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Argazki Nagusia
Peio Ormazabal
2024/04/16 20:10

Estamos a las puertas de las elecciones de la CAV y eso implica que cada formación política presente sus propuestas más importantes. En este caso nos centraremos en las políticas industriales, concretamente en dos: la vigente hasta ahora (PNV) y la que se nos vende como alternativa (EH Bildu). La primera dice que hay que subirse al tren de la industria del futuro. La segunda, en cambio, que hay que dejar atrás el modelo industrial obsoleto que ha estado en vigor hasta ahora. En este camino, ambas han puesto encima de la mesa sus respectivos programas industriales y, en las siguientes líneas, nos centraremos en las propuestas de los dos principales candidatos a lehendakari para estas elecciones.

Ambas propuestas deben entenderse en función del contexto en el que han surgido, con sus obligaciones y limitaciones. El contexto actual se caracteriza por la crisis y, con ella, la desindustrialización. Ambas propuestas han sido desarrolladas a partir de estas premisas. Las políticas económicas en general y las políticas industriales en particular, se mueven de forma permanente entre dos objetivos: por un lado, la integración de las economías locales en la competitividad mundial y, por otro, la reducción y respuesta a las tensiones internas que la crisis puede generar. Por lo tanto, estas dos políticas industriales deberán responder a un proceso conflictivo, porque tendrán que reafirmar sus compromisos sociales ante quienes les van a dar el voto, mientras mantienen la competencia internacional. Esto último ha empezado a perjudicar al PNV, mientras que EH Bildu aparece como oposición y fuerza para cumplir esos compromisos en tiempos en los que manda la desindustrialización.

El PNV, tras décadas de liderazgo, ve virtudes y fortalezas en la industria vasca para subirse al tren de la "nueva industria". Era de esperar que asumiera ese rol, porque le toca defender su gestión. Vende seguridad; estabilidad y fiabilidad. Así que Pradales no se ha salido del guion. Si ha habido "novedades" en el reparto de roles, en cambio, ha sido en el caso de EH Bildu, como confirmación de la tendencia que se ha visto en los últimos años. Y es que, al margen del programa de la izquierda institucional radical, la campaña electoral de Otxandiano es la confirmación de su acercamiento al mundo empresarial y su profundización, tanto a nivel simbólico como programático. No se puede mandar sin el visto bueno de los empresarios, y Otxandiano es consciente de ello. Se ha encargado de tranquilizarlos y ganarse su confianza, y la puesta en escena del programa industrial tampoco es una casualidad.

En esa pugna electoral, el PNV caricaturiza a EH Bildu con una imagen de partido sin experiencia ni prudencia en la gestión económica, mientras que Otxandiano está esforzándose muchísimo en dar una imagen obsoleta del PNV para, de alguna manera, encontrar la necesidad de la modernización en la ruptura con lo viejo. Sin embargo, los programas confirman lo que no pueden esconder el marketing y la necesidad de diferenciarse en la campaña, los reproches y las críticas del contrario: las propuestas son, en esencia, las mismas.

Los ejes de la política industrial de EH Bildu y PNV son cuatro:

  1. Internacionalización de las empresas o posicionamiento en la cadena de valor y en los mercados globales.
  2. Investigación, desarrollo e innovación.
  3. Transición energética.
  4. Financiación pública de la empresa privada.

Ambos programas están caracterizados por una condición indispensable: el crecimiento y el éxito económico de la empresa privada traerá el bienestar, y es tarea del estado promover y organizar esta redistribución de la ganancia. Cabe señalar, asimismo, que estos ejes y su sentido general coinciden con el camino marcado por los organismos y directivas del bloque europeo. La aplicación concreta que tendría esta vía en la CAV es, en algunos casos, la que distingue a ambos programas.

Internacionalización de las empresas

Tanto el PNV como EH Bildu son conscientes de que si en este territorio el estado nos ofrece un cierto nivel de bienestar es, en gran parte, gracias al posicionamiento del tejido industrial vasco en las cadenas de mercado y valor mundiales. Así lo afirma el PNV: "La internacionalización de las empresas vascas es un elemento clave para el desarrollo industrial y la competitividad del tejido económico vasco, ya que genera empleo y bienestar de calidad". Por su parte, EH Bildu ve como una "amenaza" la "reestructuración internacional de las cadenas de valor" y considera necesario mejorar el posicionamiento internacional de las grandes y medianas empresas.

