al extremo esta situación, que ya de por sí era extrema. Según datos de la Oficina de Prensa del Gobierno de Gaza del 2 de diciembre de 2023, el 57º día de la guerra se contabilizaron 40.650 heridos, 7.500 desaparecidos y más de 15.207 muertos. De esos muertos, los sionistas asesinaron a 75 periodistas, 26 trabajadores de protección civil, 280 médicos y 6.387 niños. El número de asesinatos diarios de niños en esta última guerra en Gaza está siendo más alto que en Auschwitz: los nazis mataron aproximadamente a 127 niños por día en campos de concentración y el Estado de Israel está matando a una media de 178 niños por día en Gaza [12]. Tras una breve tregua, la masacre continúa.

Respecto a los daños materiales, en el 57º día del ataque sionista estimaron el siguiente destrozo: 240.000 viviendas estaban parcialmente dañadas, otras 50.000 enteramente destruidas, 20 hospitales y 110 pequeños centros de salud destruidos, 56 ambulancias directamente atacadas, 267 escuelas dañadas y 67 fuera de servicio, 103 edificios gubernamentales dañados, 181 mezquitas dañadas y tres iglesias dañadas. Es más, el 60% de las viviendas en Gaza estaban dañadas o destruidas por esas fechas.

El 84% de los 6.400 palestinos asesinados por los ocupantes en los quince años anteriores a esta última guerra procedía de la Franja de Gaza, según datos de la ONU. Y de esa cifra, más de la mitad eran civiles, incluidos cientos de niños y ancianos. La enorme brecha en la correlación de fuerzas es aún más atroz si se atiende al número de heridos que ha habido desde 2008: más de 152.000 de los 158.000 afectados son palestinos. Si acotamos aún más el margen de tiempo, la ONU dice que, entre 2008 y 2021, 5.739 palestinos murieron y 121.438 resultaron heridos. Los sionistas muertos fueron sólo 251.

EXPULSIÓN Y DIÁSPORA

El expansionismo y la masacre del Estado de Israel no sólo han provocado la muerte, sino también el exilio. Según el historiador palestino Rashid Khalidi, el 80% de la población árabe del territorio donde se estableció el Estado de Israel en 1948 tuvo que abandonar su país y perdió tanto sus tierras como sus propiedades. “De los 1,3 millones de palestinos que vivían en el país, al menos 720.000 se convirtieron en refugiados”, subraya Khalidi. Esta limpieza étnica permitió a los israelíes hacerse con el control del 78% del territorio palestino del Mandato Británico en 1948, donde pasaron a gobernar a 160.000 árabes palestinos que pudieron quedarse, apenas una quinta parte de la población árabe anterior a la guerra de ocupación [13]. Además, hay que recordar que la Nakba de 1948 ha sido también la fase más sangrienta de la guerra colonial hasta el estallido de la guerra en 2023: dieron comienzo al Estado de Israel matando a 15.000 palestinos aproximadamente.

Esta dinámica histórica de expulsión explica que la mitad de los palestinos del mundo vivan fuera de la Palestina histórica [14]. Hoy en día viven en el mundo alrededor de 14 millones de palestinos, según los datos de 2021 de la Oficina Central de Estadística de Palestina. Sin embargo, sólo 7 millones de ellos viven en tierras palestinas: 3,2 millones en Cisjordania, 2,1 millones en Gaza y 1,7 millones en el Estado de Israel (territorios palestinos de 1948). De los otros 7 millones, 6,3 millones de personas viven en los países árabes de alrededor, y otros 750.000 aproximadamente dispersados en otros países del mundo. Según la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA), la mayoría de los refugiados palestinos de Oriente Próximo se concentran en el Líbano, Jordania, Egipto y Siria: entre 250.000-500.000 en el Líbano, 2,3 millones en Jordania, 438.000 en Siria y entre 70.000-134.000 en Egipto. En el caso de Jordania, se estima que la mitad de la población autóctona es de origen palestino. En 2021 la UNRWA declaró que el 80% de los palestinos del Líbano vivían por debajo de la tasa nacional de pobreza, y en Siria, en cambio, el 82% vivían en “pobreza total” [15].

