Tejido de patrones soviético
Aingeru Otxotorena
@Aingeotur
2020/10/30

En los últimos años, no han sido pocas las voces que se han alzado en torno a la cuestión nacional. La comprensión, la lógica y las diferentes posiciones políticas desde las que se ha abordado han tintado de asombrosa variedad el tema. El objetivo de este reportaje no es dar respuesta a debates pendientes de ningún modo, sino dar una aclaración histórica que pueda alimentar esos debates. Aprovechando el aniversario de la Revolución de Octubre y con la oportunidad que me brinda, he intentado hacer una aproximación al tema. La unión soviética, la federación, el derecho de autodeterminación, Lenin, Stalin… estoy dudando de que no sean demasiados conceptos y nombres para un único reportaje. Sin embargo, estoy seguro de que todas ellas (incluso muchas más de las mencionadas) son imprescindibles para poder desarrollar de la manera más adecuada la cuestión que nos ocupa.

¿QUÉ ES LA CUESTIÓN NACIONAL? APROXIMACIÓN HISTÓRICA

No puede decirse, en comparación con otros conceptos y categorías, que la tradición marxista haya producido demasiada teoría acerca de la nación y de las diversas cuestiones que le afectan. Más que a la comprensión general del asunto, la mayoría de las referencias bibliográficas recogidas hacen referencia a diferentes posiciones políticas tácticas que se han adoptado a lo largo de la historia. Una de las más importantes es la Unión Soviética y su vinculación con la cuestión nacional y con el derecho de autodeterminación.

La cuestión que nos ocupa es la relativa a la liberación de las naciones y a las condiciones de su libre desarrollo. La cuestión nacional debe ser analizada con perspectiva histórica, ya que su contenido y significado varían de una época a otra. Cuando surgieron las naciones, la cuestión nacional estaba relacionada con la demolición del feudalismo y la liberación del país. En la época del imperialismo, convertida la cuestión nacional en un problema planteado entre los Estados, suele relacionarse con la cuestión general sobre la liberación de los pueblos coloniales, que ha pasado a ser a la vez un problema nacional y colonial. También es un tema que ha estado estrechamente relacionado con la cuestión campesina, ya que la masa principal que participaba en el movimiento nacional ha sido formada por campesinos en algunos pasajes importantes de la historia. Con la Revolución de Octubre comenzó la gloriosa época de las revoluciones socialistas y de la liberación nacional.

Los ideólogos burgueses consideran que el único medio de resolver la cuestión nacional es el aislamiento de las naciones —lo cual, en realidad, aumenta la hostilidad entre ellas, somete a unas a otras—, pero la Revolución Socialista de Octubre mostró la posibilidad y oportunidad de seguir otro camino, un camino revolucionario. El camino para la anulación del capitalismo y la liquidación total del yugo nacional, el camino para establecer la hermandad entre los pueblos.

El régimen soviético no se limitó a proclamar la igualdad de derechos de las naciones. En contraposición, hizo todo lo necesario para acabar lo antes posible con la desigualdad económica y cultural entre los pueblos. Basándose en el apoyo entre los pueblos y, sobre todo, en la solidaridad. Todas las repúblicas nacionales soviéticas, entre otras cosas, crearon una industria moderna en sus territorios, formaron especialistas nacionales, obreros e intelectuales, desarrollaron una cultura… todas estas en su forma pertenecientes a la propia nación pero socialistas a lo que el contenido atañe.

Marx y Engels también se ocuparon de los asuntos relacionados con la opresión nacional. Es cierto que no hay libros ni textos globales que definan tesis teóricas y políticas sobre estas cuestiones. Sin embargo, en sus escritos, y especialmente en la correspondencia entre ellos, hay numerosas referencias a los complejos problemas que existían entre la lucha de clases, la unión del proletariado y la libertad de los pueblos a mediados del siglo XIX.