Es decir, en ambos programas es básico reforzar el posicionamiento que tiene la industria vasca en el centro imperialista "en esta reestructuración internacional de las cadenas de valor". Máxime en un contexto en el que puede estallar una guerra mundial, en la que todas las principales potencias deben extraer materias primas, estabilizar las cadenas de suministro y asegurar los mercados. Así, más que a la política abstraída, toda política industrial va más ligada al bloque geopolítico; es decir, a la proyección de la Unión Europea dentro de la OTAN.

Industria basada en la investigación, el desarrollo y la innovación

Ambos quieren una industria de alto componente tecnológico y científico. De hecho, la industria de alto desarrollo tecnológico es una industria de alto valor añadido y, continuando con el punto anterior, permite absorber una parte mayor de la ganancia en las cadenas globales de valor. El proceso de reindustrialización debe ser de vanguardia para colocar a la economía vasca en una posición óptima en el mercado mundial. Para ello, los objetivos son potenciar la inversión y promoción en I+D+i y atraer capital extranjero de estas características.

Sin embargo, la atracción de capital extranjero tecnologizado en Europa se está produciendo a través de gigantescas subvenciones de dinero público y reducciones de impuestos. Esto, sin embargo, puede tener consecuencias importantes, como el desmantelamiento de los servicios públicos, la devaluación de los salarios o el empeoramiento de las condiciones de trabajo. Además, la modernización industrial supone también el declive de algunas de sus unidades productivas más débiles (aquellas con menor capacidad de competir en el mercado) y, con ellas, el declive de los puestos de trabajo y de las regiones que dependen de ellos.

Financiación pública de la empresa privada

Una cuestión central en ambos programas es la de la financiación pública de empresas privadas. Tanto EH Bildu como el PNV pretenden destinar durante su mandato importantes cantidades de fondos públicos para modernizar la industria e impulsar las ramas que se quieren fortalecer, impulsar el empleo y la territorialización de las empresas, o hacer frente a las necesidades generales y a la infraestructura necesaria para que el tejido industrial sea rentable. Con la excusa de crear riqueza y redistribuirla, ambos coinciden en la financiación pública de las empresas.

En este camino, tanto para Otxandiano como para Pradales, la principal tarea es garantizar el arraigo de las empresas, y coinciden en la solución para garantizarlo: crear un fondo "soberano" y fortalecerlo. En la financiación de este fondo soberano también están de acuerdo los dos candidatos a lehendakari: se financiaría con dinero público y con parte del dinero de las entidades financieras de previsión social. Eso sí, ninguno de los dos nos dice de dónde van a quitar el dinero público destinado a esta materia. Podemos hacernos una idea.

Transición energética

Tanto EH Bildu como el PNV ven importante abordar la descarbonización de los procesos industriales. Aunque no existe una hoja de ruta específicamente viable para ello, comparten tres principios básicos: la electrificación de los procesos industriales, la producción renovable de electricidad y la inversión en investigación para el desarrollo de energías limpias como el hidrógeno verde. A partir de ahí, las diferencias que se pueden encontrar en ambos programas son que EH Bildu da importancia a la economía circular y al autoconsumo energético, mientras que el PNV defiende una inversión pública a gran escala para aupar la investigación de la transición energética. Sus dos principales pilares serían, por un lado, la creación de un programa universitario específico que atraiga a los mayores talentos vinculados a la materia y, por otro, el Net-Zero Basque Industrial Super Cluster, vinculado a la búsqueda de innovaciones en I+D+I a través del desarrollo tecnológico.

Puede decirse que tanto Pradales como Otxandiano siguen la directriz del plan general de la transición verde y que no existen diferencias significativas entre ambos en este ámbito. La descarbonización de los procesos industriales en esta fase del desarrollo técnico y tecnológico es un proceso imposible. Por tanto, en ambos programas es evidente que no existen cauces concretos para llevar a cabo este proceso. Es más, en virtud de mandatos básicos provenientes de instancias políticas supraestatales, las cuestiones relacionadas con la investigación y la instalación de energía para poder llevar a cabo la descarbonización afectan más al potencial modelo industrial vasco que la propia descarbonización.

