2022/09/01

El objetivo de este editorial es explicar los conceptos que ayudan a profundizar en el contenido que será central en el número de la revista Arteka de este mes. Es innegable la relación que la cuestión de los espacios y los procesos sociales tienen entre sí. Por lo tanto, en las distintas épocas en las que se ha investigado la cuestión de los espacios y se ha construido una posición política frente a ella, la propia teorización ha aparecido relacionada con las características políticas de ese periodo concreto.

Relacionado con la contextualización que vivimos hoy en día, ha sido necesario el trabajo realizado en los últimos años para ver la problemática desde una perspectiva comunista, con intención de superar las evidentes limitaciones que el tratamiento dado a este tema dejó en las décadas anteriores. Dejar de lado las concepciones abstractas y no estratégicas que han supuesto tanto «espacio autogestionado» como «movimiento ocupacional» e investigar bien la relación directa que hay en la fuerza de la base del sistema capitalista en los espacios y los primeros pasos para formar la hoja de ruta estratégica que puede derivar de aquí, han estado relacionados con la construcción de un nuevo marco conceptual.

Se han dado los primeros pasos para dejar al margen lo que hayan supuesto las concepciones abstractas y no estratégicas «Espacio autogestionado» y «Movimiento de ocupación», investigar bien el reflejo directo de las fuerzas que están en la base del sistema capitalista en los espacios y configurar una hoja de ruta estratégica que pueda derivarse de ahí, relacionada con la construcción de un nuevo marco conceptual. Son dos las principales claves de la reflexión: 1) el choque entre el control capitalista sobre el espacio y el control proletario y 2) la importancia que tiene el vincular los Espacios bajo Control Proletario con la estrategia socialista.

He aquí una breve explicación de esa conceptualización:

La problemática del control sobre el espacio, como el resto de problemáticas que se dan dentro de la sociedad capitalista, es una concreción particular de la lucha de clases. Por lo tanto, se caracterizan dos tipos de control. Por una parte, los espacios de propiedad privada, controlados por el poder capitalista, estableciendo control capitalista sobre el espacio; y, por otra parte, Espacios bajo Control Proletario.

En la realidad capitalista se garantiza la entrada a los recursos necesarios para vivir mediante el dinero. Por ejemplo, a los recursos de infraestructuras espaciales. Esa relación de intercambio económica, en la que por ejemplo un propietario compra el derecho a tener o utilizar un espacio en propiedad, está protegida por una completa estructura jurídica. Precisamente, mediante el poder legislativo, judicial y ejecutivo de los aparatos de Estado, el poder capitalista reglamenta el acceso a utilizar los espacios sobre los principios del intercambio de mercancías y la propiedad privada.

Como salta a la vista, esa forma de control es excluyente, ya que expulsa al proletariado. Aún así, y a pesar de que el control capitalista sea hegemónico, en algunos casos, el proletariado es capaz de abrir luchas concretas por el control sobre el espacio. En el conflicto que se abre a causa del control de un espacio, se da una correlación de fuerzas concreta entre un determinado propietario y un actor proletario. En esa escala, el proletariado puede tener la capacidad de resolver a su favor la relación de fuerza que se ha articulado por el control sobre el espacio. También decir, que estos conflictos no se dan por una consecuencia incomprensible, a la contra, los causan los choques que el sistema mismo crea, por ejemplo, cuando las familias proletarias no tienen otra opción para conseguir una vivienda o cuando el proletariado necesita recursos para organizarse de manera independiente frente al Estado Burgués.

A pesar de que el control capitalista sea hegemónico, en algunos casos, el proletariado es capaz de abrir luchas concretas por el control sobre el espacio. (...) En esa escala, el proletariado puede tener la capacidad de resolver a su favor la relación de fuerza que se ha articulado por el control sobre el espacio

En este punto, cuando se rompe con la ley capitalista de la propiedad y el intercambio, se impone el control proletario sobre el espacio. En lugar de la mediación del dinero, el proletariado adquiere la capacidad de uso mediante acción de fuerza. De cualquier forma, esta condición no es suficiente. Ya que una ruptura formal de la propiedad privada no tiene por qué constituir un control proletario sobre los espacios. Aquí entra la segunda determinación que forma el control proletario sobre el espacio: la función social del espacio o la razón de ser no puede entrar en contradicción con el principio comunista de universalidad. Con eso se quiere decir que el espacio debe construir un modelo que sea útil para toda la sociedad, no excluyente, ni opresor, ni explotador…

A pesar de todo, en la medida en que está separado de la estrategia socialista y de la organización a escala social, el control proletario solo puede aplicarse sobre las cosas que para el capital no son útiles ni importantes. Un ejemplo de ese último caso se da cuando alguien cambia la cerradura de una vivienda vacía y se instala en ella.

Aunque se establece control proletario sobre un espacio concreto, no dispone de medios efectivos para mantener y desarrollar esta modalidad de control por su cuenta, por lo menos mientras estos espacios aparezcan de manera fragmentada. Además, si no se da una superación estructural del sistema, esos espacios siempre seguirán en peligro, ya que la propiedad privada seguirá vigente, acabando con el control proletario.

El control proletario sobre los espacios, y los Espacios bajo Control Proletario que son su concreción, son, por lo tanto, incapaces de imponer por sí mismos una nueva normativa sobre todo el espacio si no se disuelven con la estrategia socialista.

La estrategicidad de los espacios del control proletario se produce cuando se establece una vinculación organizativa y estratégica con la organización socialista. Estos espacios se ubican dentro de la amplia categoría del control proletario, porque comparten las mismas características pero tienen vinculación directa con la estrategia socialista. Es decir, responderán a las necesidades de la estrategia socialista, siendo escaparates espaciales del desarrollo del control territorial en cada momento de la organización socialista.

Así, los Espacios Socialistas, además de romper con la propiedad privada burguesa y de funcionar en el modelo de principios de universalidad, cumplen con la función de alimentar al proceso político que se organiza hoy por hoy para conseguir un modelo de propiedad comunista. A esto hay que añadir que, ante la fragmentación y las escasas capacidades locales, estos espacios dibujan el camino para lograr una mayor efectividad organizando los recursos que ofrece el modelo centralizado-nacional, por ejemplo en los asuntos de obra de infraestructura o en asuntos de defensa. Esta unión constituye la Red de Espacios Socialista.

Los Espacios Socialistas, además de romper con la propiedad privada burguesa y de funcionar en el modelo de principios de universalidad, cumplen con la función de alimentar al proceso político que se organiza hoy por hoy para conseguir un modelo de propiedad comunista

Si el proletariado quiere romper sus cadenas y responder a su deber histórico, deberá construir un modelo de organización que permita el desarrollo y la expansión exponencial del control proletario. Para llevar adelante el proceso general de reapropiación sobre el todo social dirigido por el proletariado revolucionario –es decir, no para implantar el control sobre lo marginado y envejecido, sino para conseguir grandes recursos productivos–, es absolutamente necesario que la organización independiente del proletariado esté estructurada socialmente a gran escala y constituida sobre la estrategia socialista revolucionaria. La cuestión de los espacios adquiere gran importancia en la construcción del socialismo. Los Centros Socialistas, de momento, se pueden considerar las primeras fortalezas de esa construcción.

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