El Manifiesto Comunista dice que la clase obrera es internacional, pero que, al mismo tiempo, desarrolla su acción en una nación determinada (que puede ser una nación desarrollada y unida, o una nación que oprime a otras naciones, o una nación oprimida); por tanto, debe tenerla en cuenta para desarrollarse como clase. Y además, dice Marx, en la medida en que se derogue la explotación de clase, también se derogará la opresión de una nación. Lo importante, lo decisivo para la acción política es la relación entre estos dos elementos de la ecuación: la clase y la nación.

El Manifiesto Comunista dice que la clase obrera es internacional, pero que, al mismo tiempo, desarrolla su acción en una nación determinada

LAS TRES FASES DE LA CUESTIÓN NACIONAL

La tradición marxista ha distinguido tres períodos o épocas diferentes en relación con el tema de la cuestión nacional. La primera sería un periodo ligado a la abolición del feudalismo y al triunfo del capitalismo. Momento en que las naciones comienzan a desarrollarse en Occidente (especialmente). La aparición de las naciones está directamente relacionada en este caso con la creación de Estados centralizados. Se puede decir, y así se ha entendido, que fueron los países del este de Europa los que dieron un poco tarde la creación de los estados. Su principal causa fueron las guerras contra los turcos y contra los mongoles. Forzados por la naturaleza de la situación, empezaron a surgir los que se han conocido como estados multinacionales. En este tipo de estados, la nación con más fuerza o evolución más rápida se convertía en una nación dominante y las otras naciones se convertían en sus súbditos.

Las naciones surgieron en la huella de las luchas de liberación nacional en Europa occidental. Estos combates de liberación nacional habían sido alcanzados con la decadencia del absolutismo entre otras razones. En Europa oriental, con la represión nacional en vigor, los movimientos nacionalistas burgueses iniciaron sus luchas. La cuestión nacional empezó a generar conflictos.

Podemos decir que la segunda época o periodo comienza con el nacimiento del imperialismo. Hasta entonces, la cuestión nacional no había superado el marco de los Estados multinacionales y se trata de un tema que no tenía importancia más que para unos pocos países europeos. Sin embargo, el auge del imperialismo traerá un cambio importante y la cuestión nacional se convertirá en un asunto internacional. Los conflictos entre los países imperialistas que surgieron en la pugna por la colonización de países, nos demuestran claramente que la base de la existencia de los estados multinacionales está íntimamente relacionada con la opresión nacional y colonial. Tampoco podemos dejar de lado en este asunto la visión de clase que el proletariado impuso a la cuestión en general. El proletariado de los países esclavizados que se organizó en las luchas de liberación nacional y los intereses del proletariado que luchó por la liberación de las colonias necesitaban de un frente duradero que se uniera y luchara por los intereses generales. Para el proletariado la cuestión nacional es la cuestión de los aliados de la revolución. Antes de la Primera Guerra Mundial y de la Revolución de Octubre, los movimientos comunistas consideraban este problema como parte del problema de la revolución burguesa democrática. Tras la Primera Guerra Mundial y la Revolución de Octubre, será considerada como una fase del proceso de la revolución socialista.

La tercera fase comenzará con la Gran Revolución Socialista de Octubre. En comparación con períodos anteriores, la época que acabamos de mencionar propone nuevas formas de plantear y resolver la cuestión nacional. Con el objetivo de la cooperación y afinidad entre los pueblos soviéticos, fue tiempo de liquidar los yugo nacionales y constituir nuevas naciones socialistas. La burguesía tiene una forma clara de resolver este asunto: dividir las naciones, romperlas en el odio, esclavizar a una nación por otra, etc. La revolución de Octubre demostró que en el capitalismo no se ofrece nada más allá de esas posibilidades. Y, por tanto, que la cuestión nacional misma no puede resolverse en el capitalismo.

Con el objetivo de la cooperación y afinidad entre los pueblos soviéticos, fue tiempo de liquidar los yugo nacionales y constituir nuevas naciones socialistas. La burguesía tiene una forma clara de resolver este asunto: dividir las naciones, romperlas en el odio, esclavizar a una nación por otra, etc.

LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE: PRINCIPALES ENSEÑANZAS DE LA CUESTIÓN NACIONAL

En los primeros días de la Revolución de Octubre, concretamente el 15 de noviembre de 1917, el gobierno soviético aprobó la «declaración de los derechos de los pueblos rusos». Este documento indicaba de manera clara cuáles eran los derechos de las diversas naciones rusas:

1. La igualdad y la soberanía de los pueblos rusos.

2. El derecho de los pueblos rusos a valerse de sí mismos, así como el de separarse y constituirse de forma independiente.

3. La derogación de los privilegios y restricciones nacionales y religiosos.

4. El libre desarrollo de las minorías nacionales y de los grupos étnicos que viven en Rusia.

La propia naturaleza del Poder de los soviets —internacional en cuanto a contenido de clase—, la necesidad de defensa contra los ataques exteriores y la necesidad de construcción socialista fueron las principales condiciones para que los pueblos soviéticos se acercaran unos a otros y se unieran en un solo Estado multinacional. El 30 de diciembre de 1922 se creó la Unión Soviética, un Estado multinacional sin precedentes.

La propia naturaleza del Poder de los soviets —internacional en cuanto a contenido de clase—, la necesidad de defensa contra los ataques exteriores y la necesidad de construcción socialista fueron las principales condiciones para que los pueblos soviéticos se acercaran unos a otros y se unieran en un solo Estado multinacional. El 30 de diciembre de 1922 se creó la Unión Soviética, un Estado multinacional sin precedentes

En el programa del Partido Comunista de Rusia (1919) se recoge la idea federativa como una provisionalidad y en el II. Congreso Comunista Internacional, las tesis sobre la cuestión nacional aprobadas por el Congreso (1920) (se puede decir que ampliaron el alcance de las ideas Leninistas) abrieron el camino hacia la unión de los trabajadores que seria la federación.

Fue la coyuntura histórica la que llevó a los bolcheviques a la elección federal. Como dijo Stalin en 1924, al revisar el cambio de posición (pues la Constitución de 1918 no barajaba ninguna posibilidad federal), la federación sirvió para agrupar grupos de obreros de distintas nacionalidades, y además era compatible con la unidad económica. Pero, el peso específico del movimiento nacional fue mucho mayor y el camino hacia la unidad de las naciones mucho más complejo que antes. La cuestión nacional fue el contexto especial que dio a la federación un carácter progresista. Se puede decir, por tanto, que la Federación se organizó en función de las necesidades prácticas. Siendo las mas importantes de estas el orden militar y económico.

Como se observa en las experiencias previas a la Constitución de la Unión Soviética, la unidad económica fue en todo momento el elemento central, a pesar del cambio de concepción bolchevique sobre la federación: no solo porque era necesaria la economía en el camino hacia el socialismo, sino porque solo la fórmula federativa podía resolver la cuestión nacional teniendo como objetivo el desarrollo cultural y la igualdad material de todas las naciones.

El régimen soviético no se limitó a reivindicar la igualdad de derechos, sino que trató de poner fin lo antes posible a la desigualdad real entre los pueblos en el ámbito político, económico y cultural heredado del antiguo régimen. El partido comunista llevó a cabo esta labor con gran éxito, en constante lucha contra los enemigos del pueblo y contra toda clase de desviaciones nacionalistas. Con la ayuda del pueblo ruso, buscaron el desarrollo de los pueblos más atrasados. Para ello las clases explotadoras, despojadas del camino siendo las que eran las principales enemigas de las naciones de la época, tanto de los poderes soviéticos y del Partido Comunista, dieron paso a las relaciones de hermandad y solidaridad entre los pueblos.

El régimen soviético no se limitó a reivindicar la igualdad de derechos, sino que trató de poner fin lo antes posible a la desigualdad real entre los pueblos en el ámbito político, económico y cultural heredado del antiguo régimen

Pero no se puede decir que la unión soviética solo trabajó a favor de su patria. Fueron grandes las ayudas que los diversos países que luchaban por su liberación nacional y social recibieron de los soviéticos para superar la esclavitud y establecer la democracia.