Fórmula para la conciliación entre empresarios y trabajadores

De alguna manera, tanto el PNV como EH Bildu, a pesar de hacerlo cada uno a su manera, han elaborado programas para pedir su confianza a las empresas radicadas en territorio vasco y transmitirles tranquilidad. Ambos representan las negociaciones basadas en el diálogo y la participación de los trabajadores y agentes sociales como fuente de un bienestar y una economía más sanas, y dicen, cómo no, que se comprometen plenamente a fomentar ese diálogo. Así, estando en el gobierno, uno primero criminaliza a la huelga y a los huelguistas para, después, hacerse pasar por mediador en el conflicto entre empresas y agentes sociales. El otro, en cambio, a pesar de haber defendido verbalmente las huelgas de los trabajadores, pone el ojo en otro lugar en el programa industrial: en el Modelo Empresarial Vasco.

El PNV dice así: "La huelga debe ser la última herramienta inevitable que nos quede a las personas trabajadoras de este país cuando este escenario de diálogo y pacto se haya terminado. Defendemos también la vigencia de este marco propio de relaciones laborales. Un modelo participado con los agentes sociales, paritario, que se basa en un marco autónomo de negociación colectiva prevalente sobre el ámbito estatal, conformando una escala de negociación propia a nivel de empresa, sectorial, territorial y autonómica, que impulse el empleo de calidad y unas condiciones de trabajo óptimas".

EH Bildu, por su parte, habla de democratización de la empresa y afirma que tienen importantes ineficiencias por no organizar adecuadamente la producción y el trabajo. En cierto modo, sostiene que, si se resuelve esta ineficacia organizativa, se pueden alcanzar importantes incrementos de productividad, condición indispensable para cualquier economía capitalista.

Al fin y al cabo, EH Bildu necesita propuestas para diferenciarse del PNV y, en teoría, se puede decir que a eso viene el Modelo Empresarial Vasco: a poner el sello propio de EH Bildu. Sin embargo, hay que señalar que dicha propuesta interesa a políticos de todos los colores. Es decir, la mayoría de las propuestas que se realizan se elaboraron en el marco de los seminarios dirigidos por la Asociación Arizmendiarrietaren Lagunak, lo que dio lugar a la aprobación de sendas Proposiciones No de ley sobre el Modelo Empresarial Vasco Inclusivo y Participativo en el Parlamento Vasco y en el Parlamento Navarro. Todo esto se aprobó con el apoyo de todos los grupos parlamentarios.

Por su parte, el portavoz de Arizmendiarrietaren Lagunak Elkartea, Juan Manuel Sinde, decía en la entrevista concedida a Berria, hablando sin tapujos de la participación empresarial de los trabajadores: "Es bueno para los empresarios que los trabajadores entren en la propiedad de las empresas". Las palabras de Sinde, por un lado, y el hecho de que hasta los partidos más de derechas del arco parlamentario aprueben la propuesta principal de ese programa, por otro, deberían dar qué pensar a quien espera una medida en favor de los trabajadores.

Pero ¿por qué dice Sinde que es bueno para los empresarios que los trabajadores entren en la propiedad de la empresa? Pues porque cuando los trabajadores participan en la gestión de la empresa, incluso tomando parte en la propiedad y en el reparto de los beneficios, necesariamente hacen suyos los intereses de la empresa.

Volviendo al programa industrial de EH Bildu, el documento dice: "[...] Fomentar la participación de los trabajadores en tres ámbitos: gestión, resultados y propiedad ". Así, se pretende que los trabajadores asalariados estén representados (al menos en parte) en la dirección de la empresa; no como meros trabajadores, sino también como "propietarios" de la misma. Ahora bien, el hecho de que los trabajadores tengan derecho a la gestión de la empresa, como accionistas o a través de cualquier otra propiedad del Capital, no hace más que justificar, realmente, el derecho de los capitalistas a la dirección de la empresa.

