Mattin Aranburu eta Naia Gurrutxaga
2022/11/04

Sin lugar a duda, los últimos años del panorama político juvenil de Euskal Herria han sido años de cambio. Una parte de este amplio espacio la ha formado el movimiento estudiantil, que ha estado en el ojo del huracán en todo momento, muchas veces como indicio de lo que estaba por venir. En el artículo trataremos de realizar una crónica de esta época de cambio, acercándonos a hechos concretos pero tratando de arrojar luz sobre un hilo que, reparando a la serie de debates y tendencias que han estado sobre la mesa, nos traerá a las tesis políticas actuales.

Lo siguiente será una crónica. Pretende ser un relato de los hechos y un análisis de las prácticas políticas, interrelacionando ambas. Para estructurar la narración, seguiremos el siguiente esquema: hemos dividido la última década, dentro del movimiento estudiantil de Euskal Herria, en tres periodos en lo que respecta a la organización estudiantil Ikasle Abertzaleak (IA) y al movimiento estudiantil. Son los siguientes:

• El primer periodo, siguiendo lo que estaba por venir, es la época en la que el movimiento estudiantil iba de la mano de la Izquierda Abertzale. Abarcó los primeros años de la década y la política de IA se situaba en las coordenadas del mencionado movimiento.

• Hay un segundo periodo, que por sus peculiaridades se puede diferenciar de los de principios y finales de la década y que realiza la transición de uno a otro. Es el momento de distanciamiento de la Izquierda Abertzale y acercamiento a las tesis a favor de la independencia de clase.

• Por último, el de finales de la década, es el momento en que IA y la gran mayoría del movimiento estudiantil hacen suya la tarea de la organización comunista en el seno del recién nacido (y en parte dado a luz por él mismo) Movimiento Socialista.

Situar los hechos en esquemas tan breves corre, como no, el riesgo de que el relato cojee por la simplificación. Quien tenga la revista entre manos, por tanto, deberá leer las próximas líneas a sabiendas de lo dicho.

CONTEXTO A PRINCIPIOS DE LA DÉCADA

No se puede explicar la situación política de los campus e institutos sin mencionar, al menos, el contexto general, la coyuntura económica y la situación del movimiento estudiantil a principios de la década. De forma breve:

• En cuanto a la coyuntura económica, el mundo se encontraba en plena crisis capitalista. Esto, en Euskal Herria, al igual que en otros países occidentales, supuso la proletarización de un amplio sector de la aristocracia obrera y la fractura generacional económica. Se puede afirmar que estos primeros años el proceso de proletarización estaba en sus inicios.

• En Euskal Herria, fueron los años de institucionalización de la Izquierda Abertzale y de disolución de las estructuras militantes. En 2011 ETA anunció el alto el fuego definitivo, EH Bildu consiguió buenos resultados en las elecciones municipales y forales (ganó, por ejemplo, en la Diputación Foral de Gipuzkoa y en el Ayuntamiento de Donostia) y parecía que iban a traer a los presos a casa. Al parecer, tras décadas golpeadas por la represión, más de uno sintió que había encontrado la rosa sin espinas: el camino hacia la independencia y el socialismo se realizaría en la legalidad y bajo las normas de la democracia burguesa.

• Por último, y viniendo ya a los campus, el comienzo de la década de 2010 fue la resaca del fracaso de las luchas contra el plan Bolonia. Ya que, a pesar de las protestas del movimiento estudiantil, desde que la UPV aceptó y aplicó el plan en torno a 2008, fueron años de descenso y debilidad, Es más, en algunos campus las redes de militancia desaparecieron casi por completo.

El comienzo de la década de 2010 fue la resaca del fracaso de las luchas contra el plan Bolonia. Ya que, a pesar de las protestas del movimiento estudiantil, desde que la UPV aceptó y aplicó el plan en torno a 2008, fueron años de descenso y debilidad, Es más, en algunos campus las redes de militancia desaparecieron casi por completo

IKASLE ABERTZALEAK, RAMA DE LA IZQUIERDA ABERTZALE

El objetivo de este artículo es intentar conocer dónde ha estado y a qué se ha dedicado el movimiento estudiantil, para aclarar dónde está y lo que hace en la actualidad. Esto es, reparar en la dinámica política de cada época y en su evolución. Para entender esta dinámica, es de gran ayuda analizar la práctica política, ya que la crítica y superación realizadas por los propios militantes son uno de los motores para poder avanzar. Por tanto, para entender toda época posterior resulta útil pararse en los límites y obstáculos encontrados en la época anterior, ya que lo realizado con intención de superarlos suele ser muchas veces el camino de una a otra.