EL CASO AUSTRIACO: LA TESIS DE LA AUTONOMÍA CULTURAL-NACIONAL

Es conocido que los socialdemócratas austriacos presentaron un programa para responder a la cuestión nacional, propuesta que se denomina como la autonomía cultural nacional.

La base principal del programa sería, en primer lugar, que la autonomía no se concede, supongamos, a Bohemia o Polonia, habitada principalmente por checos y polacos, sino a checos y polacos en general, independientemente de su territorio.

Por eso se llama a este tipo de autonomía nación y no territorio.

Esto quiere decir que los checos, los polacos, los alemanes, etc. que están dispersos por las fronteras de Austria, considerados individualmente, como personas distintas, se organizan en naciones enteras y entran, como tales, a formar parte del Estado austriaco. Austria no será así una unión de regiones autónomas, sino una unión de nacionalidades autónomas, constituida extraterritorialmente.

Las instituciones nacionales generales que deben crearse para estos fines para polacos, checos, etc., no intervendrán en asuntos políticos, sino culturales. Los asuntos especialmente políticos se resolverían en el Parlamento de toda Austria (Reichsrat).

Por ello, esta autonomía se denomina además cultural-nacional.

He aquí el texto del programa aprobado por la socialdemocracia austriaca en el Congreso de Brünn de 1899: «Las divergencias nacionales en Austria impiden el progreso político, la solución definitiva de la cuestión nacional es, ante todo, una necesidad cultural» y que «esa solución solo es posible en una sociedad verdaderamente democrática basada en el sufragio universal, justo e igual». El programa continúa: «La conservación y el desarrollo de las peculiaridades nacionales de todos los pueblos austriacos no es posible en base a la plena igualdad de derechos y a la ausencia de todo tipo de opresión. Por tanto, hay que rechazar en primer lugar todo centralismo burocrático del Estado, así como los privilegios feudales de los territorios».

No es difícil darse cuenta de que en este programa quedaron algunos restos de territorialidad, pero en general es una formulación de autonomía nacional.

En primer lugar, es evidente que es absolutamente incomprensible y en absoluto justificado sustituir la autodeterminación de las naciones por la autonomía nacional. La autonomía cultural-nacional implica la integridad del Estado formada por varias nacionalidades mientras la autodeterminación sale del ámbito de ese todo; la autodeterminación otorga a la nación todos los derechos, mientras que la autonomía nacional solo le otorga derechos culturales.

En el futuro, es muy probable que se den estas circunstancias internas y externas, que una u otra nacionalidad decida salir del Estado multinacional miembro de Austria. Tal y como alertaron varios autores de la época.

Según Stalin, la autonomía nacional se contradice con toda la trayectoria del desarrollo de las naciones. Ordena la organización de las naciones. Pero las naciones pueden crearse artificialmente si el desarrollo económico separa a grupos enteros y los dispersa por territorios diferentes.

En las primeras fases del capitalismo las naciones se cohesionan. Pero también, sin duda, se inicia un proceso de dispersión de naciones en las fases más desarrolladas del capitalismo. Así, los grupos que cambian de residencia pierden antiguos vínculos y adquieren nuevos en nuevos lugares, nuevas costumbres y nuevos gustos y, quizá, también nuevos idiomas.

Pero la falta de unidad de una nación no cae solo por migraciones. También se precipita por causas internas, como el rigor de la lucha de clases. En las primeras fases del capitalismo aún podía hablarse de la comunidad cultural del proletariado y de la burguesía. Pero, con el desarrollo de la gran industria y el aumento de la lucha entre clases, esta comunidad empezó a desaparecer. No se puede hablar seriamente de la comunidad cultural de una nación cuando burgueses y obreros de una misma nación dejan de entenderse.