En casi todas sus manifestaciones históricas, esta tesis de la participación se ha manifestado con el objetivo de aumentar la productividad, al igual que aquí, al mismo tiempo que aplaca la hostilidad de clase. De hecho, se convierte en un intento de aunar los intereses comunes de trabajadores y empresarios.

EH Bildu también va más allá en el documento y se refiere a "un modelo inclusivo de trabajadores como condición básica para crear un modelo avanzado de gestión que permita unas relaciones laborales adecuadas, un ajuste del absentismo y una flexibilidad funcional". He ahí la propuesta: una clase trabajadora dócil y paz social. ¿Quién mejor para garantizar la paz en la sociedad, que quien consigue la despolitización de la lucha de clases?

La propuesta de participación de los trabajadores coincide plenamente con el planteamiento de EH Bildu, que reclama una intervención conjunta de empresas, sindicatos, trabajadores e instituciones públicas para modernizar y rentabilizar las empresas: "Empresarios y sindicatos deberán apostar por un modelo de desarrollo basado en la tecnología y la innovación. En definitiva, toda la sociedad y todas las estructuras sociales deben adoptar una actitud activa ante este reto". También es significativa la afirmación de que "hay que entender que la economía avanzada y la incorporación del factor territorial a la actividad empresarial requiere un incremento del crecimiento tecnológico y del conocimiento, así como una progresiva asunción de responsabilidad por parte de los trabajadores en la actividad empresarial".

Parece que detrás de este modelo con apariencia de empoderar a los trabajadores se esconde lo siguiente: llevar al extremo la integración de los trabajadores en el sistema capitalista para aumentar las ganancias, mejorando la rentabilidad de las empresas y perpetuando el trabajo asalariado.

Conclusiones

En primer lugar, se observa que los programas de PNV y EH Bildu guardan grandes similitudes en su esencia. La principal diferencia se refiere más a la forma que al contenido. Es decir, depende sobre todo de la posición política de cada uno hasta hoy. Parte de la experiencia de que el PNV esté en el gobierno (desgaste) y EH Bildu en la "oposición". Eso sí, ha quedado claro que este último no ha sido un contrapoder al otro; ni en palabras ni en propuestas.

En segundo lugar, como se puede observar en los programas, la clave de ambas propuestas es reforzar el posicionamiento de la industria vasca en el centro imperialista y crear un fondo "soberano" para evitar el desarraigo empresarial y conseguir el arraigo de las empresas de sectores estratégicos.

En tercer lugar, de hecho, la mayor distinción que puede haber está vinculada al Modelo Empresarial Vasco que propone EH Bildu. De alguna manera, promueve un modelo de empresa más cooperativo y propone una mayor intervención de los trabajadores en la gestión y propiedad de la empresa. Sin embargo, más que una propuesta de empoderamiento de los trabajadores, se ha visto que se trata de una propuesta de conciliación entre propietarios y trabajadores. Así, a su manera pero, en el fondo, cada partido ha expresado los mismos objetivos.

En cuarto lugar, cabe señalar que, en general, ambos coinciden con el camino marcado por los organismos y directivas del bloque europeo. El PNV compra completamente la hoja de ruta de Europa. EH Bildu, por su parte, no manifiesta su posición respecto a Europa. Teniendo en cuenta que la soberanía fiscal y monetaria para establecer reestructuraciones industriales a gran escala la tiene la Unión Europea, algo dice no manifestar ninguna hostilidad a su hoja de ruta. Máxime cuando su principal plan público de inversión es reforzar la industria armamentística.

Y, finalmente, es significativo cómo en estas elecciones los dos principales candidatos han sacado un programa industrial muy parejo. Ninguno de los dos quiere enfrentamientos con el Capital vasco, sino modernizarlo. De alguna manera, el PNV ha actuado por su camino de siempre; y EH Bildu, ha actuado desde la posición de ser un gestor más del Capital. Es más, la propuesta industrial capitalista de EH Bildu supone cerrar filas en el marco de un único programa que garantiza los beneficios empresariales y profundiza en la miseria de la clase trabajadora. EH Bildu representa el ala izquierda del Capital, pero perpetuando la explotación de la clase trabajadora. Es evidente, digan lo que digan, que el agua seguirá por su cauce de siempre tras las elecciones.

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