En los últimos años han sido muchos los gaztetxes que han abierto sus puertas, y también los que han fijado objetivos en espacios sin un rumbo fijo y han orientado el proyecto hacia su consecución. Nos hemos reunido con cuatro miembros de tres gaztetxes de Euskal Herria para analizar la evolución que ha habido en cada pueblo: Azpeitiko Gaztetxea (Oier Salegi), Abadiñoko Gaztetxea (Bittor Altube) eta Lizarrako Sugarra Gaztetxea (Markos Napal eta Uxue Zamorano).
¿Cuál ha sido la evolución del gaztetxe o de los gaztetxes del pueblo?
O.A. (Azpeitiko Gaztetxea). El Gaztetxe de Azpeiti este año cumple dieciséis años. Para hablar de la evolución quizás haya que mencionar que al ser el gaztetxe un logro que tanto costó conseguir, fue mucha gente que se implicó al principio; eso les hemos escuchado a los que estaban desde el principio. Luego se fue normalizando poco a poco, y para la época en que empezamos nosotros, cinco años después de su creación, las asambleas no eran tan multitudinarias.
Casi desde sus inicios, el gaztetxe ha tenido un esquema organizativo bastante similar en la mayoría de los años. Había pequeños grupos de trabajo dedicados al ocio, la comunicación, la infraestructura y la problemática juvenil, y luego estaba la asamblea general o grupo motor que recogía las cuestiones de todos los grupos.
En aquellos primeros años, por ejemplo, se abordó con fuerza la problemática de la vivienda. Se puso en marcha una gran campaña en el pueblo. Sin embargo, tal vez, como concluíamos en debates posteriores, dado que este tipo de campañas se realizaban a nivel local y no enmarcaban esta forma de opresión del sistema en el conjunto, era muy difícil que de ellas se produjeran logros o resultados reales.
«Dado que este tipo de campañas se realizaban a nivel local y no enmarcaban esta forma de opresión del sistema en el conjunto, era muy difícil que de ellas se produjeran logros o resultados reales»
Hemos funcionado de esa forma hasta hace unos seis años, pero en 2016, si no me equivoco, se decidió romper la estructura de los grupos de trabajo. En su lugar, la gente propondría proyectos y se crearían grupos de trabajo provisionales para cada proyecto. De esta manera se pretendía romper la estructura rígida de los grupos de trabajo fijos e implicar a la gente en unas u otras cosas con mayor tranquilidad según los intereses. Al mismo tiempo, se afirmaba que en ocasiones las relaciones de un grupo de trabajo con el otro eran difíciles, y la nueva propuesta pretendía cambiar esto.
El caso es que la nueva forma de organización no dio sus frutos, y probablemente fue el peor año que ha conocido el gaztetxe. Surgió el proyecto de crear una televisión, pero no salió adelante y eso generó un poco de frustración, y en el resto no había nuevos proyectos. Lo que provocó en parte que mucha gente abandonara el gaztetxe (no sé si ese es el orden adecuado, o que los proyectos no se llevaron a cabo porque la gente dejó el gaztetxe). De todas formas, diría que fue entonces cuando a nuestra generación le llegó el momento de «tomar las riendas» del gaztetxe. Aquel año nos reuníamos por debajo de diez personas cada semana, y la mayoría éramos del mismo perfil: personas que se habían desmarcado de la Izquierda Abertzale Oficial o que no habían militado hasta entonces y que estaban muy interesadas en los primeros pasos del emergente Movimiento Socialista. En consecuencia, comenzamos a realizar seminarios, etc., en torno al marxismo, y a reajustar un poco las perspectivas y formas de organización de cara a los próximos años. Sobre todo, quizás en relación con el tema que he mencionado antes, es decir, que si las luchas se planteaban a nivel local y de forma parcial, eran estériles o al menos no cumplían la función de cambiar las cosas realmente de raíz. En los seminarios y debates que realizábamos tratábamos de fijarnos en la integridad del sistema y en cómo se materializaban las formas concretas de opresión. Creo que eso fue un salto cualitativo a la hora de plantear las cosas.