Esta dinámica histórica de expulsión explica que la mitad de los palestinos del mundo vivan fuera de la Palestina histórica

PALESTINA, ANTES Y DESPUÉS DE LA COLONIZACIÓN

La composición sociológica de la Palestina de 1948 era muy distinta a la actual, ni qué decir de la anterior a 1948. Aquí trataremos de realizar una fotografía general de aquella realidad mediante algunos datos. Nabil Mahmud al-Sahly, investigador de la Oficina Palestina de Estadística, recuerda las estadísticas británicas de principios del siglo XX [16]: en 1919 toda la población palestina consistía en 700.000 habitantes, y en 1921 llegó a tener 762.000 habitantes, de los cuales el 76,9% eran musulmanes, el 10,6% judíos, el 11,6% cristianos y el 0,9% de otras confesiones. Además, cabe recordar que la mayoría de los judíos de aquel entonces también eran árabes. La población palestina siguió creciendo hasta alcanzar 1.035.800 habitantes en 1931. Entre ellos, 619.438 eran musulmanes (59,8%), 174.000 judíos (16,9%), 91.400 cristianos (8,8%) y unos 10.100, aproximadamente un 1%, pertenecían a otras confesiones.

En 1919 toda la población palestina consistía en 700.000 habitantes, y en 1921 llegó a tener 762.000 habitantes, de los cuales el 76,9% eran musulmanes, el 10,6% judíos, el 11,6% cristianos y el 0,9% de otras confesiones

Como subraya al-Sahly, en pocos años los judíos pasaron de ser una “minoría confesional” a tener una importancia demográfica: en 1922 eran unos 84.000 y en 1948 unos 650.000. Al-Sahly indica que los británicos contribuyeron en este proceso, llevando la población judía del 11% al 31% entre 1922 y 1948. En el mismo periodo, Palestina ganó 566.000 habitantes, y se calcula que bajo ese crecimiento, la parte proporcional a la llegada de colonos judíos rondó los 400.000. Asimismo, si en 1922 Palestina tenía 757.000 habitantes, en 1948 contaba con unos 2.100.000, entre los que 1.450.000 eran árabes. Al-Sahly concluye que entre 1897 y 1948 el nacionalismo sionista cumplió uno de sus principales objetivos: 650.000 judíos de todo el mundo fueron trasladados a Palestina y lograron ocupar 1.800 kilómetros cuadrados (el 6,6% de Palestina). Después de esto, una vez que la burguesía monopolista occidental dio luz verde, emprendieron la Nakba con el objetivo de hacer efectivas a gran escala las aspiraciones que ya tenían previamente. 75 años más tarde, en septiembre de 2023, sólo el 21% de la población del Estado de Israel era árabe y el 73%, en cambio, “judío” [17].

Por lo tanto, queda claro que los sionistas han preparado y realizado en Palestina una limpieza étnica durante un siglo, en nombre del judaísmo, y pese a que las principales víctimas hayan sido los árabes musulmanes, también han reducido de forma relevante el número de cristianos y otros grupos. De ahí que haya razones para pensar que lo sucedido en Palestina no es un “conflicto religioso”, es más, en 2014 el 63% de los “judíos” del Estado de Israel era “secular o no-religioso tradicionalista” [18].

LA INVIABILIDAD DE LA SOLUCIÓN DE LOS DOS ESTADOS

Una vez realizada la caracterización del proceso colonial, para acabar, explicaremos por qué es impensable para los sionistas la existencia de un Estado de Palestina o la propia convivencia con los palestinos. Además de los factores ideológicos que hemos mencionado al principio, también existen razones demográficas, geopolíticas, económicas y militares.