Para comenzar y principalmente, mencionaremos la función política que cumplía la organización estudiantil: sean las que sean las intenciones y convicciones, una práctica acarrea una consecuencia, y hay que tratar de ver con la mayor transparencia posible la conexión entre ambas. Pues bien, estos años, el papel de Ikasle Abertzaleak, sin ninguna duda, era el de ser una rama de la Izquierda Abertzale en los campus e institutos. Debido a la desdoblada militancia de la organización juvenil y a los vínculos entre las organizaciones, pero también por la inercia y el clima político, se puede afirmar que la función de Ikasle Abertzaleak era alimentar a la Izquierda Abertzale.

Debido a la desdoblada militancia de la organización juvenil y a los vínculos entre las organizaciones, pero también por la inercia y el clima político, se puede afirmar que la función de Ikasle Abertzaleak era alimentar a la Izquierda Abertzale

Esta función, a nuestro juicio, la desempeñaba principalmente de tres maneras:

1. Llevaba la agenda de la Izquierda Abertzale a los campus e institutos. Aquí pueden mencionarse la propaganda general, la socialización de las iniciativas externas y, en general, las iniciativas dirigidas a trasladar al espacio físico de los centros educativos cualquier cuestión ajena a la educación.

2. Apoyaba y reforzaba las posiciones adoptadas por la Izquierda Abertzale en la educación. Por ejemplo, desgastando a sus rivales políticos parlamentarios con dinámicas contra las reformas educativas del gobierno y reforzando las posiciones del partido institucional impulsadas por la Izquierda Abertzale. En esta línea podemos situar numerosas huelgas, campañas propagandísticas y movilizaciones.

3. Fortalecía la hegemonía social y política de la Izquierda Abertzale en los sectores euskaldunes del alumnado. Esto se da, sobre todo, en torno al ocio e impulsando que la socialización del alumnado sea en sus espacios (jaialdis, trikipoteos, las Eskola Ibiltariak…) y, sobre todo, creando en ellos una opinión favorable a la Izquierda Abertzale.

Estos objetivos no se cumplen solo bajo las siglas de IA y reivindicando las medidas parlamentarias. La lectura y el discurso sobre la educación estructurados en conceptos indefinidos y términos omniabarcantes, aún impregnados de un tono crítico, pueden resultar útiles para reforzar las posiciones del sentido común. Así, un discurso y una práctica estructurados en torno a conceptos como «pedagogía libre», «educación crítica», etc. tenían cabida en el modelo de acumulación de fuerzas de la Izquierda Abertzale, por su capacidad de atraer a la masa de estudiantes euskaldunes y de izquierdas. Entre otros, también tienen su lugar en la telaraña las asambleas de estudiantes, grupos de euskera, grupos ecologistas, etc. no subordinados directamente a la Izquierda Abertzale.

DESARROLLO DEL CONTEXTO

Hemos utilizado tres ejes para ubicar el contexto, y siguiendo a los mismos, a continuación vamos a explicar cómo cambió la situación a mediados de década:

• La fractura generacional económica seguía profundizándose y la proletarización recrudeciéndose. Sin lograr superar completamente la crisis de 2008, empezó a enraizar la idea de que nos encontrábamos en una crisis sistémica. La clase trabajadora se veía cada vez más pesimista ante el futuro y el retroceso del estado de bienestar era cada vez más evidente. Cada vez más hijos e hijas de la clase media sentían en la nuca el aliento de la proletarización.

