(Traducción)
Aunque este texto esté firmado únicamente por algunos de los miembros del Movimiento Socialista, es fruto de las reflexiones compartidas en diversas organizaciones y diversos espacios del Movimiento Socialista. Mediante el mismo, deseamos exponer nuestra perspectiva respecto a la relación que hemos mantenido con ciertos agentes emergentes con discurso independentista y socialista –Jardun, Jarki y Hauspoa– y nuestra postura acerca de su práctica política. En efecto nos afectan tanto las entrevistas ofrecidas por dichos grupos (u otros) como los debates y las explicaciones de las redes sociales; de ahí la necesidad de pronunciarnos. Empezaremos la explicación alistando los quehaceres a nuestro parecer imprescindibles para enfrentarnos a este nuevo ciclo político desde una perspectiva revolucionaria.
Para empezar, el punto de partida del Movimiento Socialista se basa en incidir en la necesidad de la organización independiente del proletariado, lo cual nos ha llevado a causar rupturas en distintos marcos. Por una parte, hemos creído desde el principio en la necesidad de aportar innovaciones teóricas y esto nos ha exigido la creación de un cuerpo teórico actualizado y coherente. Este ejercicio parte de la asunción de la derrota histórica de ENAM (Movimiento de Liberación Nacional Vasco) y de la crítica sobre las experiencias del pasado. Según nuestro conocimiento, entre los mencionados grupos solamente el nuestro hace una crítica integral del paradigma histórico de ENAM y los conceptos que lo estructuran, entendiendo crítica en su sentido marxista: una crítica hecha desde una posición ética y política clara –reafirmándonos en la independencia de Euskal Herria y una sociedad socialista–, extrayendo conclusiones de las experiencias pasadas y apropiándonos de los elementos con necesidad de innovación.
Por otra parte, guiándonos mediante las conclusiones de los análisis teóricos, hemos causado una ruptura organizativa. Para ello, hemos procurado materializar una organización socialista independiente mediante la creación de un nuevo modelo de militancia, haciendo aportaciones de clase a la problemática de género, creando una nueva organización juvenil, incorporando innovaciones en el movimiento estudiantil y desarrollando herramientas para la defensa de los espacios controlados por los trabajadores, entre otros. Esta labor nos ha impulsado a superar los espacios de influencia y socialización de la Izquierda Abertzale, puesto que creemos que el papel que juega la Izquierda Abertzale Oficialista se aleja del de un «aliado revolucionario». Es lo que ha demostrado el trato que en el día a día les ha dado colectivos colocados a su izquierda que hemos mostrado voluntad de trabajar desde una perspectiva integral: nos han lanzado ofensas, ataques y han difundido mentiras en torno a nuestra labor política.
Por lo tanto, urge echar la mirada más allá del imaginario colectivo de la Izquierda Abertzale, y a la vez, cuando sea necesario, hacer crítica de la Izquierda Abertzale Oficialista y defendernos de sus ataques –de la misma manera que lo haríamos ante las agresiones cualquier otro colectivo–. Mantener la dependencia militante a la base de la Izquierda Abertzale podría impedir el trabajo que cada uno tiene que asumir para realizar la ruptura, y a su vez, podría generar el efecto adverso del deseado, es decir, en vez de direccionar en dirección de la ruptura a los y las militantes provenientes del ciclo anterior con voluntad revolucionaria, podría conseguir que estos se perpetuasen en dependencia de la Izquierda Abertzale Oficialista, favoreciendo al mismo.
Segundo, nos parece imprescindible exponer nuestra postura respecto al modelo de acumulación de fuerzas y dar aclaraciones sobre nuestra relación con los agentes políticos mencionados al principio del texto.
Desde sus inicios, el Movimiento Socialista ha mostrado su voluntad a favor de la comprensión mutua y posibles acuerdos con otros agentes. Con este fin, hemos emprendido relaciones con distintos agentes políticos de Euskal Herria, y en los casos en los que ellos lo han considerado oportuno, no hemos tenido problema alguno para respetar la perspectiva y los tempos propios de cada agente. Además, entendemos que el modelo de acumulación de fuerzas depende de la estrategia y que, en el caso de las organizaciones socialistas, este modelo se refiere a la efectividad de las herramientas creadas para la que el proletariado se una a la construcción del socialismo; nuestra acumulación de fuerzas se centra en la independencia ideológica y política del proletariado.
Hablando en plata, las fuerzas dispersas provenientes del antiguo ENAM son muy limitadas en cuanto a la potencialidad que tienen para influir en el proletariado, signo de la derrota histórica del primero. Por ende, en lugar de entrar en debates autorreferenciales, nos parece más oportuno atender a modelos eficientes de cara a la acumulación de fuerzas. Aun así, no cerramos las puertas a un posible trabajo en conjunto con agentes que proceden de ENAM.
Emprendimos la relación con los representantes de Jarki hace año y medio. Deseábamos darles a conocer nuestras propuestas generales y escuchar su postura sobre un posible trato a largo plazo; los miembros de la dirección de Jarki se negaron a hablar con nosotros. Desde entonces, han difundido en su base militante y en otros espacios prejuicios sobre nuestro movimiento y nuestros militantes y a su vez, mentiras sobre nuestros militantes y nuestro contenido. Así, han conseguido contaminar las relaciones de lucha entre las bases sociales de distintos ámbitos, atribuyendo prejuicios basados en mentiras a las relaciones sanas y la afinidad política entre los militantes de ambos movimientos presentes en pueblos y comarcas.