Hay que tener en cuenta que a nivel político también en Euskal Herria eran años de gran movimiento, la Izquierda Abertzale Oficial comenzaba a priorizar las vías institucionales, y entre los jóvenes se estaba generando un malestar bastante generalizado. Esto nos llevó a reflexionar y aprender en muchos rincones el funcionamiento del sistema capitalista y nuestra posición. Por intuición, todos los presentes éramos conscientes de la necesidad de nuevas formas de hacer política, de definir el sujeto y los objetivos estratégicos y de adecuar lo mejor posible el trabajo político a los mismos. A falta de otros puntos, muchos empezamos a dar vueltas a todas estas cuestiones en los gaztetxes.
Se puede decir que los próximos años han sido bastante fructíferos. Entonces fue cuando llegó mucha gente que estaba viviendo fuera por los estudios, y tener la perspectiva afinada nos aydo a pensar para qué y cómo queríamos atraer a la gente. Se creó una comunidad bastante fuerte en torno al gaztetxe, tanto en cuanto a número de personas como en cuanto a cohesión política.
En los años siguientes retomamos la estructura de los grupos de trabajo fijos, y sobre todo el grupo de trabajo de problemática juvenil adquirió un gran peso. Este grupo aportó una perspectiva política notable al gaztetxe, muy ligada a la línea emergente socialista. Sin embargo, la perspectiva política de aquel grupo superaba el ámbito de influencia del gaztetxe (que sería el de la problemática juvenil) y de ahí surgió la idea de crear la organización Krisiaren Seme-alabak (ahora integrado en Kontseilu Sozialista Urola Erdia) y de ocupar el edificio de las Esclavas. Al fin y al cabo, hacíamos política de forma más integral de lo que correspondía a un gaztetxe, y no nos parecía ni lo más honesto ni lo más adecuado hacerlo con la marca del gaztetxe.
En los años siguientes, la mayoría de nuestra generación ha ido abandonando poco a poco el gaztetxe y buscando otros espacios de militancia, y han entrado muchos jóvenes nuevos. Actualmente se puede decir que los nacidos desde el año 2000 son más numerosos que los nacidos anteriormente. El gaztetxe siempre ha sido un buen lugar para iniciarse en la militancia y tratamos de que siga siendo así. A través de seminarios y debates tratamos de racionalizar la inquietud política y el interés de los jóvenes que se acercan al gaztetxe. Esos esfuerzos han dado sus frutos.
En cuanto a la estructura, se ha vuelto a modificar ligeramente para el curso actual. Además de la asamblea general, se pretendía crear grupos provisionales en función de los intereses, y se ha creado un grupo encargado de reflexionar y organizar las actividades culturales. Además, el grupo de infraestructura prepara auzolanes trimestrales masivos para hacer más eficaz el trabajo, y el resto de grupos de trabajo trabajan con la dinámica que hemos puesto en marcha en el municipio junto con GKS.
Bittor Altube (Abadiñoko Gaztetxea) El Gaztetxe de Abadiño fue ocupado hace veintidós años y actualmente se encuentra en situación estable en el municipio. A pesar de que el espacio tiene veintidós años de recorrido, hablaré de la trayectoria que ha tenido desde hace ocho años hasta hoy.
Hace ocho años en el gaztetxe no había actividad, estaba parado. En aquella época se incorporó una cuadrilla de una nueva generación y el gaztetxe comenzó a abrirse como lugar para estar. Posteriormente, otros grupos de jóvenes de la quinta comenzaron a acudir y a través del gaztetxe comenzaron a ofrecer una oferta cultural y política de cara a los jóvenes del pueblo.
Hoy en día ya hemos conseguido tener una asamblea estable formada por jóvenes de diferentes grupos de amigos del pueblo, que trabajan y gestionan el espacio y las actividades. Se realiza una amplia actividad de cara al pueblo, especialmente de cara a los jóvenes del municipio: oferta de ocio, oferta política y oferta cultural.