• En cuanto a la institucionalización de la Izquierda Abertzale, el optimismo y esperanza iniciales dieron paso al malestar y sensación de deriva que se expandían. Influyeron tanto el empeoramiento de los resultados electorales, como la visión encadenada de la cuestión de los presos, así como la aparición de Podemos en el Estado español. La adaptación a la política institucional y a todo lo que esta suponía estaba siendo dura de digerir y, tras el varapalo electoral, pocos veían, al menos entre la juventud, claro el camino. Si la Izquierda Abertzale no se desestructuró del todo y fue capaz de mantener una cohesión regular, tanto entonces como en los años posteriores, fue debido a la fuerza de la comunidad y la unión producida por las consecuencias de la represión sufrida durante años. A ello hay que añadir un modelo de militancia basado más en la disciplina y lealtad que en el intercambio de ideas y en la capacidad crítica, metida hasta la médula en años y años de lucha. La falta de adhesión al proyecto político era el motivo por el cual no había cohesión.

• Aunque en los campus la militancia de Ikasle Abertzaleak comenzó a crecer de nuevo, los tiempos de debilidad y la polarización que comenzaba a darse provocaron una pausa en la transmisión del movimiento estudiantil. Así, las nuevas generaciones hacían suya la tarea de trazar un camino, sea voluntariamente o por necesidad.

CURSO 2016/17, CURSO PARA EL CAMBIO

También eran los tiempos del proceso Abian, la web Borroka Garaia Da! y la ponencia Kantauri, y no sería correcta una crónica que no mencionase a estos y otros muchos. Pero en esta ocasión nos referimos al ámbito educativo. El contexto estaba cambiando e Ikasle Abertzaleak también. En este cambio, el curso 2016/17 fue un punto de inflexión, un curso significativo en la evolución del carácter político de Ikasle Abertzaleak.

El 24 de noviembre de 2016 fue la jornada electoral del rectorado que dejó Iñaki Goirizelaia y acogió Nekane Balluerka en la UPV. El movimiento estudiantil realizó una sonada campaña contra estas elecciones, a pesar de que los candidatos contaran con el beneplácito tanto de la Izquierda Abertzale como del PNV. La denuncia se centraba en la propia naturaleza de la universidad y su lugar en el sistema capitalista. Así, la campaña que emprendieron desde principios de curso cobró fuerza. En las últimas semanas el ambiente se caldeó a cuenta de actos propagandísticos muy mediatizados y para la multitudinaria manifestación celebrada el mismo día de las elecciones el campus de Leioa fue plagado de policías. El operativo fue espectacular y hubo enfrentamientos y detenidos tras la manifestación.

Seguramente, fue la primera vez que se llevó a cabo de forma tan clara una campaña sólida que chocaba con los intereses de la Izquierda Abertzale, y también fue significativo que ella propia se desenmascarase públicamente; fue la primera vez que señaló tan claramente al movimiento estudiantil. Por tanto, se puede decir que el suceso del 24 de noviembre fue el primer paso de un distanciamiento. Por otro lado, también cabe destacar el contenido de la denuncia. Fue, como se ha mencionado antes, un rechazo a la propia naturaleza de la universidad en su globalidad; la denuncia se refería a la función que cumplía en el sistema capitalista, y no solo a que estuviera bajo el control de este u otro estado, ni tampoco a que el rector fuera uno u otro.

Aquel curso, tirando del mismo hilo, hay que mencionar el desalojo de la Herri Unibertsitatea (Universidad Popular) protegida en el tejado de San Mamés, y la manifestación del 11 de marzo en Iruñea bajo el lema de Errepresioari Autodefentsa («a la represión, autodefensa»). En aquella Herri Unibertsitatea, la primera que se hizo centralizada nacionalmente, se intentó trabajar seriamente el contenido teórico y dar así un paso adelante desde la anterior Herri Unibertsitatea. En ella, por ejemplo, hubo sesiones de crítica teórica y política al feminismo o de reflexión sobre «La construcción del Poder Obrero», testigos de cómo también se dio una evolución en la temática. La manifestación de marzo, en cambio, con una dimensión que iba más allá del movimiento estudiantil, se convirtió en punto de encuentro de muchos que en el panorama político comenzaban a alejarse de la Izquierda Abertzale.

¿Por qué constituyen un hito estos acontecimientos? A nuestro parecer, porque caracterizan con claridad las características de una nueva etapa:

• Se inició un alejamiento político y social/afectivo de la Izquierda Abertzale. A partir de entonces se renunció a alimentar a la Izquierda Abertzale mediante la práctica política del movimiento estudiantil, pero todavía, en general, aquella amalgama solo tenía como denominador común su negación.