Según Stalin, para resolver este problema hay que fijarse no solo en la situación interna sino que también en la situación externa que vive la propia nación. Estando Rusia entre Europa y Asia, no podemos olvidar que el crecimiento de la democracia en Asia en aquellos tiempos y el crecimiento del imperialismo en Europa son claves a tener en cuenta.

Stalin denunciará, que esa unión fracasaría con personas de ciertas nacionalidades que emigrarían a otras regiones por intereses económicos y recibirían obstáculos de la etnia dominante de una nación. Conscientes de esta crítica, algunos sugieren la unión entre clases.

El propio Stalin asegura que la autonomía cultural no es autodeterminación, ya que la autodeterminación no entiende de un Estado formado necesariamente por ciertas naciones, y además la autonomía cultural no les otorga ese derecho de los pueblos. Además, por la naturaleza del capitalismo, estas naciones se separarían inevitablemente, especialmente porque son naciones artificiales.

Ante esta propuesta, el propio Stalin propuso la autonomía regional frente a la autonomía cultural.

La ventaja de la autonomía regional es, sobre todo, que no debemos hacer naciones con una ficción sin territorio, sino con una población determinada que vive en un territorio determinado. Además, no limita a los hombres por naciones, no refuerza las barreras nacionales, sino que, por el contrario, rompe esas barreras y reúne a la población para abrir el camino a otro tipo de limitación, a la delimitación por clases. Por último, permite el mejor uso posible de las riquezas naturales de la región y el desarrollo de las fuerzas productivas sin esperar a que la solución venga del centro, funciones que no otorga la autonomía cultural-nacional. Por tanto, la autonomía regional es un punto imprescindible para resolver la cuestión nacional.

La ventaja de la autonomía regional es, sobre todo, que no debemos hacer naciones con una ficción sin territorio, sino con una población determinada que vive en un territorio determinado. Además, no limita a los hombres por naciones, no refuerza las barreras nacionales

Es indudable que en ninguna región existe una homogeneidad nacional completa, pues en todas hay minorías nacionales. Esto ocurría con los judíos en Polonia, con los letones en Lituania, con los rusos en el Cáucaso, con los polacos en Ucrania, etc. Se propone de esta manera que las minorías dispersas se articulen en una unidad nacional. Pero lo que necesitan las minorías no es una unión artificial.

Este asunto nos lleva directamente a tocar la idea del internacionalismo. El internacionalismo es la expresión de unidad de la clase obrera en las luchas internacionales contra los capitalistas. Por el contrario, no puede haber oposición a las legítimas y democráticas aspiraciones de la libertad de los pueblos ni internacionalismo si se acepta que un pueblo oprime a otro.

LENIN Y EL DERECHO DE LAS NACIONES A LA AUTODETERMINACIÓN

El derecho de las naciones a la autodeterminación no significa otra cosa que su derecho a la independencia en el sentido político, a la libre separación política de la nación oprimida.

Esta proclama no equivale en modo alguno a la, división y formación de los Estados pequeños. Sino una expresión consecuente para luchar contra toda opresión nacional. Cuanto más se aproxima el régimen democrático del Estado a toda la libertad de separación, más débiles y raras serán, en la práctica, las intenciones de separación, pues las ventajas de los grandes Estados son indudables, tanto desde el punto de vista del progreso económico como de los intereses de las masas.

El objetivo del socialismo no es solo eliminar en los pequeños estados la división de la humanidad y todo aislamiento de las naciones, no es solo un acercamiento entre naciones, sino también una fusión de naciones.

Y para lograr este objetivo debemos, por un lado, explicar a las gentes el carácter reaccionario de la idea de Renner y O. Bauer sobre la llamada autonomía cultural nacional y, por otro, pedir la liberación de las naciones oprimidas, no en frases generales vagas, ni en declamaciones sin contenido, ni retrasando el problema hasta el socialismo, sino en programa político formulado con claridad y precisión.

Asimismo, la humanidad solo puede ir a la supresión de clases a través de la época de transición de la dictadura de la clase oprimida, y también puede llegar a la inevitable fusión de naciones solo a través del período de transición de la liberación total de todas las naciones oprimidas, es decir, de su libertad de separación.