Los palestinos son una amenaza para la existencia de Israel, como estado y como concepto. En primer lugar, los árabes son la población nativa de Palestina, y su sola presencia pone en entredicho la legitimidad para vivir allá de los colonos blancos judíos de origen europeo, legitimidad construida bajo el pretexto de una leyenda bíblica milenaria pseudo-justificadora. En segundo lugar, como los palestinos son una bomba demográfica y social, los sionistas no pueden permitirse convivir con ellos en un solo estado: con las altas tasas de natalidad de los palestinos, superarían demográficamente a los colonos en pocos años. Por tanto, si quieren un estado judío, deben expulsar a la mayoría de los árabes y controlar escrupulosamente a los que quedan. Además, a nivel cualitativo, hemos visto que Palestina es un pueblo mayoritariamente proletario, que ha demostrado históricamente una gran tenacidad de lucha. La sociedad de clase media israelí no quiere vivir junto a aquellos que tiene por “bárbaros” y “terroristas”, como han pensado históricamente todos los colonos. Aún les parece peor la idea de dar un estado a los palestinos; se trataría de crear un “estado bárbaro y terrorista” y permitir a ese estado instalarse “en las fronteras de Israel”, según ellos.

Los palestinos son una amenaza para la existencia de Israel, como estado y como concepto. En primer lugar, los árabes son la población nativa de Palestina, y su sola presencia pone en entredicho la legitimidad para vivir allá de los colonos blancos judíos de origen europeo, legitimidad construida bajo el pretexto de una leyenda bíblica milenaria pseudo-justificadora

Por razones geopolíticas vinculadas también con esto, el sionismo no puede aceptar ningún Estado Palestino a su lado. Como decía, Israel garantiza al bloque de la OTAN el control sobre Oriente Próximo. Establecer un Estado Palestino a su lado complicaría ese control, porque la entrada a Oriente Próximo la controlaría otro país árabe. Además, la creación de un Estado Palestino limitaría al Estado Israelí el control sobre distintos recursos naturales de la costa mediterránea. En las últimas dos décadas han encontrado algunas de las reservas de gas más grandes del mundo frente a la costa del Líbano y de la Palestina histórica, en la zona conocida como el campo de gas Leviatán. Según la legalidad internacional, un Estado Palestino oficial tendría una parte del control sobre las aguas de su costa cercana, y esto dificultaría a los sionistas la explotación de esas reservas y el control total sobre el comercio.

En el ámbito militar, Israel no puede aceptar un Estado Palestino, ni siquiera si éste estuviera conformado sólo por Cisjordania. Si los sionistas se retiran a las fronteras anteriores a la guerra de 1967, como pide el reformismo internacional, se encontraría en clara desventaja frente a Hezbollah, que actúa en Siria y en el Líbano, y también frente a los palestinos. Por un lado, frente a un ataque masivo con artillería y misiles avanzados dejaría vendidos los territorios ocupados de 1948. Por otro lado, en el mismo ataque, la Cisjordania cedida a los palestinos sería perfecta para que reconquistasen las tierras de 1948, con la posibilidad de partir Israel en dos desde la propia ciudad de Tel-Aviv. Esto pondría en grave peligro la propia existencia del Estado de Israel, por tanto, Israel no puede renunciar a las tierras ocupadas de Cisjordania, ya que le otorgan ventajas tácticas y estratégicas. No hay un escenario que genere más pavor a Israel que los mencionados: ni las resoluciones de la ONU, ni las sanciones, ni tampoco las críticas de cualquier estado.

REFERENCIAS

[1] Musto, M. (2023). Marx fue un defensor de la liberación del pueblo árabeJacobin Revista. Obtenido de: https://jacobinlat.com/2023/12/04/marx-fue-un-defensor-de-la-liberacion-del-pueblo-arabe/

[2] Por ejemplo, de los 90 rabinos delegados alemanes que fueron invitados al primer congreso sionista del mundo en el 1897, 88 firmaron una carta contra el congreso bajo el nombre de “rabinos de la protesta”. Decían: “Formamos una comunidad separada, pero sólo en lo que se refiere a nuestra religión. Nos sentimos parte de la nación alemana y en ésta nos esforzamos por desarrollar nuestra fe y tratamos de aportar a esta nación junto con nuestros conciudadanos, como iguales”. Citado por: De Lange, N. (2011): El judaísmo, Akal.