Se inició un alejamiento político y social/afectivo de la Izquierda Abertzale. A partir de entonces se renunció a alimentar a la Izquierda Abertzale mediante la práctica política del movimiento estudiantil, pero todavía, en general, aquella amalgama solo tenía como denominador común su negación

• La crítica política a las múltiples manifestaciones del reformismo se generalizó en el movimiento estudiantil y, en la búsqueda de un marco teórico adecuado, se acercó al marxismo. La elaboración de la teoría cobró más importancia que hasta entonces.

• Se fomentó la negación de la integración política y la posición a favor de la ruptura política en numerosos ámbitos: la ocupación y la cuestión represiva son dos ejemplos.

EL PARTO DEL MOVIMIENTO SOCIALISTA

Aunque se notaba que eran tiempos de cambio, a falta de un movimiento bien organizado, no se veía del todo claro en qué consistía el cambio. Tratando de dar respuesta a las preguntas puestas delante de sus narices por la práctica política cotidiana, y a falta del suelo seguro que hasta el momento le había dado la Izquierda Abertzale, a falta tanto de un marco teórico como de una táctica y estrategia, los años venideros iban a ser años de debate, formación y experimentación para el movimiento estudiantil. El ámbito juvenil militante se estaba polarizando política y socialmente: los que simpatizaban con la Izquierda Abertzale en un lado, los críticos en el otro. La correlación con la edad era evidente, la influencia de las comarcas/territorios también. Se dio la ruptura, no pararemos a contarla más detalladamente. Reparando en las conclusiones, había un amplio sector de jóvenes y estudiantes que cada vez tenía más claro lo que no quería ser. Sin embargo, lo que tomó urgencia en ese momento fue el dar respuesta a la pregunta de qué quería ser.

El movimiento estudiantil se alejó temporalmente de la movilización de masas y se acercó, como hemos dicho, a la experimentación. Se reforzaron las Escuelas Colectivas, desde una visión crítica de la educación impulsada por la Herri Unibertsitatea, tratando de acercarse a un conocimiento crítico dividido en disciplinas. Se situaban en una lectura crítica sobre la educación y la sociedad, pero tenían cada vez más en el punto de mira la formación social capitalista y sus instituciones, las lecturas eran cada vez más sistémicas y las bases teóricas e ideológicas del movimiento de liberación nacional estaban cada vez más lejos. Se ensayaron ocupaciones en los campus y se reflexionó sobre la naturaleza de los espacios, o se observaron las limitaciones para su protección y control. También se llevaron a cabo pruebas para que las luchas por las condiciones de estudio no cayeran en el reformismo y ganasen eficacia: los casos más sonados en Arizmendi (Arrasate), Orixe (Tolosa) y Eunate (Iruñea). También se hizo un abundante trabajo interno: se reforzó el modelo de militancia y aumentó el compromiso, se refinaron e hicieron efectivas las estructuras del movimiento estudiantil.

Con varios aciertos y muchas meteduras de pata, esos años sirvieron para desarrollar y socializar las tesis a favor de la independencia de clase del proletariado.

UN NUEVO HITO: DEL QUÉ NO HACER A QUÉ HACER

Se puede decir que el VII Congreso de la organización Ikasle Abertzaleak marcó el cierre de este ciclo. Dicho congreso comenzó en septiembre de 2018 y finalizó en abril de 2019, por lo que duró todo el curso. Conscientes de que se estaban produciendo cambios en IA y en el movimiento estudiantil, había una gran expectación en la actividad de IA, no siempre de buena fe. Así, solo se dio a conocer el congreso una vez hubo finalizado, en el acto realizado en abril en Berriozar (Iruñerria). Fue un proceso participativo, tanto por el número de militantes que actuó activamente, como por la metodología de constitución y debate de la ponencia. Su consecuencia fue la influencia positiva en la cohesión y motivación de la organización, que cobró importancia durante el siguiente periodo turbulento.

Itaia era todavía un blog que se creó en otoño, sin constituirse todavía como organización, y Gazte Koordinadora Sozialista se presentó en febrero. En este contexto, la ponencia Errainu, creada en el congreso de IA, fue considerada como texto definitorio del Movimiento Socialista que estaba dando sus primeros pasos, a pesar de que se situase en el ámbito educativo.