«Se realiza una amplia actividad de cara al pueblo, especialmente de cara a los jóvenes del municipio: oferta de ocio, oferta política y oferta cultural»
Markos Napal (Lizarrako Sugarra Gaztetxea) Lizarra ha contado con cuatro o cinco gaztetxes. El primero fue un piso ocupado en Nabarreria, que ni tuvo nombre. Al desalojar el piso ocuparon el antiguo cuartel hace veinticinco años. El cuartel fue desalojado aproximadamente en 2002 y se ocupó el barracón situado junto a la estación. El barracón sólo duró cuarenta y ocho horas. El último, antes del actual, fue Pinupe Gaztetxea, un chalet construido ilegalmente. El chalet estaba inacabado y los que lo ocuparon terminaron de construirlo y lo dejaron muy bonito. Pinupe Gaztetxea estaba situado en el monte.
La situación que nos encontramos cuando entró nuestra generación no era muy buena. La gente no se acercaba mucho al gaztetxe. Por un lado, porque estaba lejos, y por otro, porque la infraestructura que había allí era muy limitada. Por ejemplo, si se necesitaba electricidad para una iniciativa organizada (una conferencia, un concierto...) había que conseguir tanto el generador eléctrico como otras infraestructuras. Era un gaztetxe muy bonito pero antiguo y no cumplía las condiciones que necesitábamos.
Por eso, llegamos a la conclusión de que ese gaztetxe no cumplía con las garantías para tener un movimiento juvenil sólido, y empezamos a darle vueltas a la idea de conseguir otro espacio.
Este nuevo espacio tenía que atraer a gente nueva. Al fin y al cabo, con más gente puedes sacar más proyectos adelante. Y, además, ese nuevo gaztetxe tenía que tener la infraestructura que teníamos en mente. Teníamos que motivar a la juventud del pueblo, por ejemplo, para empezar a militar.
Uxue Zamorano (Lizarrako Sugarra Gaztetxea) De aquella decisión nació el Gaztetxe Sugarra. Se consiguió a través de la ocupación y este año cumplirá dos años. Se encuentra en el Casco Viejo de Lizarra, en el centro. Esto ha influido en la cantidad de gente que se ha acercado al proyecto y se han sumado nuevas generaciones al mismo. Además, muchas de las carencias de infraestructura existentes en el gaztetxe anterior no las tenemos en la actualidad. Por ejemplo, la electricidad.
¿Cómo era antes y cómo es hoy en día la comunidad que participa en el gaztetxe?
O.A. (Azpeitiko Gaztetxea) Creo que el Gaztetxe siempre ha tenido un carácter de comunidad. Quizá no siempre como comunidad política, pero pasas muchas horas y convives en muchas experiencias, y los que están ahí acaban siendo amigos. Sin embargo, como he dicho, esa comunidad no siempre ha estado cohesionada políticamente. Antes, diría que tanto políticamente como en la opinión sobre las funciones que debía cumplir el gaztetxe, había más diversidad, por lo que, a pesar de formar una comunidad y compartir algunas ideas (como el anticapitalismo), lo que cada uno daba al gaztetxe y lo que esperaba de él era diferente. Pero eso no quita que se hagan muy buenos amigos o que tengan un carácter comunitario.
Posteriormente, considero que la comunidad ha estado más cohesionada políticamente, lo que ha supuesto una mayor eficacia del trabajo en una perspectiva determinada; ya que si la perspectiva es compartida y el compromiso es el mismo, la división del trabajo es más real y eficiente. Al mismo tiempo, cuando empezamos a situarnos en un nuevo movimiento político, fuera del gaztetxe había pocos apoyos, y eso hizo que nos uniéramos mucho.
«Considero que la comunidad ha estado más cohesionada políticamente, lo que ha supuesto una mayor eficacia del trabajo en una perspectiva determinada; ya que si la perspectiva es compartida y el compromiso es el mismo, la división del trabajo es más real y eficiente»
Puede que ahora tampoco todos los miembros del gaztetxe tengamos la misma perspectiva política, pero la adhesión al Movimiento Socialista es bastante general.