[3] El mayor pacto entre sionistas y nazis se firmó en 1933, en el acuerdo de Haavara. El régimen nazi se comprometió a apoyar activamente la emigración a tierras palestinas de los judíos, a cambio de que los sionistas colaboraran activamente con el régimen nazi y dejaran sus bienes en Alemania o los enviaran a Palestina como exportación alemana. Más información sobre esta relación: Brenner, L. (2010): Sionismo y fascismo. El sionismo en la época de los dictadores, Bósforo Libors.

[4] Citado en Teveth, Shabtai (1985): Ben-Gurion and the Palestinian Arabs: From Peace to War, Oxford University Press.

[5] Marín, J. L. (2023). La diplomacia de las armas: así es el reparto de la financiación militar extranjera de Estados Unidos - mapas de el orden Mundial - EOMEl Orden Mundial - EOM. Obtenido de: https://elordenmundial.com/mapas-y-graficos/distribuo-financiacion-militar-extranjera-estados-unidos/

[6] World Bank Open Data. Obtenido de: https://data.worldbank.org/

[7] García, L. (2023). El servicio militar de Israel: obligatorio para mujeres y hombres y con formaciones de un mes al año para reservistas. Newtral. Obtenido de: https://www.newtral.es/servicio-militar-israel/20231009/

[8] El Confidencial. (2023). Por qué Gaza es solo una batalla y el gran objetivo de Israel está en Cisjordania [Vídeo]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=X7AbDyNW3vc

[9] Fact Sheet: Movement and access in the West Bank, August 2023. (2023). OCHA. Obtenido de: https://www.unocha.org/publications/report/occupied-palestinian-territory/fact-sheet-movement-and-access-west-bank-august-2023

[10] Ibídem.

[11] Gedar. Israelek 12.000 Palestinar baino gehiago erail ditu azken 35 urteetan. Gedar: Langile Kazeta. Obtenido de: https://gedar.eus/aktualitatea/israelek-12000-palestinar-baino-gehiago-erail-ditu-azken-35-urteetan/

[12] Gedar. Gazan, umeen eguneko erailketa kopurua Auschwitzen baino altuagoa izaten ari da. Gedar: Langile Kazeta. Obtenido de: https://gedar.eus/aktualitatea/gazan-umeen-eguneko-erailketa-kopurua-auschwitzen-baino-altuagoa-izaten-ari-da/

[13] Khalidi, R. (2022): Palestina, cien años de colonialismo y resistencia. Capitan Swing.

[14] Gedar. Munduko Palestinarren erdia diasporan bizi dira. Gedar: Langile Kazeta. Obtenido de: https://gedar.eus/aktualitatea/munduko-palestinarren-erdia-diasporan-bizi-dira/

[15] Holleis, J. (2023). Palestinos en Oriente Medio: ¿Dónde y cómo viven? dw.com. Obtenido de: https://www.dw.com/es/palestinos-en-el-medio-oriente-d%C3%B3nde-y-c%C3%B3mo-viven/a-67590172

[16] Nabil Mahmud Al-Sahly: La transformación demográfica Palestina (1948-2005). Obtenido de: https://www.nodo50.org/csca/agenda05/palestina/al-nakba_16-05-05.html

[17] https://www.cbs.gov.il

[18] JMitchell, T. (2022). Israel’s Religiously divided Society | Pew Research Center. Pew Research Center’s Religion & Public Life Project. Obtenido de: https://www.pewresearch.org/religion/2016/03/08/israels-religiously-divided-society/

BIBLIOGRAFÍA

Khalidi, R. (2022): Palestina, cien años de colonialismo y resistencia. Capitan Swing.

Pappé, I. (2019): Los diez mitos de Israel. Akal.

Castillo, J. (2022): Vista de deconstrucción de la identidad nacional sionista: las raíces ideológicas de la expulsión de los árabes | Revista de Estudios Internacionales Mediterráneos. Obtenido de: https://revistas.uam.es/reim/article/view/reim2022_32_012/reim2022_32_012

Regadas, L. (2020): La paz colonizada de Palestina. ARTEKA, Gedar: Langile Kazeta. Obtenido de: https://gedar.eus/es/arteka/palestinako-bake-kolonizatua


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