Partiendo de la idea de que la dominación de clase está en la base de todas las opresiones que sufre la clase trabajadora, en la ponencia se consideraba la educación como herramienta de la burguesía dentro de la estructura de dominación. Por tanto, la superación de la educación capitalista aparecía inevitablemente ligada a la lucha contra todas las expresiones concretas de la dominación burguesa.

Al igual que en los seis congresos anteriores, se reconoció la Euskal Eskola Nazionala (Escuela Nacional Vasca) como objetivo estratégico de IA, pero con un paso más en la concreción de la misma: la Euskal Eskola Nazionala (EEN) sería la institución educativa del estado socialista. La lucha por el objetivo estratégico del ámbito educativo debía articularse en el marco de un objetivo estratégico general: ese era el Estado Socialista Vasco. Era precisamente la definición de socialismo la que daba concreción a la EEN, y la vinculación del ámbito educativo con esto también era clara. La ponencia aclaró que la construcción del socialismo debía ser procesual y recogió que el poder debía crearse del desarrollo de las instituciones proletarias. Instituciones que se reproducirán en una escala cada vez mayor y que permitirán al proletariado organizado controlar cada vez más áreas y ámbitos. La tarea de IA, por tanto, era la siguiente:

«La actualidad de la construcción del Estado Socialista Vasco consiste en la creación de instituciones proletarias que engloben poderes concretos y tengan capacidad de expansión, es decir, en la construcción de capacidades concretas para hacer frente a la burguesía y a todas las modalidades de su poder».

Por otra parte, también se dieron aclaraciones sobre algunas cuestiones que estaban en el centro de los debates políticos cotidianos, y así se alejó del interseccionalismo en lo que respecta a la superación de las opresiones: contra las tesis economicistas imperantes en la socialdemocracia, el texto presentaba al socialismo como una nueva totalidad que iba más allá de la lucha económica. También enmarcaba en la construcción del socialismo las luchas por la liberación de género y por la superación de la opresión nacional, al fin y al cabo, con el fin de construir la forma política que articula la lucha contra cada opresión y contra todos.

La ponencia Errainu, por último, también trajo la definición de la táctica: consideraba la neutralización de las funciones de la educación y la alimentación del proceso socialista general como objetivos tácticos a largo plazo de la organización. También concretó una tercera línea, respecto a la EEN, con la perspectiva de producir contenido teórico subordinado a la construcción del socialismo y estrechamente ligada a las iniciativas de la Herri Unibertsitatea y Eskola Kolektiboak que se estaban desarrollando.

La ponencia Errainu, por último, también trajo la definición de la táctica: consideraba la neutralización de las funciones de la educación y la alimentación del proceso socialista general como objetivos tácticos a largo plazo de la organización

Tras unos años de debate y experimentación, tal y como se ve, el congreso trajo consigo la definición del carácter político y táctico, y la homogeneización y cohesión dentro del movimiento estudiantil. Así, iniciaron una reestructuración del movimiento estudiantil y comenzaron a reforzar las llamadas líneas de masas. Uno de los grandes retos era el de adaptar las formas de organización inoperativas y hacerlas funcionales. Ejemplo de ello fue la creación de Unibertsitateko Indar Batasuna (Unión de Fuerzas Universitarias). Considerando agotada la forma de organización de las hasta entonces asambleas estudiantiles, Unibertsitateko Indar Batasuna (UIB) nació con la ambición de llevar más allá la lucha por las condiciones de vida de la clase trabajadora de la universidad. De hecho, se advertía un vacío en este ámbito y se identificaban algunas limitaciones en el modelo de organización en asambleas estudiantiles. Las siguientes son algunas de ellas:

Considerando agotada la forma de organización de las hasta entonces asambleas estudiantiles, Unibertsitateko Indar Batasuna (UIB) nació con la ambición de llevar más allá la lucha por las condiciones de vida de la clase trabajadora de la universidad

• Al entender los problemas de forma aislada, predominaba la tendencia de afrontar estos de manera atomizada. En las asambleas organizadas de facultad en facultad, se impulsaban frecuentemente luchas sobre problemáticas propias (de la asamblea o incluso de militantes particulares que tenían peso en la asamblea), que no lograban la adhesión de los estudiantes más allá de la facultad y se ahogaban dentro de sus cuatro paredes. Así, el principio de organizarse bajo la unidad del estudiantado era irrealizable.

