ACTUALIDAD EDITORIAL IKUSPUNTUA CIENCIA OBRERA COLABORACIONES AGENDA GEDAR TB ARTEKA

(Traducción)

Hoy escribo sobre la LOMLOE. Sin embargo, mi intención no es examinar la ley misma; de hecho, me gustaría traer esta ley al terreno político del ámbito educativo y analizar la respuesta provocada en él. Concretamente, analizaré el posicionamiento de la organización Ikama con motivo de la aprobación de la ley. Considero que el posicionamiento es significativo para ir definiendo el modelo de militancia y el proyecto político de Ikama y, por tanto, interesante para traerlo a estas líneas.

Para empezar, en lugar de analizar el propio texto, voy a hacer una breve contextualización de la LOMLOE, para mencionar sus orígenes y sus causas. Seguidamente, observaré la declaración de Ikama del día 1 de febrero y, para terminar, trataré de extraer algunas conclusiones, con el fin de completar la lectura política.

LOMLOE, una pequeña contextualización:

La LOMLOE (Ley Orgánica de Modificación de la Ley Orgánica Educativa) es una ley amplia. Una ley amplia pero superficial, a la vez. Entre los puntos que recoge se encuentran, entre otros, la financiación de las escuelas concertadas, que el castellano deje de ser la lengua vehicular, la participación de bancos y multinacionales tecnológicas en la educación y la digitalización. Sin embargo, lo que hace son cambios de poca profundidad, o como algunos han dicho, cambios estéticos. No es de extrañar: la LOMLOE, como su nombre indica, es una ley orgánica de modificación de la Ley de Educación (LOE). En concreto, la nueva ley pretende eliminar algunos de los cambios introducidos por el anterior Gobierno del PP (LOMCE). No se puede esperar, por tanto, que proponga un cambio de radical. Sin embargo, en algunos de los puntos mencionados, esta ley ha revertido los cambios introducidos por la LOMCE, como por ejemplo en materia lingüística; en otros, como la digitalización, ha pretendido formalizar y proteger jurídicamente situaciones que ya se están dando.

El nuevo gobierno tenía que hacer el cambio. La ley Wert fue duramente criticada por la comunidad educativa y la oposición en la época del PP, y se produjeron numerosas movilizaciones contra ella en todo el Estado, también en Hego Euskal Herria. Por una parte, por la polémica provocada por el cambio legislativo, y por otra parte, por las movilizaciones que generó, se puede decir que la LOMCE adquirió un gran peso simbólico y quedó clavada en la memoria de muchos. Así, en el programa electoral de los partidos que conforman el actual gobierno, el punto más importante en cuanto a educación ha sido la derogación de la LOMCE. Como es obvio, con ello se buscó capitalizar la agitación generada en la comunidad educativa, es decir, convertir la agitación en voto en el periodo electoral. Como era de esperar, este movimiento se ha realizado en una lógica electoralista y no es fruto de la voluntad del gobierno por resolver la cuestión.

El posicionamiento de Ikama:

Ikama, como organización que ejerce su labor en la educación secundaria, publicó una lectura expresando su posicionamiento con respecto a la nueva ley recién aprobada. Son cuatro los puntos principales problematizados en esta lectura: 1) que aunque el castellano deje de ser lengua vehicular no se hayan puesto garantías para poner en marcha modelos de inmersión a favor de las lenguas oprimidas, 2) que la religión se tenga que ofrecer por todos los centros educativos aunque no se tenga en cuenta en la nota, 3) que el 50 % del contenido curricular sea concretado en España y se rechace un currículo realizado en Euskal Herria y «contribuya al reconocimiento y desarrollo de nuestro pueblo» y 4) que los criterios de evaluación se decidan en Madrid. En su lugar, se reivindican «criterios de evaluación que tengan en cuenta la realidad local y las necesidades del alumnado […] y sean acordados por la comunidad educativa».

Para empezar, tengo que decir que estoy de acuerdo en problematizar estos cuatro puntos. Dicho de otra manera, creo que es perjudicial para el alumnado de la clase trabajadora la presencia de la religión en los centros educativos y es necesario poner en marcha mecanismos para el aprendizaje completo del euskera, por ejemplo. A pesar de estar de acuerdo con los puntos mencionados, he echado de menos otros puntos, así como una aclaración de la función de la educación en la totalidad capitalista.