B.A. (Abadiñoko Gaztetxea) Como he dicho, hace ocho años una cuadrilla comenzó a reunirse en el gaztetxe. El espacio de cara al pueblo no tenía muy buena imagen y no había mucha gente en las cosas que organizábamos. También, a los jóvenes del pueblo les daba miedo acercarse al gaztetxe.
Hoy en día, en esta época de pandemia, la situación no ha sido la mejor, y la juventud trabajadora del pueblo hemos estado bastante mal en cuanto a libertades. Por eso, comenzamos una línea de trabajo política que habíamos empezado a trabajar antes de la pandemia, hablando con las diferentes cuadrillas de jóvenes del pueblo sobre sus necesidades. Este verano hemos realizado una oferta cultural, política y de ocio. Ha sido muy fructífera. Este verano hemos empezado a reunir a jóvenes de entre seis y siete cuadrillas en la Gazte Asanblada y también hay gente que se ha acercado a todas las actividades que hemos organizado. También hay gente que de vez en cuando participa y se acerca a los temas que se organizan en el gaztetxe.
Creo que ya hemos conseguido una referencia en el pueblo. Hemos sabido seguir organizándonos y trabajando en la difícil situación derivada del coronavirus y su gestión, aumentando la referencia en el pueblo.
M.N. (Lizarrako Sugarra Gaztetxea) A mi generación le costó mucho entrar en Pinupe Gaztetxea. Normalmente la gente entra en el gaztetxe bastante joven pero, en nuestro caso, no nos atrevimos a entrar hasta que fuimos a la universidad. De alguna manera sentíamos que el gaztetxe no era algo para la gente de nuestro perfil, sino un proyecto para un perfil muy concreto. Sentíamos que el gaztetxe no estaba hecho para nosotros.
Con la universidad perdimos la vergüenza y nos animamos a entrar en el gaztetxe. Allí conocimos una comunidad fuerte, muy vinculada a un movimiento político. Pero, en cierto modo, aquello no era un espacio de masas y no tenía mucha relación con la juventud de Lizarra.
U.Z. (Lizarrako Sugarra Gaztetxea) A través del nuevo Gaztetxe participa en el proyecto una mayor parte de la juventud de Lizarra y se ha conseguido hacer relación con mucha gente.
Ahora, por ejemplo, en la Asamblea del Gaztetxe participan jóvenes de diferentes edades. Hay jóvenes de dieciséis años, pero también de veinticinco. Además, hemos conseguido mantener una relación bastante positiva con los vecinos de la zona. Uno de los retos es que el gaztetxe sea un espacio para todas las edades.
En el gaztetxe hay muchas formas de participar. La asamblea es muy grande y pasa mucha gente por ahí. Hay quien está en el gaztetxe todos los días, y también quien viene al gaztetxe una vez al mes, haciendo así su aportación.
Además de la asamblea, muchos otros agentes utilizan este espacio para organizar iniciativas, como espacio de trabajo o para guardar material.
«Además de la asamblea, muchos otros agentes utilizan este espacio para organizar iniciativas, como espacio de trabajo o para guardar material»
Por último, centrémonos en las funciones y actividades de los gaztetxes. ¿Cuáles son los objetivos de los gaztetxes en los que participáis? ¿En qué consiste el proyecto?
O.A. (Azpeitiko Gaztetxea) Diría que el gaztetxe trabaja sobre todo en dos ámbitos. Por un lado, estamos trabajando la problemática juvenil desde una perspectiva de clase. El año pasado realizamos varias sesiones para concienciar a la juventud trabajadora de la función que desempeñamos en el sistema capitalista y tratamos de intervenir en las cuestiones que afectan a este aspecto. El objetivo político del gaztetxe es investigar los diferentes aspectos de la problemática juvenil en el municipio y, en la medida de lo posible, poner en marcha luchas contra los mismos. Este curso, por ejemplo, junto con el GKS, hemos puesto en marcha una dinámica para denunciar la solución que los dirigentes políticos están dando a la pandemia de la COVID-19, con la criminalización contra la juventud, porque creemos que se está incrementando el control social y se está dando una salida policial a la pandemia, en lugar de abordar el problema sanitario de raíz e intentar solucionarlo.