El Proletariado no puede dejar de luchar contra el mantenimiento por la fuerza de las naciones oprimidas dentro de las fronteras de un determinado Estado, lo que equivale a luchar por el derecho de autodeterminación. Su nación debe reclamar la libertad de separación política de las colonias y naciones que oprime. De lo contrario, el internacionalismo del proletariado sería vacuo y verbal; ni la confianza ni la solidaridad de clase entre la nación oprimida y el opresor serían posibles; quedaría así desdisfrazada la hipocresía de los defensores reformistas de la autodeterminación.

Su nación debe reclamar la libertad de separación política de las colonias y naciones que oprime. De lo contrario, el internacionalismo del proletariado sería vacuo y verbal; ni la confianza ni la solidaridad de clase entre la nación oprimida y el opresor serían posibles; quedaría así desdisfrazada la hipocresía de los defensores reformistas de la autodeterminación

Lenin defendió el derecho de autodeterminación como un derecho democrático fundamental, pero siempre enmarcado en una estrategia de revolución social. ¿Por qué Lenin defiende el derecho de autodeterminación de los pueblos hasta sus últimas consecuencias, es decir, incluida la secesión? Por tres razones principales:

A) Porque se lucha contra el imperialismo, para que las masas coloniales se levanten contra el imperialismo. Lenin considera en todo momento a estas masas como actores políticos. Y para Lenin, estos actores políticos son fundamentales para debilitar a la burguesía internacional. En la II. Internacional, el tema de la cuestión nacional y las muchas discusiones que se daban sobre las colonias estaban en las antípodas de lo que Lenin planteaba.

B) La concebía como una precondición para la unificación de la clase trabajadora y la ruptura de la influencia de los nacionalismos tanto en la nación opresora como en la nación oprimida. En la nación opresora, que esa clase trabajadora defienda el derecho de autodeterminación es una precondición para su emancipación. Es imposible querer tu emancipación como clase, si contribuyes a aplastar una parte de tu clase (nación oprimida). Además, en tal caso, lo que fortaleces es tu burguesía (es decir, la burguesía de la nación oprimida). En cuanto a la nación oprimida, solo puedes decidir lo contrario si tienes libertad para separarte. En Rusia, la mayoría de las nacionalidades que defendían el derecho de autodeterminación decidieron después de la Revolución Rusa, y con ese derecho conquistado, no ejercer ese derecho y unificarse en una república socialista.

C) Lenin comprendía bien la relación dialéctica entre la emancipación nacional y la emancipación social. En su opinión, la lucha nacional no era un desvío de la lucha por la revolución social. En esa lucha había potencialidades que los revolucionarios debían saber utilizar para aumentar la lucha de clases.

CONCLUSIONES GENERALES

1) Al hilo de la emancipación social, la lucha de clases es el único camino para acabar con la burguesía y emprender el camino del socialismo.

2) El internacionalismo es la expresión de la Unión de la clase obrera en la lucha internacional contra los capitalistas. Pero el internacionalismo no puede oponerse a las aspiraciones democráticas por la libertad. Por el contrario, no puede haber internacionalismo si se acepta que un pueblo oprime al otro.

3) La clase obrera debe mantener su posición de clase separada de la burguesía. Tanto de la nación opresora como de la oprimida, al menos mientras tenga la posibilidad y las condiciones para tomar las riendas del proceso de liberación.

4) Oponer o negar la emancipación nacional a la emancipación de la sociedad nada tiene que ver con la posición de Marx. Esto lo podemos ver claramente en el caso irlandés.

5) Negar el derecho a la autodeterminación, incluida la separación total entre países, sería garantizar la división de los miembros de la clase obrera de diferentes orígenes o acepciones nacionales.

Negar el derecho a la autodeterminación, incluida la separación total entre países, sería garantizar la división de los miembros de la clase obrera de diferentes orígenes o acepciones nacionales

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