Los puntos que he echado en falta son el de los centros concertados y el de la digitalización de la educación. Sin embargo, creo que son diferentes las razones por las no se mencionan uno y otro. En cuanto a la educación concertada, aunque la modificación legal ha rechazado la posibilidad de ofertar plazas en función de la supuesta «demanda social» y tampoco se podrán ceder terrenos públicos a centros concertados, no ha propuesto ningún mecanismo de publificación, por lo que la financiación pública seguiría en manos del Gobierno Vasco. Esto significa que, en el caso de la CAV, la educación concertada seguirá teniendo una protección económica importante. Como hemos visto en las últimas semanas, el tema de la educación concertada genera polémica en la base social de EH Bildu, por lo que la definición de un posicionamiento puede provocar el rechazo por parte de un amplio sector, que creo que es la razón por la que se evita el tema. Además, se trata de una ausencia que llama la atención, dada la inquietud que genera en la comunidad educativa el impacto que tiene la educación concertada en la segregación y en la débil transmisión del euskera.

En cuanto a la digitalización, diría que la razón es otra: este tema no está por ahora en el centro del debate, y la falta de un análisis del papel que ocupa el sistema educativo en el capitalismo dificulta su contextualización. Dado que el proceso de digitalización de la educación ya es efectivo, la LOMLOE pretende dar cobertura jurídica y formalizar esta tendencia, despejando el camino para el desarrollo posterior. Así pues, considero que uno de los puntos más importantes de la ley es el que ha quedado sin mencionar, ya que, en conexión con la coyuntura económica y la crisis capitalista, es un punto que permite analizar las tendencias del desarrollo de la educación, tal y como mencioné –aunque sea indirectamente– en mi anterior texto.

Por último, y en conexión con el punto anterior, creo que es significativa la omisión de la función estructural que la educación desempeña en el sistema capitalista. Así, lo que mayor peso adquiere en la denuncia del currículo y los criterios de evaluación es la ubicación territorial del lugar de decisión. A falta de este enfoque estructural, la naturaleza de las mismas queda en la indefinición; se expresan en las vagas fórmulas como «el currículo propio que contribuya al reconocimiento y desarrollo de nuestro pueblo» o «los criterios de evaluación que tengan en cuenta la realidad local y las necesidades del alumnado». Esta indefinición tiene, al menos, dos consecuencias: por un lado, hace imposible la contextualización y comprensión de ciertos fenómenos, como ocurre en la cuestión de la digitalización, y por otro, a falta de elementos antagonistas, reproduce el sentido común y no causa ningún problema para su integración.

Conclusiones:

De lo comentado en las líneas anteriores deduzco que la actuación real de Ikama, indiferentemente de la voluntad de los militantes de esta organización, consiste en provocar agitación y movimiento que posteriormente capitalizará EH Bildu. Hay que entender que esta no es una afirmación con ánimo de descalificar a Ikama, sino una conclusión extraída de la conexión entre su actuación y los frutos de la misma. Son cuatro, en mi opinión, las causas que hacen que en este caso el posicionamiento de Ikama frente a la LOMLOE alimente a EH Bildu:

            - La indefinición de las reivindicaciones y, por tanto, la capacidad de asumir posiciones             contradictorias.
            - La posibilidad de conseguir una adhesión inmediata a las reivindicaciones, siendo los puntos problematizados ya parte del sentido común «progre» del alumnado. Ejemplo de ello es, entre otras, la mención a la religión.
            - La omisión de temas polémicos, como el de la educación concertada.
        - El no incluir ninguna otra propuesta organizativa que pueda capitalizar el movimiento generado y hacer efectivas estas medidas.

Para que un vínculo se traduzca en voto basta con un débil vínculo político. Por lo tanto, en este caso lo que se necesita es que el mayor número de gente posible se identifique con determinadas reivindicaciones de la manera más directa posible. Precisamente es una débil e inmediata conexión política lo que genera la indefinición de las reivindicaciones y la omisión de la polémica y da peso a los puntos ya insertados en el sentido común.

En mi opinión, sin embargo, la actuación de una organización que pretende alimentar una posición revolucionaria en el ámbito educativo debe ser otra. Es necesario extender el sentido común del alumno o alumna, creando mediante el trabajo ideológico una agitación que se transforme después no en voto, sino en músculo organizativo; lazos políticos que, aunque difíciles de alcanzar, serán mucho más sólidos. Y es que mientras en el sentido común del alumnado trabajador la unidad entre la política y la política parlamentarista burguesa sea exclusiva, mientras que la política fuera de ella les sea impensable, estamos perdidos.

A pesar de organizarse en los centros educativos, hacer política con lógica electoralista «en la calle», en realidad, no nos va a traer más que la perpetuación de los citados marcos de comprensión.