Por otro lado, los gaztetxes siempre han sido refugio de muchos actos culturales. En este sentido, tenemos la responsabilidad de abrir camino a grupos musicales pequeños y a nuevas propuestas culturales. No obstante, nos toca reflexionar sobre qué y cómo queremos los eventos culturales y, en general, sobre la producción artística. Es importante pensar para qué, para responder a qué necesidades y a qué aportamos cuando organizamos las cosas. En ese sentido, durante la primera mitad del presente curso organizamos un ciclo de conferencias sobre la producción artística, la industria cultural y el contexto actual. Y en la segunda mitad, en relación con varios conciertos, estamos preparando conferencias y mesas redondas para repasar los grupos musicales de Azpeitia de los últimos años y la relación entre la música y la política.
Sin embargo, el proyecto del gaztetxe no se limita a estos dos ámbitos. A pesar de estas dos funciones principales, implícitamente también cumple la función de acercar a la juventud a la militancia y tener una escuela de militancia. La mayoría de nosotros, en el gaztetxe, hemos aprendido por primera vez a responsabilizarnos, a trabajar en equipo, a distribuir adecuadamente el trabajo, a dar la cara donde sea necesario, a discutir, a mirar críticamente los temas coyunturales, a hacer trabajos de infraestructura... Lejos de la imagen marginal que tenían los antiguos gaztetxes, considero que el gaztetxe es el lugar idóneo para educar a jóvenes comprometidos y bien formados.
B.A. (Abadiñoko Gaztetxea) La asamblea quiere ser un agente político en la construcción de un nuevo mundo. Sabemos que no podemos construir ese nuevo mundo sólo a nivel local, porque para eso hace falta una gran red organizativa. Sin embargo, respondiendo a las problemáticas a nivel local, pretendemos generar conciencia para esa construcción a través del trabajo ideológico y el trabajo práctico diario. Por otro lado, queremos ser agentes de socialización, con el objetivo de poner en práctica y expandir nuestro modelo de ocio y de socialización.
Ahora hemos iniciado una nueva campaña junto con Gazte Koordinadora Sozialista de Abadiño, planteando la problemática de la propiedad pública. En los últimos tiempos, con la pandemia COVID-19, se ha visto claramente la actitud mantenida por parte del Ayuntamiento con diferentes infraestructuras municipales. Se ha negado el uso de esta propiedad, que en sí es pública, a la asamblea, a GKS, a otros agentes... o, por ejemplo, a todo aquel que quiera ir a jugar al frontón. En consecuencia, hemos puesto en marcha una campaña abierta al pueblo, problematizando la cuestión de la propiedad pública, poniendo de manifiesto que en el sistema capitalista la propiedad pública no es propiedad de todos y todas y apostando por su socialización.
Además, tenemos la intención de ofrecer un programa de ocio los viernes, organizando cada semana alguna actividad.
M.N. (Lizarrako Sugarra Gaztetxea) Estamos intentando convertir el gaztetxe en un espacio de masas, sobre todo para que los jóvenes tengan una oportunidad fácil de empezar a militar, para abrir esa primera oportunidad. La juventud debe sentir el gaztetxe como algo cercano; queremos que sea un lugar para venir sin sentir vergüenza. Estamos construyendo un espacio amplio en el que la gente pueda participar, sintiéndolo propio y cercano.
U.Z. (Lizarrako Sugarra Gaztetxea) El proyecto más importante que tenemos actualmente en marcha es el vigésimo quinto aniversario de la Gazte Asanblada de Lizarra. Hasta septiembre hemos planteado varias acciones mes a mes.
El lema de la dinámica es Gazte ginen gazte gara, en la que incluiremos muchos subproyectos. Por ejemplo, estamos produciendo un documental que recoja estos veinticinco años a través de testimonios de diferentes generaciones. Para terminar con la dinámica del aniversario, para septiembre, tenemos en mente organizar un Gazte Eguna.
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