En lo que respecta a la postura teórico-política de Jarki, identificamos esta organización como una suma contradictoria y populista de la independencia del proletariado y nacionalismo revolucionario. Mediante dicha «suma» de significados, buscan atraer a militantes del ciclo político anterior para incorporarlos a su proyecto, en vez de contemplar la integridad y coherencia de sus conceptos políticos. En la práctica de Jarki, igualmente, observamos un partidismo evidente.
Ejemplo de ello son las jornadas de «feminismo de clase» que debían celebrarse este fin de semana. No se comunicó la existencia de dichas jornadas a Itaia, ni se le invitó. Sin embargo, se han servido de referencias personales y políticas que Itaia ha dado a conocer durante años. En una perspectiva revolucionaria no hay lugar para actitudes corporativistas.
En cuanto a Jardun, dicen ser un agente político para coordinar fuerzas. No obstante, nosotros y nosotras no hemos sido invitados a participar en el mismo. El hecho de no habernos invitado nos parece significativo, puesto que somos un movimiento formado por diversos militantes y agentes. De la misma manera, pensamos que, si se pretenden sumar fuerzas constructivamente, es imprescindible que entre los agentes políticos haya una relación entre iguales. No nos parece que, en nombre de la unión de fuerzas, unos agentes en concreto –en este caso Jarki y Eusko Ekintza, mediante una supuesta coordinadora de acumulación de fuerzas– dispongan del monopolio del derecho a voto y establezcan por su cuenta la lista de invitados. Además, la suma de fuerzas no consiste en exigir a los demás agentes la asunción de las bases que cada uno haya establecido por su cuenta, sino en la conversación entre iguales y en la voluntad de obtener las propuestas más desarrolladas posibles.
Sobre Hauspoa --o el espacio político que engloba-- podemos decir que han publicado algunos documentos en las redes sociales; aparte de dicha información, ignoramos por completo sus futuras intenciones. Sí hemos desarrollado una relación prolongada con algunos de sus representantes, e incluso les presentamos ciertas propuestas organizativas hace año y medio, las cuales renunciaron justificando estar inmersos en un debate interno. Nosotros y nosotras respetamos su decisión, buscando tener una buena relación con la organización. Sin embargo, de forma repentina, el mes de septiembre del año pasado nos comunicaron su decisión de interrumpir las relaciones nacionales con nosotros por causa de «desconfianzas personales». A nuestro parecer, las desconfianzas personales no deberían condicionar los acuerdos estratégicos entre organizaciones revolucionarias, sino que deberían desplazarse a un segundo plano, priorizando ante todo la racionalidad de los contenidos políticos.
Desde la interrupción de nuestra relación, aun manteniendo el trato con nosotros, difundieron críticas personalistas contra nuestros militantes e información falsa sobre nuestro contenido. Por si esto fuera poco, en algunos lugares estos militantes han unido fuerzas con la Izquierda Abertzale Oficialista en contra de nuestro movimiento, por ejemplo, realizando tácticas conjuntas para aislar a nuestros militantes. Aunque si dispongamos de una postura crítica sobre la posición política que han mantenido hasta ahora, respetaremos sus ritmos y haremos pública una valoración más desarrollada a medida que desarrollen su práctica.
Dicho todo esto, he aquí nuestra opinión: los representantes de los grupos mencionados carecen de voluntad necesaria para llegar a acuerdos resultantes en una unión real de fuerzas y, a su vez, carecen de contenidos propios. Los responsables de estos grupos, aun viendo su falta de hegemonía entre los agentes independentistas y socialistas y, en falta de un marco teórico propio, conscientes de su falta de propuestas estratégicas particulares, rechazan toda propuesta para hablar con nosotros y, ni qué decir, para llegar a acuerdos. Al contrario, han sembrado desconfianza en torno a nosotros entre militantes con voluntad revolucionaria y han puesto así en peligro la posibilidad de una acumulación de fuerzas basada en la racionalidad política. Si se pretenden unir fuerzas en el sentido revolucionario, dejar de lado los partidismos y abandonar todo tipo de personalismos son requisitos mínimos que hay que cumplir.
Sin embargo, nos gustaría construir relaciones más saludables con otros agentes independentistas y socialistas, pero en este momento nos parece más oportuno que cada agente continúe trabajando desde su perspectiva y que solo hable en su nombre y con respeto al otro. En efecto, no tenemos ninguna alianza permanente ni ningún vínculo estratégico con Amnistiaren Aldeko eta Errepresioaren Aurkako Mugimendua y Herritar Batasuna, ni con otros agentes que no formen parte del Movimiento Socialista; creemos que de momento debe seguir siendo así. Así mismo, creemos que las disputas y juegos sucios en las redes sociales y fuera de ellas están fuera de lugar. Hemos escrito este texto creyendo necesario hacer pública nuestra relación con los grupos mencionados; a partir de ahora, no tenemos ninguna intención de incidir en estos temas y alargarnos en debates que causan dolor.
Finalmente, comunicamos que, desde el Movimiento Socialista, tal y como lo hemos hecho hasta ahora, estamos dispuestos a hablar –también con los grupos mencionados a lo largo del texto– e intentar entendernos mediante la razón.