• Al tratarse de espacios creados por y para exclusivamente el alumnado, no se conseguía la colaboración con el resto de sectores de la universidad (ya sean limpiadoras, investigadores u otros trabajadores). Era evidente la imposibilidad de integrar a estos sectores en los procesos de lucha y, más allá de una solidaridad simbólica, la unidad de clase era imposible.

• Finalmente, al entender las luchas de forma parcial, quedaba una y otra vez en evidencia la falta de una dirección definida. Las asambleas andaban a la deriva, algunas veces dependientes de la motivación del momento de militantes que tuvieran peso, otras veces sin nada que hacer, sin saber cada comienzo de curso cuál iba a ser la nueva situación o directamente bloqueadas por la falta de una dirección concreta. Lejos de alimentar un planteamiento político, en el mejor de los casos, las asambleas tradicionales se limitaban a organizar el enfado del momento.

Con el objetivo de superar estos límites nació la UIB en marzo de 2019. La UIB puso en marcha un planteamiento para desarrollar el movimiento estudiantil. Este tomó como punto de partida la forma de las asambleas hasta entonces y logró notables avances en el sentido de los procesos de lucha.

En lo que corresponde a la organización, supuso un nexo de unión entre todas las asambleas. Se realizó un análisis conjunto de la universidad y se reconoció que problemáticas aparentemente diferentes y ajenas tenían una raíz común: los límites del modelo de universidad burgués. Así, las asambleas orientaron los procesos de lucha hacia la materialización del programa y desde entonces han sido muchas las luchas de este tipo que se han puesto en marcha.

La acumulación de fuerzas es uno de los conceptos en torno al que se centraron los debates políticos durante toda la década: ¿cómo, pero, sobre todo, para qué acumular fuerzas? El objetivo de la UIB es el de formar una acumulación de fuerzas en torno a un programa político, que es un decálogo de las opresiones que sufre la clase trabajadora del ámbito universitario. Así, el objetivo no suele ser la gestión de la lucha espontánea, sino la alimentación de un programa táctico-político, basado en procesos de lucha concretos y valiéndose de ellos como sustento. Además, se ha ido más allá del estudiantado y estas luchas han llegado a los ámbitos del personal de investigación y las limpiadoras. También se ha conseguido que estos últimos participen en otras luchas. La UIB integra a los diferentes sectores trabajadores y hace suyo el principio de unidad de clase, lo que también se refleja en el programa y en las luchas. Con objetivos planteados a escala, es decir, iniciando procesos de lucha en función de las fuerzas, el objeto de la UIB es tener cada vez más capacidad para conseguir exigir y hacer que se lleven a cabo sus peticiones, ya que ese es al fin y al cabo el camino para confrontar el modelo de universidad burgués: que la clase trabajadora organizada tenga las capacidades para imponer sus reivindicaciones.

UNA DÉCADA EN LOS CENTROS EDUCATIVOS

Así pues, para finales de la década el contexto político en el ámbito educativo se veía completamente transformado. Por un lado, IA, una organización creciente definida como socialista revolucionaria, y por otro, la UIB, una amplia organización para defender las condiciones de vida de la clase trabajadora de la universidad, una Izquierda Abertzale prácticamente desaparecida (aunque tras unos años ha comenzado a recuperarse) y un puñado de años entre ambos.

Esto ha sido una crónica de lo que va desde inicios de década hasta el curso 2019/20. Las limitaciones del texto son evidentes, tanto por la longitud como por la profundidad, y seguro que algunas de las hipótesis y creencias expuestos se pueden cuestionar. En un contexto político de rápida transformación y desarrollo, puede servir de base para el debate, para la posterior elaboración de relatos más completos y análisis de más calidad.

Sin más dilaciones, reconocimiento a quienes han trabajado para que Ikasle Abertzaleak y el movimiento estudiantil sean lo que son hoy, y fuerza y ambición a los actuales para que en la crónica de finales de la próxima década se cuenten otros tantos avances..

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